La interna en el PJ: no hubo foto, y ese es el mensaje

No hubo fotografía oficial. Tampoco parte de prensa. Ni si quiera una publicación en Twitter. Sin embargo, ayer tuvo lugar una reunión fundamental para la coexistencia futura del manzurismo y del jaldismo en la Legislatura.

Por primera vez desde que se produjo la fractura del bloque oficialista –hoy se cumple precisamente un mes de aquel episodio-, los espacios que pugnan por la conducción del gobierno mantuvieron un encuentro cara a cara para definir cómo será la relación política en la espejada sede de Muñecas al 900 de aquí en más.

Desde su génesis, de hecho, el cónclave estuvo marcado por la institucionalidad.

El martes, salió del despacho de la Presidencia de la Legislatura una nota firmada por el vicegobernador Osvaldo Jaldo con una invitación dirigida al legislador Sergio Mansilla, jefe de la bancada que responde directamente al gobernador Juan Luis Manzur.

Al margen de los formalismos, el encuentro se manejó con suma reserva, al punto de que ni las redes sociales de Jaldo ni las cuentas institucionales del Poder Legislativo reportaron el evento. Tampoco fue convocado el presidente subrogante de la Cámara, Regino Amado, de buena relación con ambos protagonistas. Sólo estuvieron el vicegobernador y el líder del bloque de “Lealtad Peronista”.

Jaldo y Mansilla salieron con un buen semblante tras la reunión, y de hecho existiría el compromiso para que la semana próxima retomen el diálogo.

Según trascendió, la palabra clave de la jornada fue “gobernabilidad”.

Como consecuencia del quiebre, producido tras la designación de Eduardo Cobos como nuevo defensor del Pueblo, Manzur se quedó con 14 votos de los 49 que tiene el recinto; Jaldo, en tanto, retuvo los 20 escaños del bloque “Justicialista de Todos”. Con estos números, ni uno ni otro tienen quórum propio. Ni hablar de mayoría. Eso explica que en la charla de ayer el vicegobernador y el referente de Aguilares coincidieran en que la interna no debe trasladarse a la gestión. Además, ni a uno ni a otro espacio les conviene que suban las acciones de los bloques opositores. Así, no sería extraño que el fracturado oficialismo funcione de manera coordinada en el recinto a la hora de tratar asuntos clave para la administración gubernamental. Trazar una línea para ponerle un límite a la disputa interna puede ayudar a una sana convivencia del peronismo en el cuerpo colegiado. Por supuesto, todo dependerá de que se mantengan dentro de los márgenes preestablecidos. En la próxima sesión se verá hasta dónde están dispuestos a hacerlo.

Jaldo y Mansilla dejaron para el segundo encuentro los aspectos “administrativos”. Es decir, qué será del futuro de los empleados de bloque cuyas designaciones “cayeron” tras la escisión del manzurismo. Se habla de más de 1.100 contratos que quedaron “colgados”. En el bloque “Lealtad Peronista” no tienen otra salida que esperar. El tranqueño tiene hasta el 20 de este mes para resolver cuántos asesores les devuelve a los aliados a Manzur. ¿Serán todos? ¿Algunos? A más de uno le aflige ver diezmada su capacidad de contención en la Cámara.

¿Qué valor real deben darle en el peronismo al “acercamiento” de ayer?

Está claro que si Jaldo consideraba oportuno enviar un mensaje de unidad o de reconciliación con la Casa de Gobierno, la foto con el jefe del bloque manzurista habría ocupado al menos un posteo o un comunicado de prensa.

En cambio, las redes sociales del vicegobernador sí difundieron el encuentro que mantuvo con cinco de los seis miembros del Concejo Deliberante de Trancas, donde fue intendente en tres ocasiones. En definitiva, toda una señal de lo que el presidente de la Legislatura quería -y no quería- comunicar.

Sería un error interpretar la reunión entre Jaldo y Mansilla como una señal de “humo blanco” en el oficialismo. De hecho, era algo que tarde o temprano iba a suceder. Los peronistas que bregan por la unidad -postura cada vez más cercana a la utopía- encontrarán como aliciente que el cónclave de ayer tuvo varios puntos de coincidencia entre los protagonistas. A la vez, sirvió como “debut” del referente de Aguilares como portavoz formal de la Casa de Gobierno en la Cámara provincial. En las filas del tranqueño no ven con buenos ojos al vicepresidente primero del Poder Legislativo, Gerónimo Vargas Aignasse, quien llegó a anticipar mediante una entrevista con “Buen Día”, el noticiero de LG Play, que no estaba dispuesto a dialogar con Jaldo en tanto y en cuanto no se resolviera la continuidad de los colaboradores que habían sido dados de baja. En cambio, Mansilla adoptó desde el principio una postura mucho más conciliadora. Es más: el ex senador nacional defiende la figura de Manzur como conductor, pero no niega que ve a Jaldo como su sucesor natural dentro del PJ más allá de 2023. El posicionamiento del esposo de la intendenta Elia Fernández como interlocutor del gobernador en la sede de Muñecas al 900 no hará cesar la guerra entre el “Uno” y el “Dos”, pero quizás evite varias batallas desgastantes para el oficialismo.

¿Es posible pensar en estos momentos en una foto entre Manzur y Jaldo? Difícil. El gobernador y el “vice” rompieron el diálogo en un año electoral, en medio de una pandemia y con cifras preocupantes en aspectos clave como pobreza e inseguridad. Sin embargo, todo hace pensar que sólo una directiva específica por parte del Gobierno nacional podría lograr un armisticio en el PJ tucumano.

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