¿Cuándo se perdió Tucumán?
Carlos Páez de la Torre (h)*
“Es la pregunta de un millón de dólares. Muy chica para un tema muy grande, imposible de contestar en dos palabras. Comprendo que intrigue a todos. Siempre me preguntan, por ejemplo, dónde está la herencia de la Generación del Centenario, de Juan B. Terán y su Universidad. O si nos acercamos más al presente, de esa época en la que el meridiano de la arquitectura pasaba por Tucumán, con Sacriste, Vivanco, Caminos. O de esa provincia que tenía un Departamento de Artes con Spilimbergo, Alonso, Gómez Cornet. Se contrasta tal cosa con una ciudad como la que vemos. Su centro parece suburbio de aldea, sin ninguno de los edificios maravillosos que podrían haber dejado esos grandes arquitectos, y con casas que no poseen ninguna obra de los legendarios artistas que vivieron en Tucumán… Los miembros de la generación del centenario eran un grupo aislado al comienzo. Terán, en su diario personal, comentaba que lo que hacían no interesaba a nadie. Pero su coherencia, su esfuerzo y su idealismo, nos dejaron finalmente cosas muy grandes y perdurables. Basta pensar en la Universidad, que empezó como una cosa muy modesta y llegó a ser lo que es. O en el Lillo, o en la Estación Experimental, que también fueron obras de esa generación”.
* Historiador. Publicado el 5/4.
La mujer y su cuerpo
Lucía Piossek Prebisch*
“Recuerdo, como si estuviera viéndola, la figura airada y delgadísima de Silvio Frondizi, en una clase de historia en la facultad, allá por 1943, hablándonos de la participación de la mujer en la vida política. ¿Cómo es posible -decía- que no tenga derecho al voto ninguna de mis alumnas aquí presentes, lectoras de obras como las de Mommsen y Henri Pirenne? A partir de entonces pude comprobar, año tras año, los enormes cambios en la condición de la mujer, particularmente a partir de su ingreso en el mundo del trabajo. Hay que reconocer que esto fue posible, en buena parte, por el mejor conocimiento que la mujer tiene ahora de su condición corporal, gracias a la ciencia y la medicina. Y a propósito de su condición corporal, permítame decir algo sobre una cuestión muy delicada. El teatro en el que tiene lugar la dramática discusión actual sobre el aborto -discusión de carácter ético, religioso-teológico, médico, político, sociológico- es el cuerpo de la mujer joven. Pienso que en este punto se toma con un alto grado de simplificación el tema del derecho y la defensa de la vida. ¿Por qué digo simplificación? Porque no se suele distinguir, o casi no se distingue, entre vida biológica y vida biográfica. El dar a luz compromete de por vida, en sentido no sólo biológico, a una mujer, y en mayor medida cuanto más consciente es. Un embarazo fruto de una violación no es sólo un accidente pasajero en una existencia humana. La vida latente de un nuevo ser y la vida real biográfica de una mujer son ambas sagradas. El tratamiento de este problema crucial nunca puede ser simple”.
* Filósofa. Publicado el 22/11.
Escapistas
Mario Bunge*
“Heidegger tuvo éxito porque tuvo el descaro de hacer pasar el disparate por filosofía profunda. Y Wittgenstein tuvo éxito porque no abordó ningún problema filosófico. Ninguno de los dos contribuyó a saber en qué nos distinguimos de los demás animales, que es pensar, o en qué consiste la justicia. Ambos fueron escapistas y ninguno de ellos exigió conocer algo, ni siquiera historia de la filosofía. Wittgenstein pasó por la puerta ancha del jardín de infantes, y Heidegger ni siquiera vio la puerta”.
* Filósofo. Publicado el 1/3.
El dolor del amor
Guillermo Arriaga*
Los seres más cercanos son los que te provocan más dolor, rabia y rencor. Cuando es tu propio padre el que te humilla, el que te aplasta, el que te destruye, pues te va generando un rencor absoluto. No es lo mismo que lo haga alguien ajeno, que puede darte rabia, sí. Pero cuando el dolor te lo provoca alguien que debe dar afecto lo que se genera es una mayor efervescencia.
* Ganador del Globo de Oro y candidato al Oscar por el guión de Babel. Publicado el 11/9.
El canon
Juan Villoro*
Toda idea de canon es autoritaria. Bloom se concibe como un profeta bíblico. Desde un punto de vista teatral resulta fascinante. Tuve la suerte de asistir a su seminario en 1994, sobre “La originalidad en Shakespeare”, y presencié la volcánica y arbitraria pasión con que defendía sus tesis. Por escrito se modera un poco pero de pronto opina con inflexible contundencia; por ejemplo, puede decir, sin necesidad de hacer aclaraciones, que Shakespeare ha sobrevivido a todo, “incluso a Peter Brook”. Se trata, obviamente, de un dardo algo humorístico contra un gran director de teatro, pero revela que con frecuencia Bloom se considera por encima de dar explicaciones, algo extraño en un crítico. Roberto Bolaño, de quien fui muy amigo, tenía una idea menos impositiva de la valoración literaria, pero que también se basaba en crear un club jerárquico. No postulaba un canon sino listas que iba cambiando según los merecimientos de los autores. Esos métodos son divertidos y útiles para discutir, pero el verdadero análisis no puede ser regional, ni panorámico, ni idiosincrático. Hay que leer autores, no corrientes.
* Escritor. Publicado el 24/5.
¿Comienza ahora el siglo XXI?
