12 Agosto 2015
MUCHO AFECTO. Antes de que comience el partido, Rivoira se acercó al banco “decano” para saludar a Azconzábal -quien lo sucedió en el cargo el año pasado- y a varios de sus ex dirigidos. foto de ariel carreras (especial para la gaceta)
Fue quizás el momento más esperado del partido, simplemente por el hecho del reencuentro de viejos afectos. De un lado, Atlético, del otro, Héctor Rivoira, el único hombre en llevar al “decano” al fútbol de Primera en la temporada 2008/09. La relación entre jugadores y el técnico, al menos por lo que se vio desde la eterna tribuna donde están las cabinas de transmisión, fue la de un abuelo que tiene lejos a su nieto pero que cuando lo ve no pierde la oportunidad para ponerse al día con su vida.
Si en el pasado reciente Rivoira se fue por la puerta de atrás y Atlético se quedó sin su segundo pase a la A, el tiempo curó una herida que para ambas partes quizás sea eterna. Antes, en la zona de vestuarios hubo pequeños encuentros con el DT. Previo al pitazo del juez Facundo Tello también. “Chulo” pasó por el banco visitante y se fundió en un abrazo con la mayoría de los jugadores, incluido un ex pupilo suyo, hoy colega: Juan Manuel Azconzábal.
La siguió con Sebastián Longo, Cristian Menéndez (su goleador) y así sucesivamente. También buscó a Luis Rodríguez, su pequeña máquina de hacer goles cuando su “decano” arrasó en aquella B Nacional que lo consagró.
Fue una tarde-noche especial en Alta Córdoba, porque si Rivoira no podrá olvidarse nunca del afecto albiceleste tampoco puede hacerlo Claudio Sarría, el cerebro del Atlético que ascendió del extinto Argentino A (hoy Federal A) a la B Nacional con Jorge Solari y que después mandó con “Chulo” como capitán del barco.
“Capé”, hombre de la “gloria” (es DT de la Quinta), vio el partido con el corazón dividido. “Ninguno de los dos supo sacarse ventaja, lo que pasó es que el que pegó primero, Instituto, terminó quedándose en el partido”, destacó el moreno que luego repartió flores.
“Los dos son equipos grandes de la categoría que a lo mejor deberían haber ascendido el año pasado. Si siguen de esta manera, Atlético e Instituto van a lograr los dos ascensos”, aseguró “Capé”, que a la salida esperó al “Vasco” con quien se puso al día.
“Hoy en el debe nos falta efectividad en el área rival... estuvimos imprecisos. Pero decir mala suerte sería una excusa”, sostuvo Azconzábal, que no ocultó una gran verdad. “Al fútbol se gana con goles”.
El golpe de González, sólo un susto
El golpe que recibió Leandro González en una de sus rodillas fue sólo eso, un golpe que no lo condicionará para jugar el próximo domingo, a las 21.30, contra Santamarina. El árbitro será Sergio Pezzotta.
Un partido aparte
Fue constante la lucha entre Cáceres y Burzio, de Instituto. Los dos se dieron de lo lindo y no fueron echados de milagro. Al inicio del partido Burzio le puso una mano en el cuello al uruguayo pero el juez no lo vio.
No hay descanso para el plantel
Después de la cena, el plantel emprendió la vuelta a Tucumán. La actividad comenzará por la tarde. No habrá descanso, debido a la proximidad del encuentro contra los de Tandil.
Al borde de cumplirse la ley del ex
Sergio Rodríguez Budes, que no fue tenido en cuenta por Azconzábal al inicio de la pretemporada, casi le marca a Atlético. Fue en un tiro libre que surcó el área chica hasta que el uruguayo se llevó por delante el balón con la cabeza. La pelota rebotó en el palo.
Pintadas que hablan
“Ascenso o muerte”, rezaban las paredes del estadio Juan Domingo Perón (foto), obra y gracia de la barrabrava de la “gloria”.
Si en el pasado reciente Rivoira se fue por la puerta de atrás y Atlético se quedó sin su segundo pase a la A, el tiempo curó una herida que para ambas partes quizás sea eterna. Antes, en la zona de vestuarios hubo pequeños encuentros con el DT. Previo al pitazo del juez Facundo Tello también. “Chulo” pasó por el banco visitante y se fundió en un abrazo con la mayoría de los jugadores, incluido un ex pupilo suyo, hoy colega: Juan Manuel Azconzábal.
La siguió con Sebastián Longo, Cristian Menéndez (su goleador) y así sucesivamente. También buscó a Luis Rodríguez, su pequeña máquina de hacer goles cuando su “decano” arrasó en aquella B Nacional que lo consagró.
Fue una tarde-noche especial en Alta Córdoba, porque si Rivoira no podrá olvidarse nunca del afecto albiceleste tampoco puede hacerlo Claudio Sarría, el cerebro del Atlético que ascendió del extinto Argentino A (hoy Federal A) a la B Nacional con Jorge Solari y que después mandó con “Chulo” como capitán del barco.
“Capé”, hombre de la “gloria” (es DT de la Quinta), vio el partido con el corazón dividido. “Ninguno de los dos supo sacarse ventaja, lo que pasó es que el que pegó primero, Instituto, terminó quedándose en el partido”, destacó el moreno que luego repartió flores.
“Los dos son equipos grandes de la categoría que a lo mejor deberían haber ascendido el año pasado. Si siguen de esta manera, Atlético e Instituto van a lograr los dos ascensos”, aseguró “Capé”, que a la salida esperó al “Vasco” con quien se puso al día.
“Hoy en el debe nos falta efectividad en el área rival... estuvimos imprecisos. Pero decir mala suerte sería una excusa”, sostuvo Azconzábal, que no ocultó una gran verdad. “Al fútbol se gana con goles”.
El golpe de González, sólo un susto
El golpe que recibió Leandro González en una de sus rodillas fue sólo eso, un golpe que no lo condicionará para jugar el próximo domingo, a las 21.30, contra Santamarina. El árbitro será Sergio Pezzotta.
Un partido aparte
Fue constante la lucha entre Cáceres y Burzio, de Instituto. Los dos se dieron de lo lindo y no fueron echados de milagro. Al inicio del partido Burzio le puso una mano en el cuello al uruguayo pero el juez no lo vio.
No hay descanso para el plantel
Después de la cena, el plantel emprendió la vuelta a Tucumán. La actividad comenzará por la tarde. No habrá descanso, debido a la proximidad del encuentro contra los de Tandil.
Al borde de cumplirse la ley del ex
Sergio Rodríguez Budes, que no fue tenido en cuenta por Azconzábal al inicio de la pretemporada, casi le marca a Atlético. Fue en un tiro libre que surcó el área chica hasta que el uruguayo se llevó por delante el balón con la cabeza. La pelota rebotó en el palo.
Pintadas que hablan
“Ascenso o muerte”, rezaban las paredes del estadio Juan Domingo Perón (foto), obra y gracia de la barrabrava de la “gloria”.