Desde adentro y desde afuera

El mundo gira debatiendo, aceptando y rechazando lo que viene allende los límites. El congreso mundial del azúcar servirá para abrir los brazos. En el interior, es hora de decidir y Manzur tiene la margarita en la mano.

El mundo discute el adentro y el afuera. Los grandes problemas de Donald Trump se reducen a un muro. Del otro lado del paredón no está el presidente de los Estados Unidos, están los otros, el afuera. En Europa el reloj londinense ha comenzado una cuenta regresiva que termina el 29 de marzo. Theresa May lucha, discute y acuerda porque su país ha decidido estar fuera. El adentro exige y el afuera huele a incertidumbre. Nicolás Maduro prefiere estar dentro. Es el afuera el que le hace cosquillas. Hay quienes desde adentro les piden a los de afuera que entren, porque para entrar necesitan que sus cuestiones salgan. Y lo curioso es que esta semana, en la que asumió, el heredero de Hugo Chávez tuvo que salir para defender el adentro al cual se aferra.

No es nuevo. El mundo no puede vivir aislado. El muro finalmente se derrumba. La democracia argentina es hija de ese afuera que miraba adentro. Las manifestaciones que se hacían en las calles europeas golpeaban las puertas de la dictadura. Jugadores de fútbol de tierras de afuera no entraban porque no había libertad. Hoy se respira oxígeno más puro porque desde afuera lo insuflaron. Es difícil vivir adentro sin el afuera. A la larga, entra.

Tucumán creció por dentro con la mirada atenta del afuera. Hace apenas 203 años la provincia se hizo famosa por romper las cadenas con el afuera. Se declaró la independencia. Y, hace apenas tres años, las miradas de afuera se pusieron encima de Tucumán y se vanagloriaron de la unidad y el abrazo largo del tucumano. En 2006 había pasado lo mismo: los de afuera habían venido a la Cumbre Latinoamericana y los anfitriones habían estado a la altura de las circunstancias. Da la sensación de que las heridas de adentro se curan cuando llegan los de afuera. Hasta la Universidad Nacional de Tucumán ensanchó sus espaldas cuando los Juan Dalma llegaron desde afuera a hacernos más grandes adentro.

Este 2019 volverá a ser vital. Vendrán de afuera a mirarnos por dentro. Tucumán volverá a estar en la vidriera internacional. Una nueva oportunidad.

Preparando la bienvenida

El 31 de agosto las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias ya habrán dado su último paso. Los comicios tucumanos, en fecha o en off side, ya habrán parido un nuevo gobernador. En ese último día de agosto empezarán a aterrizar más de 2.000 personas que vendrán a Tucumán a participar del Congreso Mundial de Azúcar. Ésa será la denominación vulgar o coloquial, pero en realidad se trata del XXX Congreso de la Sociedad Internacional de Tecnólogos de la Caña de Azúcar. Ese producto del mal olor, de los incendios en medio del campo, de las chimeneas que escupen los “papelitos” negros. El mismo producto que mantiene el PBI de los tucumanos y que este año ha decidido inyectar unos 6 millones de dólares a la economía de la provincia. Por las dudas, también será generoso con el resto del NOA: habrá un pre-congreso y un congreso que se harán en la provincia hasta el 5 de septiembre, y del 6 al 8 de ese mes será el pos-congreso con actividades en Salta y en Jujuy. En estos tiempos de desocupación, se abrirán oportunidades para poder hacer el traslado de los pasajeros y alojar a los asistentes en lugares con estrellas y nublados. Habrá que estar atentos en los servicios de lunch. Estarán de parabienes los que sean capaces de hacer traducciones. Y, como siempre en estas aglomeraciones gratas, se podrán hacer negocios.

Esto no ha sido el resultado de una locura de alguien que hace un año levantó la mano y propuso a Tucumán como sede del Congreso. Una vez más, como en aquel 1816, fueron muchos los que se sentaron alrededor del fogón y decidieron aportar lo que cada uno podía para poder llegar con éxito al final.

Tucumán tiene problemas de identidad. Durante años le costó poder definirse. A veces fue cultura y teatro, allá por las turbulentas décadas del 60 y 70. Otras veces, el orgullo y la identificación se endulzaron con el azúcar. Y otras, Tucumán se tiñó de amarillo limón. Por lo general compitieron y se atacaron, no siempre se tuvo conciencia de que el trabajo conjunto redundaba en el crecimiento de la provincia. La miseria de las dirigencias políticas fue cómplice de esta ralentización (palabra que impuso en esta redacción el fallecido “Pepe” Concha Martínez) de la economía.

