Las redes son una usina de todo tipo de comentarios y de ideas. Y entre tantas publicaciones, hay ocurrencias que acaparan la atención de una gran masa de los usuarios. Esto fue lo que ocurrió durante la semana con el usuario Pablo Carba (@pablocarballido), quien obtuvo una efímera popularidad en Twitter al sugerirle al presidente Alberto Fernández y a la vicepresidenta Cristina Fernández la creación de un billete de $ 10.000 con el rostro de Diego Maradona.
“Si tuviéramos un billete de $ 10.000 de curso legal con la cara de Diego Maradona (o de Lionel Messi), muchos fanáticos en el mundo querrían tenerlo”, hipotetizó. Señaló que ese dinero representa unos U$S 158. “Si 50 millones de personas en el mundo lo cambiaran obtendríamos U$S 7.900 millones sin pedir nada”, bajaró y se convirtió en tendencia.
La idea surgió luego de que el titular del Banco Central, Miguel Ángel Pesce, adelantara que se renovará la familia de billetes para cambiar los animales por próceres y figuras de interés nacional. También dijo que habrá uno de mayor denominación, que podría ser de $ 2.000 o $ 5.000.
El titular del BCRA agregó que la renovación se hará “sin apuro”, porque hay billetes impresos e imprimiéndose. “No vamos a malgastar el dinero que cuesta fabricar esos billetes”, adelantó.
Sin cambios en la cotización
El dólar para la venta al público cerró ayer sin variantes a $ 62,99 promedio, y en la semana también finalizó sin cambios.
En el sector mayorista la moneda estadounidense cedió seis centavos y terminó a $ 59,83, mientras que en el balance semanal avanzó un centavo. El dólar con el recargo del 30% -contemplando el impuesto PAÍS- culminó a $ 81,90. El dólar contado con liquidación (CCL), cuya operatoria cierra más tarde, se vende a $ 73,17, mientras que el dólar MEP cotiza a $ 72,18, con ganancias de 0,6% y 0,9%, en ese orden. Fernando Izzo, de ABC Mercado de Cambios, resaltó “el aumento del volumen operado de 94% (respecto de ayer) llegando a un total, en el sistema Siopel, de US$ 306,7 millones mayorista operados”. Y agregó: “era lógico que, a esta altura del año, los exportadores vendieran lo máximo posible ante un tipo de cambio casi fijo, y los bancos, empresas e inversores también se acoplaron a vender los excedentes de posiciones”.