Patriota y pionero

Larga vida de don Miguel Manuel Padilla.

MIGUEL MANUEL PADILLA. Uno de los dos retratos que ejecutó el pintor Ignacio Baz. MIGUEL MANUEL PADILLA. Uno de los dos retratos que ejecutó el pintor Ignacio Baz.

Antigua data tiene en Tucumán la familia Padilla. En 1772, don Miguel Pérez de Padilla, un mozo español de 24 años, aparece en los documentos. Fue miembro del Cabildo, actuó llevando a Buenos Aires una de la compañías para luchar contra las invasiones inglesas y allí permaneció varios años como comandante de milicias. Murió en 1773. Tuvo varios hijos, que se criaron en las tierras que Pérez de Padilla adquirió a la Junta de Temporalidades.

De su primera nupcia, nació en 1802 don Miguel Manuel Padilla. Se sabe que después de 1840, funcionaba en su planta de Los Lules una rudimentaria fábrica de azúcar movida por trapiches de tracción a sangre.

Desde niño, Miguel Manuel participó con sus hermanos en estos afanes paternos, inscribiendo allí su nombre entre los pioneros de la industria principal. Al mismo tiempo, diversificó su actividad en la cría de hacienda y explotaciones de madera, y fue uno de los primeros tucumanos que realizaron tráfico comercial con las provincias cuyanas, en tropas de mulas. También mantuvo intenso comercio con Salta.

Don Miguel Manuel fue miembro de la Sala de Representantes, y antes había desempeñado el importante cargo de “comisario de guerra” del Ejército del Norte, con cuyo jefe, Manuel Belgrano, mantuvo estrecha amistad. Sostenedor de la Liga del Norte contra Rosas, en 1840, debió exiliarse con posterioridad a la batalla de Famaillá. Su nombre figuró así entre los prófugos que reclamaba el gobernador Celedonio Gutiérrez.

Padilla murió el 7 de enero de 1881. Antes de retirarse, había arrendado su fábrica a dos de sus hijos, José e Isaías, quienes fundaron la sociedad “Padilla Hermanos”, propietaria del ingenio Mercedes. La nomenclatura de calles de San Miguel de Tucumán es deudora de don Miguel Manuel Padilla.

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