De esos desencuentros y de la impericia gubernamental se beneficiaron Salta o Santiago del Estero, que supieron aprovechar los vientos de cola y construyeron sus estadios o centros de convenciones. Sin embargo, el Congreso de Azúcar lo hizo posible y el primer día de septiembre los tucumanos tendrán un lugar para albergar a los más de 2.000 asistentes. Será una verdadera piedra basal para el futuro. Funcionará en uno de los extremos del predio que todos alguna vez transitamos al recorrer la Expo. Se trata de una inversión de casi $ 30 millones que aportaron los privados y la gestión pública. Esta melosa melaza ha podido tapar también una grieta. El afuera le ha dado una gran oportunidad al adentro.

Aterrizaje forzoso

Otro que viene de afuera es el gobernador tucumano. Juan Manzur aterrizará el lunes. Lo esperan las decisiones. Las más importantes son dos: 1) deberá definir quién será el nuevo vocal de la Corte Suprema de Justicia (o por lo menos empezar a deshojar esa margarita). Apenas murió el ex vocal Antonio Gandur, varios anduvieron promocionándose para ocupar una de las cinco sillas más apetecibles de la provincia. 2) En los ámbitos políticos se espera que el gobernador diga algo sobre el adelantamiento de los comicios. Por ahora es una utopía. Aun cuando se derogó el inciso de un artículo, falta que ocurra lo mismo con el artículo 100 de la Carta Magna. Por las dudas, si el gobernador dice que le interesa esa idea, en el Frente Renovador (como si fuera justicialista) ya están trabajando para pedir una ampliación de la decisión judicial y que se declare inconstitucional el límite de 60 días antes de la fecha de asunción (29 de octubre) para elegir autoridades.

En nombre del gobernador

Durante las vacaciones de Manzur hubo una danza de nombres para sentarse en la silla vacante. Alguna vez, a lo largo de este trienio gubernamental, el mandatario provincial utilizó una bucólica terraza de Colalao del Valle para contar sus sueños. “Yo sueño con aquella generación del Centenario. Ésa que hizo todo en Tucumán. Hay que buscar a esa gente para que haga y construya este Tucumán”. Algo muy parecido dijo Manzur cuando dio su primer discurso como gobernador en el teatro San Martín. ¿Será ésta la oportunidad para demostrar ese pensar? Más difícil aún de dilucidar: ¿qué significaría eso al momento de elegir un vocal de Corte? Un miembro de la Corte Suprema de Justicia ¿es un amigo? ¿Es un político que sabe de derecho? ¿Es un abogado consecuente con el poder? ¿Es mujer? ¿Es una cuestión de género o de alguien cuyos conocimientos del derecho están por encima de todo? Todas estas preguntas deberían ser respondidas por el mandatario provincial. Durante su ausencia las opiniones son otras. Los candidatos, también. En el podio se ubica Federico Nazur, a quien en la Casa de Gobierno definen como el candidato del fiscal de Estado, Daniel Leiva, quien ha crecido políticamente de la mano del vicegobernador Osvaldo Jaldo. El segundo lugar de la lista podría ser para una mujer: Malvina Seguí no tiene las preferencias afuera, pero sí dentro de la Corte, donde algún vocal cierta vez le dio crédito para ocupar esa poltrona. Hay quienes en el palacio frente a la plaza Independencia ponen algunas fichas sobre el legislador Marcelo Caponio, un peronista que ha sabido ponerse las casacas alperovichista y manzurista con habilidad. Y oportunamente. Marcela Ruiz, la titular de los magistrados, también figura en las listas de las discusiones de oficina. No faltan aquellos que anotan a otro magistrado: Benjamín Moisá, quien con algunas sentencias ha dejado contento al Ejecutivo. No falta el que señala al propio fiscal de Estado, Leiva, aun a sabiendas de que el chaleco puede quedarle un poco grande. Y hay quienes especulan con que una pieza a analizar sería la del ajedrecista Edmundo Jiménez. Pero no será fácil que el ministro fiscal, rey de una comarca, se preste a convertirse en uno de los cinco cortesanos. Estos nombres ya están sobre el escritorio del gobernador. Hasta ahora el estilo de Manzur ha sido mirar para otro lado y esperar. En este año electoral que promete agrietarse, postergar este tipo de decisiones podría convertirse en un bumerán.

Aquí adentro, la discusión es la misma: si pone adentro a los de afuera o elige quedarse con los de adentro para tener tranquilidad. Mientras tanto, este año las alegrías vendrán a fines de agosto. Y desde afuera.

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