04 Enero 2022
BUEN TRATO. Rodríguez fue una muralla en el medio campo en la final ante Ateneo. Metió, marcó y fue una clara salida para su equipo. Su gran presente le abrió las puertas para jugar en la Primera Nacional. Gentileza potrero tucumano
La carrera de un futbolista (y en general de todo deportista) consiste en una mezcla de muchas cosas: perseverancia, la capacidad de sortear obstáculos, la tenacidad de entrenarse duro para lograr los objetivos personales y deportivos, entre otras. No importa si es en Primera o en la última categoría; la idea siempre es aportar a la causa y dejar una huella en el corazón de los hinchas. Se podría citar muchos jugadores para ilustrar el punto, pero en esta ocasión el protagonista de la historia es Maximiliano Rodríguez, quien de ascender del Argentino A y jugar en el Nacional “B” con el San Martín de Diego Cagna, apostó a bajar a la Liga Tucumana “B” y devolver a Santa Lucía a la “A” después de 16 años.
“Estoy muy feliz por toda la gente del ‘León’ y más por poder ser parte de un plantel con excelentes jugadores y en especial muy buenas personas, que te llevan a conseguir cosas importantes. Cerré el año con un ascenso más en mi carrera, tomándolo con el compromiso que corresponde, sea la categoría que sea”, comentó Rodríguez, quien a la vez destacó también el apoyo de la hinchada y el esfuerzo que realizaron los dirigentes para cumplir el anhelo de volver a la máxima categoría local.
SACRIFICIO. “Maxi” debutó en Lanús a los 20 años. A lo largo de su carrera pasó por ocho equipos y en todos dejó su sello de jugador sacrificado, de mucho trabajo y profesionalismo.
Revancha
El conjunto de Monteros tuvo su revancha en la final, ya que en la fase regular Ateneo los había derrotado en dos oportunidades (4-0 y 2-0). Se los notó firmes, y a pesar de que el conjunto de Alderetes tuvo el control de la pelota, no pudo quebrar a la férrea defensa. “Lo que cambió con respecto a esas dos derrotas fue la concentración. Además fuimos un equipo corto, que no les dejó espacios, porque sabíamos que ellos contaban con jugadores desequilibrantes y rápidos, que nos podían lastimar. Eso nos llevó a cada uno a dar el 100%. Corrimos hasta el final y defendimos cada pelota como si fuera la última” dijo muy orgulloso “Maxi”, que fue un león en el mediocampo con la “5” en la espalda. El gran año que tuvo con Santa Lucía le abrió las puertas para retornar, a sus 33 años, a jugar en la segunda categoría del fútbol argentino.
Al respecto Maximiliano comentó que “por suerte salieron propuestas que me pusieron muy contento. Pero las estoy analizando todavía. Me siento muy bien en lo físico y futbolístico. Sería un nuevo desafío para seguir demostrando lo que aún puedo hacer”.
Jugar y enseñar
El fichaje con el “León” se dio, podría decirse, de manera poco feliz: “Maxi” estaba jugando en San Martín de Mendoza, pero tuvo que rescindir el contrato y regresar por un delicado problema de salud que estaba atravesando su padre, Raúl. Al pasar a una de las categorías mas bajas, tuvo que apelar a otras de las tareas que lo apasiona: enseñar. Por tal motivo abrió tres escuelas de fútbol: una en Santa Lucía, otra en Berdina y una última en El Mollar.
El volante central, que pasó por ocho clubes a lo largo de sus 13 años de carrera, dejó un último mensaje con tono de despedida: “a toda la gente de Santa Lucía les voy a estar muy agradecido por todo el cariño que me brindaron en todo momento, principalmente por alentar incansablemente a este equipo que vuelve a Primera y que ojalá no solo se quede, sino que pueda llegar más alto. Porque se lo merece”.
Trayectoria
Hizo infantiles en Atlético. A los 13 años llegó a Lanús y debutó en Primera en 2003 frente a Colón. En 2008 pasó a Gimnasia de Jujuy, luego a Huachipato (Chile), San Martín (2013 a 2016), siguió en Gimnasia (CdU), Chaco For Ever; San Martín (Mendoza) y Santa Lucía.
Temas
Liga Tucumana
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