El juicio por un crimen enfrentó a dos clanes en Tribunales

El fiscal Sale no quiere llevar el caso a un debate para evitar más tensión entre los clanes Farías y Reyna, pero el tribunal no resolvió.

 la gaceta / foto de DIEGO ARAOZ la gaceta / foto de DIEGO ARAOZ

La audiencia se desarrolló con un clima de máxima tensión. En el sector izquierdo de la sala, estaban los miembros del Clan Farías. A la derecha, los integrantes de Los Reyna. En el medio, los miembros de un tribunal que debía decidir si Diego Farías debía ser condenado en un juicio abreviado por el crimen de Emanuel “Monito” Reyna a 11 años de prisión. “De alguna manera hay que detener este baño de sangre”, aseguró el fiscal de Cámara Carlos Sale, al argumentar por qué llegó al acuerdo con el defensor del imputado, Gerardo Banegas. Los familiares de la víctima, a través de su representante legal, José María Molina, se opusieron al arreglo. Los jueces escucharon a todas las partes y anunciaron que en los próximos días darán a conocer su decisión sobre el caso.

Farías aceptó ser el autor del crimen del “Monito”, hijo de Mario “El Mono” Reyna, el líder del grupo, que está detenido por una causa de drogas. Reconoció que en el hecho, ocurrido el 17 se julio de 2016, contó con la colaboración de Exequiel Navarro, su sobrino. “Él me apuñaló por la espalda y por esa herida perdí un riñón”, se defendió. Ese homicidio desató una escalada de violencia entre ambos grupos. “El Gordo”, hermano de la víctima de 17 años, acabó con la vida de Gustavo y Fabio Farías (hermano del acusado) y Navarro en menos de 24 meses. “Me hago cargo de lo que hice, pero también pido que se haga justicia por ellos”, les pidió a los magistrados, que le respondieron que eran otros los que debían darle respuestas.

La audiencia se pareció a un partido de fútbol de alto riesgo. Se montó todo un operativo de seguridad para evitar enfrentamientos entre ambas familias. Los Reyna, que se presentaron con remeras en las que estaba impreso el rostro del “Monito”, se ubicaron por España. Los Farías, que utilizaron casacas con las imágenes de sus tres parientes fallecidos, por avenida Sarmiento. Sólo se permitió el ingreso de dos personas por parte. Con el imputado estuvieron su hermana Mónica (vocera de la familia) y su esposa. Cumplieron el rol de representantes de la víctima un tío y la adolescente que estuvo involucrada en la fuga del “Gordo” del Instituto Roca. En la sala se instalaron siete policías para evitar incidentes.

Al “partido” lo jugaron los abogados. “Él mató por traición, de manera premeditada y utilizando un arma de guerra. Se trata de un homicidio agravado y no simple. Se debe realizar el debate para que se despejen todas las dudas”, dijo Molina, el único que se opuso al juicio abreviado, pero cuya opinión no es vinculante. “El cambio que pretende la querella es extemporáneo. Buscamos una manera de llevar paz a un barrio que sólo sabe de tragedias”, agregó Banegas. Sale dijo que llegar a un juicio podría generar más tensión aún. “Pero más allá de la decisión que tome el Tribunal, pido que también se defina una prórroga de la prisión preventiva para el imputado, porque si recupera la libertad corre serio riesgo de ser asesinado”, advirtió.

Los jueces Fabián Fradejas, Gustavo Romagnoli y Luis Morales Lezica, después de escuchar a las partes, anunció que los notificaría en los próximos días si convalidará el acuerdo. Como en el fútbol, las dos familias fueron escoltadas cuando se retiraban para evitar incidentes. Ambos grupos se marcharon insultándose e intercambiando miradas amenazantes, dejando en claro que la condena no les dará paz.

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