Por Alvaro José Aurane*
La contemporaneidad con el hecho condena a un defecto de cercanía. Aun así, la pregunta ha sido planteada. Hay quienes sostienen que sí: que esta primera peste detonada en la globalización está generando en la humanidad, sin distinciones de occidente u oriente, ricos y pobres, genotipos, géneros ni ideologías, una serie de cambios que, en el tiempo, modificarán la manera en la que se vivía hasta ahora. La “manera del siglo XX” de consumir, interactuar y contaminar. Para otros, no. Hay quienes sostienen, haciendo una exégesis de Hobsbawm, que él periodizó los siglos sobre la base de acontecimientos consagrados por el hombre, y el coronavirus pertenece al ámbito de la Naturaleza. Por caso, el inicio del “siglo corto” no estuvo dado por la “gripe española” de 1920, que mató más personas que toda la Primera Guerra Mundial. También están aquellos para los que el siglo XXI comenzó, paradójicamente, “en horario” con el calendario: en 2001. A partir de los atentados perpetrados con aviones comerciales por Al Qaeda, el 11 de septiembre, contra las Torres Gemelas y El Pentágono (más un fallido ataque al Capitolio), en los Estados Unidos. Hobsbawm murió en 2012, con lo cual no puede contestar sobre la cuestión, aunque habiendo sido testigo del nefasto “11-S” tampoco cambió de parecer respecto de que el colapso de la URSS y de los regímenes comunistas nacidos de las revoluciones de 1917 marcaron el fin de una centuria y el comienzo de otra.
* Periodista. Nota publicada el 17/4.
Los fueros de la izquierda
Jorge Fernández Díaz*
Había un juego alucinatorio con el gobierno anterior. Se decía que básicamente las causas de corrupción eran un invento. Que el gobierno democrático, que te puede gustar más o menos, era una dictadura. Pero no había nada de eso. No era una dictadura ni era una resistencia peronista. Eso sería insultar a la vieja resistencia peronista. ¿Qué pasa si alguien se lo toma en serio? Se lo conté a Pérez-Reverte por primera vez en Sevilla. Evaluamos el tema. Volví a la Argentina. Me di cuenta de que no era solo el setentismo. Una cosa es hablar de los 70 en un sentido histórico y otra cosa es algo vivo. ¿Qué es lo vivo? Néstor Kirchner entendió como nadie algo que les decía a sus amigos: la izquierda da fueros. Alguien a quien en 30 años nunca le habían interesado la izquierda ni los derechos humanos ni nada, de repente llegaba a la presidencia con un discurso progresista. La mayoría de los escritores y artistas son progres. Entonces ganar a esa pequeña burguesía ilustrada era blindarse. Los resucita. Lee La voluntad, de Caparrós y Anguita, porque no tenía la más remota idea. Había sido periféricamente setentista de joven y había sido un señor feudal con relaciones con militares. Pero esa impostura hace resucitar el setentismo.
* Periodista y escritor. Publicado el 13/12.
Los 70 y la democracia
María O´Donnell*
“La violencia la dejamos atrás, como país. El legado de la dictadura, tan sangrienta, derivó en un consenso fuerte de que éstos son tiempos de democracia. La reivindicación de la lucha armada está como solapada, hacia atrás, y no en el presente. Lo que me parece es que hasta el año 75, que es un momento que se cuenta en el libro, hay un país que tenía positivos índices de pobreza, de desigualdad, con una clase media con más posibilidades. Aquella es un poco la historia de una posibilidad. Del 75 para acá, en cambio, la curva es de decadencia, más allá de algunos buenos momentos. Pero tener incorporada a la democracia como valor es bueno. Aunque la democracia tendría que dar una buena respuesta en lo económico. Esa es una asignatura pendiente de la democracia. Pero hay muchas divisiones. La imposibilidad de designar como asesinato al crimen de Aramburu es un indicio. Se le puede decir asesinato sin ignorar que a la vez fue una vindicación para una parte de la sociedad”.
* Periodista. Publicado el 7/6.
Poesía
Leila Guerriero*
“Leo mucha poesía y lo que, curiosamente, me da es algo del orden de la distancia. La economía de recursos, tratar de decir mucho con poco. La conciencia de la importancia de cada una de las palabras. Para mí las palabras no son intercambiables, yo puedo estar mucho tiempo buscando una palabra específica, con un sonido, una textura, una temperatura específica. La métrica también es muy importante, sobre todo en estos textos que son muy condensados, forma parte absoluta de la atmósfera del texto. Y finalmente, lo más importante que me da la poesía es que me da ganas de escribir, es un gran disparador. También la posibilidad de estar en estado de escritura. Yo intento escribir estando en un grado de conexión profunda con el mundo que crea ese texto”.
* Periodista. Publicado el 6/12.
La tradición invisible
Fabián Soberón*
“Para que exista una tradición no basta con que existan un sinnúmero de volúmenes publicados por autores de diversos orígenes. Es necesario que ese cúmulo de producciones literarias sea leído, conocido, sopesado y discutido por los lectores, los críticos, los estudiosos, los investigadores, los periodistas, etcétera. Es decir, las novelas, los cuentos y los poemas publicados por los autores nacidos o radicados en Tucumán aún no conforman una tradición sostenida -y por esa razón hablo de tradición inexistente o invisible- porque no han sido suficientemente difundidos, leídos, discutidos, sopesados y puestos en la escena pública por las distintas instancias y los agentes del campo literario y cultural argentino y latinoamericano”.
* Escritor. Publicado el 23/8.