Las soluciones de Alperovich

Un boyero que apacentaba un hato de bueyes perdió un ternero. Lo buscó, recorriendo los alrededores sin encontrarlo. Entonces prometió a Zeus sacrificarle un cabrito si descubría quién se lo había robado. Entró de inmediato al bosque y vio a un león comiéndose al ternero. Levantó aterrado las manos al cielo gritando: - ¡Oh grandioso Zeus, antes te prometí inmolarte un cabrito si encontraba al ladrón; pero ahora te prometo sacrificar un toro si consigo no caer en las garras del ladrón! Moraleja: Cuando busques una solución, ten presente que al encontrarla, esta a su vez puede convertirse en el siguiente problema. (Fábula de Esopo)

El sistema de gobierno que forjó José Alperovich durante sus tres mandatos está plagado de vericuetos que, casi 12 años después, comienzan a traerle dolores de cabeza. El Pacto Social fue una genialidad de aquel ministro-maravilla que supo solucionarle varios problemas a Julio Miranda. De un plumazo, le puso fin a las protestas de municipales por sueldos impagos; le quitó el manejo de la caja a los intendentes “traviesos”, y transformó a los jefes municipales en obedientes obreros políticos del gobernador. Por ello hoy el interior es de Alperovich: toda obra y todo logro es suyo, no del intendente. El anuncio del fin del Pacto Social lo ubica en condiciones de reforzar aquella morsa aprisionadora, cuya rosca se había gastado con el paso del tiempo. Ahora los de tierra adentro deberán pasar por la disciplinadora Casa de Gobierno y fijar nuevas reglas, que tendrán el sello del año electoral. Pero el anuncio ya generó algunas rispideces dentro del propio Poder Ejecutivo: varios funcionarios se siguen preguntando de dónde sacó el ministro del Interior Osvaldo Jaldo los números que hizo públicos. Al parecer, las cifras no coincidirían del todo con las que tienen “en los papeles” otros funcionarios e intendentes que a golpes de puño en los escritorios exigen explicaciones.

Otra “solución” que ahora le está generando problemas al gobernador es la de la figura de Edmundo Jiménez. El sigiloso ministro que supo pilotear los problemas gremiales y judiciales del Ejecutivo se mudó a los Tribunales Penales hace apenas meses y algunos de sus ex compañeros de oficina del PE ya le quitaron el saludo. “Pirincho” no se cansa de lanzar dardos contra la política de seguridad del Gobierno que él mismo integró. Además, allí vinculan un durísimo informe de la fiscala Adriana Giannoni sobre la inseguridad en Yerba Buena (dijo que el 85% de los delitos contra la propiedad no se resuelve y que el accionar policial es “ineficiente”) al robo que sufrió en su vivienda el hijo del ministro de la Corte hace dos semanas. Jiménez habría montado en cólera porque ni siquiera tremenda autoridad judicial consiguió que la policía halle al culpable.

A su vez, en los despachos judiciales de la avenida Sarmiento murmuran que una presunta -y recontrarecargada- boleta de sueldo que atribuyen a Jiménez se hizo pública por las redes sociales de la mano de furiosos inquilinos del Palacio Gubernamental. Habrá que seguir de cerca cómo evoluciona este “problema” que devino de la solución de Alperovich, de poner a un hombre cercano suyo en el PJ (Poder Judicial).

Pero quizás el peor de los errores que cometió el mandatario es -por decirlo de alguna manera- el más infantil: Alperovich presumió durante una década que en diciembre paga dos sueldos y medio a los estatales. Cada año, anuncia con bombos y platillos la continuidad de esa otra genialidad suya que garantizaba miles de millones de pesos en mano de los estatales y volcados al mercado. Este año rompió su promesa. Hasta ayer a la tarde, en la página del Ministerio de Economía ni siquiera estaba publicado el cronograma de pagos que ya a fines de diciembre debería haberse publicitado. En el sitio web figura el pago del medio aguinaldo y del 20% (“proporcional”) que adelanta el PE, pero nada decía sobre el “complementario” (el 80% restante). De esta forma, es posible que pasado el 10 de enero el Gobierno logre culminar con el pago de los dos sueldos y medio que los agentes de la administración pública iban a recibir antes de despedir el año. Varios gremios ya pusieron el grito en el cielo, sin hablar de los 80.000 estatales que - “malacostumbrados”- están que trinan con el retraso.

Ni hablar de las soluciones “Amaya” y “La Cámpora”. El gobernador sumó a uno (para recuperar la capital para el peronismo) y a otro (para congraciarse con CFK) sin formular grandes reflexiones y hoy observa como ambos lo complican. Como el pastor que vio al león.

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