05 Enero 2015
EN LA COSTANERA. En 2010, aún como arzobispo de Tucumán, monseñor Villalba recorrió el pobrísimo barrio para llevar sus plegarias a los vecinos. la gaceta / foto de osvaldo ripoll(archivo)
Es domingo y en la Parroquia de la Santa Cruz, en la esquina de Corrientes y avenida de las Américas, parece que no ha ocurrido nada. El templo está cerrado y pareciera que la alegría es sólo de los vecinos: la música a todo volumen sale a borbotones del baúl de un auto, en otra esquina cinco hombres continúan festejando el comienzo de 2015 con vino en caja y los más chicos liquidan los últimos raspafósforos de la temporada. Estamos en el corazón de un barrio que aún no se ha enterado que, entre sus calles, camina un Príncipe de la Iglesia Católica.
El papa Francisco anunció ayer que nombrará cardenal a monseñor Luis Villalba, Arzobispo emérito de Tucumán, durante el consistorio de los días 14 y 15 de febrero en el Vaticano. Allí, otorgará la púrpura cardenalicia a otros 14 prelados del mundo. Villalba, que renunció por su edad al cargo de arzobispo tucumano en junio de 2011, es uno de los cinco prelados jubilados que el pontífice argentino sumará al Colegio Cardenalicio, pero no tendrán derecho a voto en un futuro Cónclave para elegir Papa por tener más de 80 años. “Se trata de cinco arzobispos y obispos eméritos, de diversos países, que se han distinguido por su caridad pastoral en el servicio de la Santa Sede y la Iglesia”, destacó el Papa tras el rezo del Angelus dominical desde la ventana del Departamento Apostólico y ante la multitud presente en la Plaza de San Pedro.
Monseñor Villalba nació en Buenos Aires el 11 de octubre de 1934 e ingresó en el seminario en 1952; fue ordenado sacerdote el 24 de septiembre de 1960 y en 1961 se licenció en Teología e Historia Eclesiástica en la Pontificia Universidad Gregoriana.
En 1967 fue nombrado prefecto del seminario mayor y profesor en la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Buenos Aires; entre 1969 y 1971 fue decano de esa facultad y un año después fue nombrado párroco de Santa Rosa de Lima, en la ciudad de Buenos Aires.
El 20 de octubre de 1984 fue nombrado obispo titular de Ofena y auxiliar de Buenos Aires; el 16 de julio de 1991 fue transferido a la sede de San Martín. Fue administrador apostólico de Santiago del Estero entre agosto de 2005 y mayo de 2006 y, más tarde, arzobispo metropolitano de Tucumán entre el 8 de julio de 1999 y el 10 de junio de 2011, cuando renunció por haber cumplido con la edad máxima permitida por la Iglesia para ostentar ese cargo (75 años). En ese momento, eligió Tucumán como sede para su retiro; vive junto a su hermana, mayor que él, en la parroquia de la Santa Cruz.
Dentro de la Conferencia Episcopal Argentina primero fue vicepresidente por dos mandatos consecutivos entre 2005 y 2011, cuando la presidía Bergoglio, entonces arzobispo de Buenos Aires. De allí nació una profunda amistad y una tarea conjunta con el actual Sumo Pontífice.
El papa Francisco anunció ayer que nombrará cardenal a monseñor Luis Villalba, Arzobispo emérito de Tucumán, durante el consistorio de los días 14 y 15 de febrero en el Vaticano. Allí, otorgará la púrpura cardenalicia a otros 14 prelados del mundo. Villalba, que renunció por su edad al cargo de arzobispo tucumano en junio de 2011, es uno de los cinco prelados jubilados que el pontífice argentino sumará al Colegio Cardenalicio, pero no tendrán derecho a voto en un futuro Cónclave para elegir Papa por tener más de 80 años. “Se trata de cinco arzobispos y obispos eméritos, de diversos países, que se han distinguido por su caridad pastoral en el servicio de la Santa Sede y la Iglesia”, destacó el Papa tras el rezo del Angelus dominical desde la ventana del Departamento Apostólico y ante la multitud presente en la Plaza de San Pedro.
Monseñor Villalba nació en Buenos Aires el 11 de octubre de 1934 e ingresó en el seminario en 1952; fue ordenado sacerdote el 24 de septiembre de 1960 y en 1961 se licenció en Teología e Historia Eclesiástica en la Pontificia Universidad Gregoriana.
En 1967 fue nombrado prefecto del seminario mayor y profesor en la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Buenos Aires; entre 1969 y 1971 fue decano de esa facultad y un año después fue nombrado párroco de Santa Rosa de Lima, en la ciudad de Buenos Aires.
El 20 de octubre de 1984 fue nombrado obispo titular de Ofena y auxiliar de Buenos Aires; el 16 de julio de 1991 fue transferido a la sede de San Martín. Fue administrador apostólico de Santiago del Estero entre agosto de 2005 y mayo de 2006 y, más tarde, arzobispo metropolitano de Tucumán entre el 8 de julio de 1999 y el 10 de junio de 2011, cuando renunció por haber cumplido con la edad máxima permitida por la Iglesia para ostentar ese cargo (75 años). En ese momento, eligió Tucumán como sede para su retiro; vive junto a su hermana, mayor que él, en la parroquia de la Santa Cruz.
Dentro de la Conferencia Episcopal Argentina primero fue vicepresidente por dos mandatos consecutivos entre 2005 y 2011, cuando la presidía Bergoglio, entonces arzobispo de Buenos Aires. De allí nació una profunda amistad y una tarea conjunta con el actual Sumo Pontífice.
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