03 Enero 2016
- ¿Qué significa Talleres para vos?
- Es mi segunda casa. Allí hice mis pasos como jugador, desde los cuatro años. Es todo. Soy hincha, lo llevo en lo profundo de mi corazón. Soy de los que siempre se acuerdan de sus raíces. Talleres es un club que progresó. Creció muchísimo, seguro que le falta, pero está muy bien encaminado.
- ¿Qué significa tu primo Sebastián Orresta en tu vida deportiva?
- Todo. En 2014 fuimos compañero en Lanús. Fue algo muy lindo para mí. Es mi espejo, mi ídolo. Más allá de la diferencia de edad, yo lo veía en la Selección, en su club. Me daba cuenta de que era diferente a todos, que varios equipos de la Liga lo querían. Yo pensaba: ‘quiero ser como él’. Y la única forma de tener una posibilidad era entrenando y entrenando. Mi mamá se acuerda de que me escapaba de casa, persiguiendo un objetivo. Ya a los 15 años me entrenaba con los mayores y debuté en la Primera, incluso formaba parte de la plantilla del Federal con Talleres.
- ¿Qué otras personas te moldearon?
- Hubo tres que me marcaron cosas muy importantes. Está Hugo López, el que me decía que pintaba para jugar arriba, que tenía un gran futuro siendo aún un niño. Matías Nieva fue mi principal formador, gran parte de lo que soy se lo debo a él. Y después aparece Mario Vildoza. Por eso siempre resalto que el básquet es mi vida.
- ¿Fue duro irte?
- Es muy difícil desprenderse de la familia y estar muy lejos. Pero mi gente sabe que estoy feliz por lo que estoy haciendo. En Lanús el trato es excelente. Vivo en un departamento a pocas cuadras del estadio; almuerzo y ceno en el club.
- Es mi segunda casa. Allí hice mis pasos como jugador, desde los cuatro años. Es todo. Soy hincha, lo llevo en lo profundo de mi corazón. Soy de los que siempre se acuerdan de sus raíces. Talleres es un club que progresó. Creció muchísimo, seguro que le falta, pero está muy bien encaminado.
- ¿Qué significa tu primo Sebastián Orresta en tu vida deportiva?
- Todo. En 2014 fuimos compañero en Lanús. Fue algo muy lindo para mí. Es mi espejo, mi ídolo. Más allá de la diferencia de edad, yo lo veía en la Selección, en su club. Me daba cuenta de que era diferente a todos, que varios equipos de la Liga lo querían. Yo pensaba: ‘quiero ser como él’. Y la única forma de tener una posibilidad era entrenando y entrenando. Mi mamá se acuerda de que me escapaba de casa, persiguiendo un objetivo. Ya a los 15 años me entrenaba con los mayores y debuté en la Primera, incluso formaba parte de la plantilla del Federal con Talleres.
- ¿Qué otras personas te moldearon?
- Hubo tres que me marcaron cosas muy importantes. Está Hugo López, el que me decía que pintaba para jugar arriba, que tenía un gran futuro siendo aún un niño. Matías Nieva fue mi principal formador, gran parte de lo que soy se lo debo a él. Y después aparece Mario Vildoza. Por eso siempre resalto que el básquet es mi vida.
- ¿Fue duro irte?
- Es muy difícil desprenderse de la familia y estar muy lejos. Pero mi gente sabe que estoy feliz por lo que estoy haciendo. En Lanús el trato es excelente. Vivo en un departamento a pocas cuadras del estadio; almuerzo y ceno en el club.
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