Embarrados hasta el cuello

Las miles de familias inundadas en el sur padecen por los años de imprevisión y las eternas soluciones de emergencia. Los gobernantes, aislados en sus escándalos y en la polìtica, sólo responden con más medidas de emergencia

Embarrados hasta el cuello
“Los bosques nativos abren paso a los bosques artificiales. El orden, orden militar, orden industrial, triunfa sobre el caos natural. Parecen soldados en fila los pinos y los eucaliptos de exportación que marchan rumbo al mercado internacional. Fast food, fast wood: los bosques artificiales crecen en un ratito y se venden en un santiamén ...(...)... estos criaderos de madera resecan la tierra y arruinan los suelos. En ellos no cantan los pájaros. La gente los llama los bosques del silencio” Eduardo Galeano,

Abra un bolso. Ponga allí su ropa interior, sus pantalones, vestidos, camisas, sacos, ropa de trabajo, de salir, de deporte y de entrecasa, sus zapatos, zapatillas y pantuflas, todo lo que usa. Agregue sus cosméticos, afeitadora, cepillo de dientes, peine, secador de pelo. Imagine que a ese bolso se lo lleva la inundación, junto con los bolsos de cada uno de los integrantes de su familia. Agregue la heladera, la cocina, las camas completas, los juguetes, todos los utensilios, las sillas, las mesas, los teléfonos, los libros, los documentos, tarjetas y todos los papeles de la familia. La casa entera ha quedado llena de barro. ¿Cuánto se ha perdido? ¿Cuánto puede demorar usted en reemplazar todo eso? Multiplíquelo por 2.700 familias. O por 12.000 personas. Más o menos, esos son los damnificados por la feroz tormenta de la semana pasada en Río Chico, Alberdi y La Cocha, al sur de la provincia. “Lo único que nos queda es hacernos oír a viva voz, porque estamos en la calle, con lo puesto”, dijo Ramón Molina, de Colonia 1, Santa Ana.

Otros problemas
Los inundados del sur tucumano corren riesgo de volver a anegarse por estos días, aunque esta vez ellos -y la responsabilidad estatal por sus padecimientos- podrían quedar tapados por el barro del olvido que arrastran los escándalos nacionales -18 F, la Presidenta imputada, puras dudas respecto de la muerte del fiscal que la denunció- y provinciales. Al gobernador José Alperovich la tormenta que arrasó con las pertenencias de esos 12.000 tucumanos lo sorprendió envuelto en otros problemas: el escándalo de la comisaría de Concepción, la interna del PJ -con el portazo de Domingo Amaya- y el escrache internacional que los fondos buitre hicieron a 14 funcionarios nacionales, entre ellos los tucumanos Juan Manzur, Eduardo Garvich y Gabriel Yedlin. Alperovich fue el viernes de la semana pasada a la escuela Frías Silva de Aguilares, junto al ministro del Interior, Osvaldo Jaldo, para enterarse de lo que había ocurrido. Los damnificados estaban unos pocos kilómetros más al sur, donde fue necesario cortar la ruta 38, que se había transformado en un dique que convertía en lagunas los pueblos cercanos (Santa Ana y Río Chico). Esos vecinos cortaron la ruta 38 durante una semana. También los vecinos de Los Sarmiento (al oeste de Aguilares) cortaron la ruta para protestar de igual modo. Pidieron que el gobernador los visite. Pero pocos funcionarios fueron; más bien dejaron la promesa de que se les entregarán colchones y mercadería (a los que protestaban junto a la ruta cortada les dieron subsidios de $ 4.000), que se les duplicarán por dos meses las asignaciones familiares y que irán diez equipos a examinar los problemas en diez zonas. También se decretó la emergencia social en el sur.

La reincidente inundación
¿Cómo se explica lo que sucedió? El barrio Santa Rosa de Río Chico ya lleva cinco inundaciones recientes (dos en 20 días). El intendente de Aguilares, Agustín Fernández, analizó que fue “la peor inundación de la última década (y no creo que sea la última)”. Él y los expertos explicaron que la naturaleza se desbordó; llovieron 200 mm en 3 horas.

Pero ya en años anteriores hubo otras inundaciones que en su momento fueron consideradas las peores de la última década. Los vecinos de Alberdi, que hoy están construyendo defensas de mampostería en las veredas porque el camino de La Calera se transformó en una tromba salvaje que anegó el 70% de la ciudad, recuerdan que el 19 de febrero del año pasado también ocurrió “lo peor”, cuando llovieron 240 mm. Y recuerdan la inundación de 2006.

