La pandemia por la covid-19 puso en la mesa el debate los modelos educativos y la importancia de la escuela como institución inmersa en la sociedad. A este debate se le suma la formación de los docentes y cómo el mundo contemporáneo está atravesado por diferentes saberes y tecnologías que exigen que los profesionales de la educación pongan otras competencias en juego dentro del aula. “Lo que verdaderamente se alteró fue el contacto directo, cotidiano, sistemático y compartido en las instituciones educativas. En fin, lo que se alteró o modificó en este contexto de excepcionalidad fue uno de los pilares que suponíamos inamovibles de la tan dura y permanente gramática escolar. Así y todo enseñamos, seguimos enseñando en una escuela que, en ausencia de la presencialidad física o con la presencialidad física trastocada, como ocurrió posteriormente, desnudó sus debilidades y nos desafió a hacer otras cosas”, explica en su libro Enseñar hoy (Sello Paidós, Editorial Planeta) Andrea Alliaud, doctora en Ciencias de la Educación y directora de proyectos de investigación en el Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.
Los jóvenes, explica la autora en su libro, venían desafiando a los docentes: “venían interpelando, cuestionando, haciéndonos volver a pensar sobre nuestras maneras de educar, de transmitir, de formar, de enseñar/les. Se venían rebelando ante lo estereotipado, lo cosificado, lo pasivo, lo estático, y que ahora más que nunca y en concordancia con las instituciones, nos instan a buscar nuevos caminos, más acordes con los que ellos están transitando en función de una época, esta época, que les tocó vivir y convivir entre ellos y con nosotros”. El desafío para los profesionales de la educación, maestros, docentes y profesores es pensar, probar y experimentar nuevas propuestas pedagógicas poder ejercer su oficio.
- ¿Cómo es la formación de los docentes en la Argentina hoy?
La formación docente viene atravesando procesos de transformación vinculados con las modificaciones, los nuevos desafíos que tiene el sistema educativo y las escuelas. Los desafíos o lo inesperado, como ocurrió en esta situación de pandemia, nos sorprenden y nos sobrepasan. Pero, en realidad, esta es una cualidad típica de la enseñanza en los tiempos que corren, es decir, esto de encontrarnos permanentemente como docentes de cualquier nivel y de cualquier modalidad ante situaciones imprevistas y que muchas veces nos desconciertan, en las que sentimos que no estamos del todo formados o preparados para afrontarlas. De esto se trata precisamente la enseñanza hoy. Creo que la pandemia puso en evidencia ese rasgo de manera cruda pero creo que este es un rasgo típico o propio de la enseñanza en los tiempos que corren.
El docente debe aggiornarse para poder afrontar la enseñanza que hoy tiene estas características de diversidad y complejidad. Los escenarios son inciertos.
- Hablás sobre la importancia de la creatividad, ¿cómo implementarla en los procesos educativos?
En estas circunstancias de escenarios inciertos, se debe asumir el desafío de formar docentes que no sean simples replicadores o aplicadores de enseñanzas de forma o de fórmulas, de metodologías rígidas y estereotipadas. Si no, más bien, que sean docentes creadores de enseñanzas variadas, distintas que puedan ser recreadas en situaciones particulares.
A veces diseñamos enseñanzas para una situación concreta pero tenemos que tener presentes que esto puede variar de acuerdo a los grupos que estamos formando. Entonces hay que ser flexibles, crear o generar las mejores condiciones para que los procesos de aprendizaje y formación tengan chances de suceder.
- Hoy se necesitan sujetos más reflexivos y críticos. Teniendo en cuenta esto, ¿hacia dónde va la enseñanza?
Lo fundamental siempre es cómo enseñamos, cómo apelamos a los conocimientos y disciplinas en su variedad. Los docentes generamos maneras o formas de hacer que esos conocimientos pueden ser aprendidos por sujetos particulares que también están atravesados un mundo con múltiples aristas que tienen que ver con los cambios tecnológicos, sociales y culturales. Todo eso va a la escuela. Tenemos qué pensar cómo hacemos para que lo que ofrecemos sea interesante para aprenderlo. Que sientan curiosidad. No se puede aprender si realmente uno no se siente convocado, inspirado o interesado.
Si bien no podemos controlar absolutamente todo lo que sucede en el proceso de aprendizaje sí somos responsables de lo que puede acontecer en el encuentro educativo.
- ¿Se pueden replicar experiencias de otros países o regiones?
Existen experiencias valiosas de los sistemas educativos y experiencias pedagógicas puntuales. Como docentes, debemos ir de lo macro a lo micro y podemos encontrar, experiencias valiosas. Las experiencias tienen un papel fundamental y nos dan empiria, no el conocimiento teórico. Nos da información y conocimiento acerca de lo que pasa en situaciones concretas y eso es muy rico. Puede servirnos como importante motor que impulsa, promueve e inspira nuestras propias producciones o creaciones; para eso creo que pueden servir las otras experiencias desde lo macro en la educación, hasta lo micro en el aula.
- ¿Qué lugar se le puede dar a los dispositivos tecnológicos en el aula, como recurso “pospandemia”?
La situación de pandemia ha demostrado el potencial que tienen los dispositivos tecnológicos como recurso para aprender y enseñar. Nos hemos tenido que familiarizar porque no los teníamos incorporados pero de esto se trata enseñar hoy: apelar a conocimientos, experiencias, recursos con los que podamos experimentar y probar. Para los docentes todo esto también es nuevo. A veces las circunstancias nos sorprenden y nos paralizan pero, ante lo nuevo, no nos queda otra que probar, experimentar y familiarizarnos y no quedarnos paralizados y pensar “yo no puedo”.
Enseñar hoy es convocar a aprender. La docencia hoy es afrontar lo nuevo y tratar de generar desde lo incierto nuevas propuestas.