Actuar ante el cambio climático

El sector agropecuario tiene nuevos desafíos para poder mejorar el aporte al medio ambiente. Los productores vienen desarrollando estas medidas en los últimos 20 años. Se necesita institucionalizar las mesas de diálogo para un trabajo público-privado.

Últimamente, los especialistas dedicados a estudiar el medio ambiente manifiestan, en diferentes medios informativos, los graves problemas que está ocasionando el calentamiento global y qué es lo que deberíamos hacer para aminorar sus efectos en el planeta tierra

En el Foro Internacional sobre “el clima está cambiando”, organizado por el Minagri hace unos días, el mensaje que se envió fue que cada uno de los sectores e individuos tienen muchos para aportar en sus actividades diarias, con el fin de detener el avance del calentamiento global por la emanación de dióxido de carbono.

Ante este hecho, el consultor agropecuario Arturo Navarro se refirió a que la actividad antrópica está emitiendo, aproximadamente, el doble de dióxido de carbono del que puede absorber la naturaleza a través de sus bosques y océanos.

El calentamiento global es la elevación de las temperaturas debido a las emisiones de gases de efectos invernadero. Aumentos de lluvias en centro y norte del país, el incremento de la duración y frecuencia de sequías en el centro y norte de la Argentina, y de la duración y frecuencia de sequías en el oeste y el sur, multiplicación de eventos climáticos extremos, más enfermedades de los cultivos de granos.

Éstos son algunos de los daños que se están sintiendo en el territorio argentino y que podrían repetirse, con un nivel creciente, en los próximos años o décadas.

Las intensas lluvias de febrero y marzo confirman la veracidad del diagnóstico. En todas las provincias del centro norte y del NEA y NOA, las grandes tormentas, tornados y lluvias torrenciales provocaron en algunos lugares precipitaciones que han superado en un mes el promedio anual, destruyendo poblaciones, rutas, puentes y grandes cultivos provocando sustanciales pérdidas.

A este fenómeno actual debemos sumarle las sequías e inundaciones ocurridas en 2014 en el centro del país, como la sequía desde hace más de un año que viene soportando la Patagonia norte y sur, situación que dispuso las condiciones para que ocurrieran en esas zonas los grandes incendios del último verano.

Por lo tanto, el sector agropecuario se planta ante muchos desafíos para poder mejorar el aporte que vienen haciendo los productores en los últimos 20 años, como fue la siembra directa, menor uso y mejores agroquímicos, menor uso de agua y la utilización de semillas de calidad genéticamente modificadas para una efectiva adaptación a cada región.

Está pendiente, cuando cambien las políticas del gobierno, mejorar las rotaciones de los cultivos, reemplazando muchas áreas de soja con siembra de maíz y trigo para aumentar el aporte del sector a la sostenibilidad de los suelos y a una mejor producción por hectárea, como recomendó el Foro sobre el calentamiento global.

El NOA es una región que de manera imperiosa necesita sostener y, por supuesto, aumentar el cultivo de maíz para el éxito del sistema productivo. Pero bajo las actuales condiciones de producción y comercialización de este grano, es actualmente prohibitivo para los productores de la región, aun sin importar su escala productiva.

Es necesario para ello la toma de decisiones políticas que fomenten su cultivo, ya que la producción de granos en esta región, a raíz de sus características agroclimáticas y geográficas, debe ser considerada como economía regional. La producción de este cereal estival también debe tener incentivos que impulsen al hombre de campo a producirlo.

Ante este hecho indiscutible de la realidad que está viviendo el agro por el calentamiento global, se necesita urgentemente institucionalizar las mesas de diálogo para un trabajo público-privado, para mejorar lo que se está haciendo e instrumentar las políticas de estado faltantes, apuntando a aumentar y mejorar las producciones, sin agravar el calentamiento global.

Entre los espacios de discusión, existe la mesa de desarrollo de la biotecnología, el mejor uso y aumento del agua para el riego en el país y cómo mejorar los seguros agrícolas para atenuar los riesgos que sufre el agro por los eventos climáticos, sean previsibles o no.

Sobre este último punto, Navarro fue elocuente: es necesario una política que proteja al productor y la agroindustria, que debería diseñarse a través de dos instrumentos principales que ya se usan en todo el mundo.

Una política para incentivar un mayor uso de los seguros y una política para crear un Fondo Nacional Permanente para atender todos los daños de los bienes que no son asegurables. Esas herramientas deberían ser consideradas por las autoridades de turno y brindar nuevos apoyos al sector agropecuario nacional y regional.

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