El agrimensor Héctor Gallo, de Alberdi, denunció que “hicieron desaparecer el bosque”. Se refiere a la tala feroz en el pedemonte, en la franja que recorre por el oeste el “Camino de la producción”, construido en 2007 entre Aguilares y Los Pizarro (unos 40 km), en zonas al oeste, donde surgieron fincas de arándano, caña y soja. El ingeniero Luis Brodersen, presidente de la Cámara de Empresarios de Aguilares, dice que “todos ven los camiones que bajan con los troncos y nadie hace nada. Hay políticos oficialistas que compraron terrenos por 2 pesos y están desmontando”. El intendente de Alberdi, Luis Campos, había mencionado el año pasado la tala de bosques. Pero del único que se conoce que haya cortado árboles es el legislador oficialista José Conte, que fue denunciado por una comunidad indígena en Arcadia (Concepción) y que fue multado tímidamente por Medio Ambiente. No han sido denunciados otros desmontadores. El ex intendente de Alberdi, Alberto Darnay (cercano al opositor José Cano), coincide con Brodersen y dice que varios conocidos legisladores oficialistas tienen amplios predios en el pedemonte.

¿Cómo corroborar la desaparición de los bosques? Alejandro Brown, de la Fundación Pro Yungas, minimiza esto. Dice que las cuencas en el sur tucumano están bien conservadas y pone el acento en las obras de la política, que construye barrios donde no se debe y con obras de floja infraestructura.

En este sentido, Brodersen y Darnay explican que no se han mantenido los canales y los ríos. Los canales están tapados de residuos y los ríos están colmatados o casi llenos. No se hizo el dragado. Lo dice el intendente Fernández cuando habla de la colmatación de los cauces de agua y la falta de obras hidráulicas. Apenas se entiende la parsimonia de las vialidades: mientras los vecinos del barrio Santa Rosa estaban tapados de barro hasta la cabeza, demoraron una semana en llevar un tubo para permitir el paso del agua y habilitar la ruta 38 cortada.

Además, la década pasada ha sido generosa en pavimento pero no en desagües, denuncia el ingeniero civil José Ricardo Ascárate (también opositor), que sentencia que se han hecho obras de emergencia pero sin planificación a largo plazo. Esta zona tiene tres largas vías que operan como terraplenes y alteran la bajada de las aguas del cerro: el Camino de la Producción (con pocas alcantarillas y salidas de desagüe), la vía del tren, la ruta 38 y la ruta 38 nueva. Todos diques que traban el escurrimiento del agua de oeste a este. Brodersen dice que la 38 nueva, de Aguilares a Alberdi (aún no habilitada) “no tiene ni una alcantarilla. Es otro dique”.

El intendente Campos exhibe como logro el Canal de Cintura, cuya construcción comenzó en octubre, que derivará el agua que baja violentamente del cerro hacia el arroyo Matazambi, al norte de Alberdi. El canal venía siendo pedido por los vecinos desde 2007. Se trata de una obra del plan Más Cerca, entregada por adjudicación directa a la firma Neocon por 38 millones de pesos, con plazo de ocho meses. Debería estar lista en mayo, pero, según Darnay, sólo se han construido 65 metros de los seis kilómetros de obra, porque atraviesa campos privados que no han sido expropiados ni cedidos por sus propietarios.

Buscando responsables
Responsables de la obra son la Secretaría de Obras Públicas de la Provincia y también la Municipalidad. A la Secretaría provincial debería controlarla el Tribunal de Cuentas. A la Municipalidad de Alberdi debería perseguirla el Concejo Deliberante. Pero la titular del Concejo es la esposa del intendente. Control cero.

La naturaleza tiene sus ciclos de sequía y de lluvias abundantes. Hay quienes dicen que la naturaleza recuerda cada cierto tiempo y resucita los ríos dormidos y los hace brotar por los poros de las paredes (como dice Eduardo Galeano). A veces con ferocidad, como ocurrió con el alud de agua y barro en El Rodeo hace un año, que causó gran destrucción y la muerte de 14 personas. Ascárate replica que en los cálculos de obras viales y urbanas se contempla el régimen de lluvias y sus períodos. La falta de desagües indica que esos cálculos no se hicieron en muchas obras de esta década en la que se gastaron más de 100.000 millones en presupuestos públicos, en una provincia que nunca abandonó la ley de emergencia aunque derrochaba abundancia para ciertos sectores. “Hay que trabajar y hacer, la gente apreciará lo que hemos hecho cuando nos vayamos”, dijo Alperovich esta semana. Y agregó: “sentamos las bases para que Tucumán despegue”.

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