Los interrogantes de la pandemia

Un veranito. Ese fue el clima que tuvieron las finanzas públicas tucumanas en este julio que se va. No hubo holgura, pero sí menos apremios financieros para saldar los compromisos del Estado provincial, particularmente el pago de salarios a los estatales. La inyección de dinero producto de las recaudaciones ha sido suficiente como para que la gestión del gobernador Juan Manzur pasara la prueba un mes más. Pero esa es una parte de la realidad cotidiana. La otra está puesta en la pandemia del coronavirus. Lastenia se ha convertido en foco de atención por la cantidad de casos positivos de un virus que se disemina con rapidez. La cantidad de contagios ha encendido luces de alerta en todo el sistema de salud y también más allá. No hay persona que, por esas horas, no se pregunte si Tucumán volverá a Fase 1. Hasta ahora, las autoridades desechan esa posibilidad. El propio Manzur salió ayer a decir públicamente que el brote de casos en esa localidad del este provincial estaba controlado. Los resultados de los hisopados demostraban que la situación va in crecendo. De todas maneras, todo parece indicar que el contagio se mantendrá dentro de la zona aislada por dos semanas. Sin embargo, los tuits del intendente de Banda del Río Salí, Darío Monteros, causaron sorpresa. En el primero, el jefe municipal escribió: “De acuerdo al informe oficial del Ministerio de Salud de la provincia y el COE, los últimos resultados arrojan 15 casos de positivos, llegando en total a 42”. El segundo fue más inquietante: “de los cuales 4 casos serían de afuera del perímetro. Los mismos se encuentran aislados en toda la normativa que establece el protocolo para estos casos”. Si la covid-19 ha logrado trasvasar las vallas de las nueve manzanas, la situación se complica. En sólo un fin de semana, las camas de los hospitales de referencia (Centro de Salud y Hospital Eva Perón) comenzaron a poblarse. Era una situación esperada, pero tanto la comunidad médica como la sociedad toda siguen preguntándose dónde se contagió el paciente “cero”.

Las autoridades del Sistema Provincial de Salud creen que está relacionada con la actividad del joven playero en una estación de servicios que, en horario nocturno, se ocupaba de recibir a los camioneros que llegaban por Banda del Río Salí. Y allí surge el siguiente interrogante: si esto fue así, ¿dónde está el camionero que, en principio, también sería positivo de covid-19? Por ahora, en el Ministerio de Salud admiten que los casos que se han registrado son por conglomerados, es decir, que no han salido de una zona determinada. Jujuy es un claro ejemplo de qué es lo que puede suceder en un distrito con transmisión viral comunitaria, en el que el virus se ha expandido por los cuatro puntos cardinales y de una manera acelerada.

El sistema de vigilancia epidemiológica está trabajando a full. Profesionales, técnicos y agentes sanitarios han redoblado tareas en un cuadro cada vez más complicado. Hay compromiso entre ellos, pero también está el temor al contagio de un virus estigmatizante para toda la sociedad, sin distinción de posición social, según los ingresos.

El otro temor está relacionado con lo que se decía al principio, a un retroceso en las flexibilizaciones de actividades que pueden causar más daño a la economía. En la Casa Rosada se informó que la Nación contribuyó con cerca de $ 20.077 millones en el marco de la pandemia por la covid-19, mediante fondos girados de manera directa a la provincia y a través de diferentes programas de apoyo a beneficiarios. Una parte de ese financiamiento fue volcado a las cuentas públicas para que Manzur pueda seguir pagando los sueldos de forma regular. Paralelamente, poco más de la mitad de aquellas suma sirvió para sostener, por un lado, el empleo privado a través del Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) y, por el otro, evitar que la población se empobrezca más al sostener el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE). Ambos son como una suerte de salvavidas para evitar que se desmadren los indicadores socioeconómicos. En medio de esta pandemia, Manzur sigue tejiendo. Su telaraña política procura conformar, el mes que se avecina, el retardado consejo económico y social, en el que no sólo habrá empresarios, industriales y sindicalistas. También pretende incluir a los gobernadores para que el proceso de reconstrucción del país sea de acuerdo con el eslogan de campaña: “Alberto Fernández cogobernando con los 24 gobernadores (incluyendo al jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta)”. Esta coyuntura puede implicar algunos cambios en la estructura de gobierno, no sólo a nivel nacional sino también provincial. La proliferación de casos positivos ha constituido una suerte de termómetro para la gestión en la que los ministros están más expuestos que siempre a la evaluación del gobernador. El titular del Poder Ejecutivo está tomando nota de la capacidad de reacción de sus funcionarios. Su reloj marcará el tiempo de la oxigenación interna que es un hecho, pero según la dinámica manzurista. También hay que estar pendientes de lo que pueda hacer el propio gobernador. Su protagonismo político lo expone ante propios y extraños. Manzur sostiene que no se irá de la provincia y que quiere seguir siendo gobernador. Sin embargo, eso estará sujeto a lo que el Presidente considere como necesario. Si cree que debe seguir piloteando las negociaciones como gobernador o si desembarca, temporalmente, en el gabinete nacional. Todo está abierto.

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