08 Febrero 2017
Uno de los grupos de hinchas de Atlético que no pudo llegar a Quito cambiaron las lágrimas de tristeza por las de alegría. Luego de que su expedición se vea frustrada por problemas con la empresa de turismo que contrataron, se organizaron en un pequeño pueblo ecuatoriano para ver la histórica clasificación de Atlético ante El Nacional.
Vestidos de celeste y blanco, decenas de fanáticos del "Decano" se reunieron en un bar que no tenía pensado abrir sus puertas el martes por la noche: la llegada de los tucumanos hizo cambiar de idea al dueño del local, quien habilitó las instalaciones para que los visitantes puedan seguir el encuentro de la fase 2 de la Copa Libertadores.
"Encontramos un lugar para descansar y bañarnos luego de tres días de viaje en colectivo. Era como una villa, en el límite entre Perú y Ecuador. El local donde vimos el partido era como un boliche, que lo abrieron sólo para que sigamos el encuentro. Éramos más de 60 personas", comentó Santiago Solar.
Cuando parecía que iban a vivir el peor días de sus vidas, Atlético les dio una alegría. Los de Pablo Lavallén consiguieron un triunfo del que se habló en todo el mundo y los fanáticos festejaron en un pueblo en el que nunca se imaginaron estar. "Fue impresionante lo que vivimos. No nos importó nada del viaje, lo vivimos como si estuviéramos en él estadio", todavía emocionado por la epopeya de los de 25 de Mayo y Chile.
Uno de los grupos de hinchas de Atlético que no pudo llegar a Quito cambiaron las lágrimas de tristeza por las de alegría. Luego de que su expedición se vea frustrada por problemas con la empresa de turismo que contrataron, se organizaron en un pequeño pueblo ecuatoriano para ver la histórica clasificación de Atlético ante El Nacional.Vestidos de celeste y blanco, decenas de fanáticos del "Decano" se reunieron en un bar que no tenía pensado abrir sus puertas el martes por la noche: la llegada de los tucumanos hizo cambiar de idea al dueño del local, quien habilitó las instalaciones para que los visitantes puedan seguir el encuentro de la fase 2 de la Copa Libertadores.
"Encontramos un lugar para descansar y bañarnos luego de tres días de viaje en colectivo. Era como una villa, en el límite entre Perú y Ecuador. El local donde vimos el partido era como un boliche, que lo abrieron sólo para que sigamos el encuentro. Éramos más de 60 personas", comentó Santiago Solar.
Cuando parecía que iban a vivir el peor días de sus vidas, Atlético les dio una alegría. Los de Pablo Lavallén consiguieron un triunfo del que se habló en todo el mundo y los fanáticos festejaron en un pueblo en el que nunca se imaginaron estar. "Fue impresionante lo que nos hizo sentir el equipo. No nos importó nada del viaje, lo vivimos como si estuviéramos en el estadio", todavía emocionado por la epopeya de los de 25 de Mayo y Chile.
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