Por la inflación, se recurre más a las tarjetas y a los préstamos
Según el BCRA, las familias asalariadas utilizan los empréstitos para afrontar gastos corrientes, a causa del deterioro de los ingresos Un especialista advirtió sobre el aumento de la morosidad crediticia, aunque recalcó que todavía se mantiene estable
El sistema financiero formal provee, en la actualidad, créditos a 14 millones de personas. Según el Banco Central (BCRA), esta cifra representa 550.000 nuevos sujetos de deuda en comparación a los registros de fines de 2015. Este incremento del crédito, según el Informe de Estabilidad Financiera del BCRA, fue impulsado por los préstamos personales y por las tarjetas de crédito que, a la fecha, suman 5,4 y 12,5 millones de deudores, respectivamente. No obstante, según afirmó Raúl Ostengo, especialista en créditos y cobranzas, en los últimos meses creció con vigor la demanda de préstamos personales por sobre las tarjetas de crédito.
El especialista explicó que los programas que impulsó el Gobierno nacional para sincerar los precios y los intereses en las compras con tarjetas, desalentaron, en los últimos meses, el uso de plásticos para financiar operaciones. En cambio, recalcó el incremento en la demanda de préstamos personales destinados al consumo. “La expansión de los préstamos personales es una consecuencia de la elevada inflación, ya que cada vez más familias toman estos créditos para financiar gastos corrientes, debido al deterioro de los salarios”, subrayó Ostengo, en una entrevista con LA GACETA. El otro motivo que impulsa la toma de préstamos personales, por sobre el uso de la tarjeta, es la tasa de interés. En el primer caso, promedia el 42%. En cambio, para el pago mínimo del resumen las tasas de interés pueden superar el 100%.
En base a los datos del BCRA, Ostengo detalló que en los créditos personales la morosidad de las familias es, en promedio, del 3,1%; en las tarjetas ronda el 2,1%; en los prendarios, el 1,6% y en los hipotecarios, el 0,5%.
Para corroborar si el nivel actual de deudores crediticios incrementa los registros de morosidad, habrá que esperar el efecto de las paritarias. “A medida que impacten los aumentos salariales se podrá verificar cómo evoluciona este nivel de endeudamiento”, advirtió el especialista. Sobre este punto, señaló que pese al aumento de los deudores, el nivel de morosidad en el sistema financiero formal se mantiene en niveles normales. No obstante, advirtió que lo que pone en riesgo el crecimiento de la morosidad es, precisamente, la pérdida del poder adquisitivo.
La conducta de pago
En su informe, el BCRA sostuvo que las familias asalariadas representan el sector al que el sistema financiero formal destina el 47% del crédito total al sector privado. En relación a este dato, Ostengo advirtió que los trabajadores en relación de dependencia son, precisamente, los más castigados por la inflación.
“Las paritarias son el parámetro para predecir el comportamiento de pago. Hay entidades que ponen el foco en los porcentajes de aumento acordados en el sector público; otras miran al sector el privado; sin embargo, no ponen el ojo sólo en los porcentajes, sino en la cantidad de meses durante los cuales impactarán los aumentos salariales”, remarcó.
Por otro lado, indicó que, en lo que va de 2017, las paritarias cerraron con variaciones que oscilan entre 20% y 35%. “El impacto de la inflación durante 2016 dejó una pérdida del poder adquisitivo del orden del 6%, que los gremios buscaban recuperar. A la hora de analizar qué debemos esperar en términos de cobranza, hay que esperar que los aumentos acordados comiencen reflejarse en los recibos de sueldo. Desde abril comenzó a notarse que los bolsillos flacos de finales de 2016 y de comienzo de 2017 pudieron acomodarse y destinar parte de los aumentos al pago de deudas crediticias. Es decir, que las paritarias, junto al aguinaldo de mitad de año, son los elementos que estabilizarán las cobranzas”, apuntó.
Por último, observó que en un contexto de regular estabilidad laboral y de nulo crecimiento económico, “la inflación es la peor de todas las amenazas, por que come el bolsillo de los asalariados”. “En general, la morosidad creció en todos los segmentos de crédito pero aún no en niveles para preocuparse”, finalizó Ostengo.