Precauciones a tomar ante el fin del ciclo lectivo

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09 Noviembre 2020

A solo unos pocos días de finalizar el ciclo lectivo, el Ministro de Educación Juan Pabo Litchmajer anunció que los chicos de los últimos años volverán a las escuelas, pero para poner punto final a un año atípico. Durante el anuncio, junto a la ministra de Salud Rossana Chahla, los funcionarios explicaron que para eso presentaron un estricto protocolo acorde a la pandemia y que será el Comité Operativo de Emergencia quien defina los detalles.

No pasó mucho tiempo para que los gremios docentes cuestionen la decisión y pongan el foco en el estado edilicio de las escuelas, que permanecieron todo el año cerradas y sin mantenimiento.

El titular de ATEP, el gremio que reúne a los docentes de escuelas públicas, considera esta decisión un riesgo, sobre todo porque, como dijo en una entrevista en LA GACETA Central, “hay comunidades donde las familias aún están enfermas”. Tampoco el personal de maestranza ha concurrido a trabajar en estos días, por lo cual es de suponer que muchos edificios tendrán, cuanto menos, los pastos altos.

En el mismo sentido, también cuestionaron la decisión los docentes privados. Y aunque no se opusieron a la idea, sí recomendaron “postergar” los actos de colación sin renunciar del todo a propuesta. Para los educadores nucleados en Sadop, el problema radica en que la iniciativa, en el actual contexto, podría representar un “perjuicio epidémico”.

El 2020 transcurrió para la educación como un año rodeado de perjuicios. El temor a los contagios alejó a los estudiantes de las escuelas, y aunque los acercó a las clases virtuales, tener Internet no es sinónimo de estar conectado con el aprendizaje. Por eso, en el mejor de los casos (aquellos alumnos y sus familias que pudieron mantener cierto ritmo porque tenían los medios para conectarse y hacer sus tareas) perciben que el aislamiento los ha perjudicado. Qué decir del resto.

Según un relevamiento de la organización “Argentinos por la Educación”, seis de cada 10 familias consideran que su hijo ha perdido aprendizajes importantes a causa del aislamiento. En el mismo informe, las familias sugirieron cambios en la pedagogía y, en particular, mayor interacción entre docentes y alumnos. Algo que fue complicado de sostener durante la pandemia si tenemos en cuenta que sólo cuatro de cada 10 maestros tienen acceso a una computadora de uso exclusivo.

El año ya termina y el 30 de noviembre, último día de clases, se presenta como la línea de llegada de una carrera a ciegas.

El Ministerio de Educación plantea entonces un “homenaje” a la comunidad educativa. Una celebración a modo de agradecimiento a los alumnos, docentes y familias que se allanaron a las circunstancias e hicieron lo que pudieron. Para el ministro Litchmajer estos esfuerzos demuestran “que la educación no se detuvo”. Aunque fue a paso lento y con algunos tropezones.

El desafío está puesto en rediseñar estrategias y planear un 2021 aún incierto y sujeto a la llegada de las vacunas. Sería recomendable, que las definiciones que tomen las autoridades en materia educativa, tengan presente la situación de emergencia educativa global planteada por Unicef por el cierre de las escuelas y promuevan herramientas que contengan a los “desconectados” de un sistema educativo virtual, que vino para quedarse.

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