23 Marzo 2020

El coronavirus unió a los tucumanos y a los argentinos. Dirigentes oficialistas y opositores se mostraron unidos en una crisis sin precedentes. La pandemia lo requería. En este contexto cargado de incertidumbre quedaron algunas certezas que obligarán mantener algunos cambios. La Justicia, que viene desdibujada, se vio obligada a realizar cambios urgentes. En cuestión de días adelantó cuestiones que llevan años discutiéndose. Por ejemplo, incorporar el uso de la tecnología para dejar de lado los papeles y la presencia de personas en los mostradores. El Ministerio Público Fiscal fue el que tomó la decisión más extrema: salir a la calle para controlar el cumplimiento de la cuarentena preventiva obligatoria. Y lo hizo porque organizó un plan con representantes del ministerio de Seguridad, la Policía, el Siprosa y las fuerzas federales con asiento en la provincia. Entre todos, lograron lo que la sociedad viene reclamando desde hace tiempo: que se hagan cumplir las leyes y más aún en una emergencia sanitaria.

La pandemia en Tucumán generó malestar entre los médicos de la salud pública que salieron a las calles para protestar por la falta de médicos y de elementos de seguridad. La secretaria general de Sitas Adriana Bueno, en LG Play, se encargó de poner paños fríos. Pidió dejar de lado las diferencias con el Gobierno y reclamó que las autoridades del Ministerio de Salud escuchen los reclamos y los concejos que pueden aportar para que el coronavirus no avance en la provincia. En otras palabras, pidió dialogar por el bienestar de todos.

Hay otros personajes anónimos que poco se tienen en cuenta. Con barbijo en el rostro y guantes, los distribuidores de alimentos y de bebidas recorren las calles de la provincia para evitar el desabastecimiento, los empleados de panaderías, pollerías, carnicerías y verdulerías que abandonan sus hogares aseguran que los alimentos no falten en las mesas, los empleados y directivos de supermercados que debieron hacer un esfuerzo importante para contener a millares de tucumanos que invadieron los locales el viernes y el sábado, los expendedores de combustibles que permiten la movilidad. Los choferes de líneas de colectivos y de taxis que garantizan la movilidad de los tucumanos que deben trabajar o cuidar a alguien, los canillitas, los sepultureros, los plomeros y los electricistas que también están presentes para tenerlos informados o para atender cualquier emergencia.

Y están los héroes sociales, los que tienen un enorme compromiso con la comunidad. Son aquellos que llaman la atencion a los chicos cuando los ven jugando en la vereda, quien acomoda la fila en los comercios de los barrios para que respeten la distancia entre personas, el vecino que denuncia a los viajeros que no cumplen con el aislamiento, el miembro del grupo de WhatsApp que reniega y pide cordura a sus pares cuando viralizan alguna información falsa por esa red social. Los que hacen campañas para acabar con los “escraches” a personas que supuestamente están infectadas con el coronavirus, el que se encarga de llamar y ayudar a los mayores o los enfermos que están confinados en sus hogares. Y en esta lista no podían faltar los que brindan concejos y recomendaciones para hacer más llevadera la cuarentena obligatoria.

“De las crisis se aprenden”, es una de las frases que varias generaciones de argentinos vienen escuchando desde hace décadas. Esta emergencia sanitaria es una de ellas. Sería importante que de esta situación se rescaten valores que parecían perdidos en el país: unidad, compromiso, responsabilidad y solidaridad.

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