Estaba “inquieto”. Comentó a algunos dirigentes locales que no tenía señal en el celular y que necesitaba estar al tanto de lo que sucedía en la Capital Federal. Desde una planta fabril de la Banda del Río Salí, Sergio Massa siguió el viernes el minuto a minuto del ingreso del proyecto del entendimiento entre el Gobierno nacional y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para el refinanciamiento de la deuda. Apenas se produjo, dijeron los presentes, el presidente de la Cámara de Diputados les comunicó a los titulares de los bloques que finalmente el acuerdo había llegado. También llamó a Máximo Kirchner. Tan intranquila como fue la estadía de Massa en Tucumán será esta semana para el peronismo.

El jueves, cuando llegó al Congreso la denominada “hoja de ruta”, se supo cómo serían las instancias hasta el recinto (si todo sigue el curso esperado, probablemente será a fines de la semana). Uno de los anfitriones de Massa en Tucumán, el Jefe de Gabinete Juan Manzur, será el que inaugurará las exposiciones en defensa del convenio. Compartirá la mesa con el ministro de Economía, Martín Guzmán y el representante argentino en el FMI, Sergio Chodos, entre otros. El proyecto de Ley es un texto breve, pero incluye dos anexos que exigían propios y ajenos: el memorando técnico y el memorando de políticas económicas y financieras. Es decir, la letra chica.

Las negociaciones por estas horas son frenéticas dentro del Frente de Todos. Al rechazo inicial “K” al acuerdo; la renuncia de Máximo Kirchner como jefe de bloque y la reticencia ideológica de La Cámpora se sumaron otras voces disidentes dentro del peronismo. ¿Por qué Massa vino en días tan críticos? Por cuestiones políticas y también como un gesto. Se ha convertido en una “prenda de unidad” en la coalición gobernante y está recorriendo las provincias. Además, toda la cúpula del Ministerio de Transporte es massista.

Ante la prensa, expresó que agotará todos sus esfuerzos para tratar de convencer hasta al último diputado “de la importancia de que el país no caiga en default”. En conversaciones off the récord, sin embargo, confió a referentes tucumanos que cree que sí contarán con las bancas necesarias para avanzar, teniendo en cuenta que parte de la oposición, a priori, avalaría el acuerdo.

Los nueve diputados tucumanos están divididos en el interbloque del Frente de Todos (cinco) y en el de Juntos por el Cambio (cuatro). Se espera que los peronistas Rossana Chalha, Carlos Cisneros, Mario Leito y Agustín Fernández voten a favor, tal como requirieron Manzur y el gobernador Osvaldo Jaldo. Mientras que la camporista Mabel Carrizo concurrirá al debate pero se abstendría. La presión está especialmente puesta sobre el kirchnerismo. Suman una veintena -de 118- los representantes del armado que responde a la vicepresidenta Cristina Fernández que seguirían ese mismo mandato.

Fuentes cercanas a la diputada recordaron que no es la primera vez que ella se expresa de manera diferente a la mayoría y que ya había sucedido en la votación del acuerdo con los “Fondos Buitre” y la de cambio de fórmula jubilatoria. A diferencia de aquellos tiempos, en su entorno no temen que haya repercusiones negativas para La Cámpora local. Con anterioridad, en la organización comentaron que votar diferente al mandato provincial había derivado en el desplazamiento de militantes que trabajaban en distintas dependencias de la Provincia, sobre todo en comunas y ministerios. Actualmente el único que ocupa un lugar como funcionario es el titular de la agrupación, Alejandro Melo. Es subsecretario de Relaciones Institucionales y, además, fue candidato a diputado en la lista del manzurismo.

Hoy habrá reuniones en Diputados entre Massa y las cabezas de los bloques y con los diputados de todos los sectores peronistas.

Juntos por el Cambio (JxC) tampoco atraviesa por la panacea del acuerdo. Los diputados opositores están expectantes por ese motivo. Trascendió que, de los partidos fundadores del armado, la Coalición Cívica y el radicalismo podrían aportar al quórum y votos positivos. En el grupo de la UCR están los tucumanos Roberto Sánchez y Lidia Ascárate. Domingo Amaya, en tanto, trabaja en Encuentro Federal, el bloque de Emilio Monzó, y también iría en la misma línea. En el caso de Paula Omodeo, la presidenta de CREO, desde su partido señalaron que votarían según el criterio del interbloque. El PRO, otro de los partidos medulares en el ámbito nacional, es el que más dificultades parece tener para conciliar internamente una postura. Todos advierten, empero, que aún no estudiaron la letra chica y que todo está por definirse.

En coincidencia con estas aguas revueltas en JxC, en Tucumán se suspendió “hasta nuevo aviso” la reunión de la mesa local que estaba prevista para el viernes. Sería el segundo encuentro desde el cónclave de Tafí del Valle en el que se definió avanzar en la conformación de comisiones para la elaboración de un programa de gobierno y, lo más jugoso políticamente, en una carta orgánica para definir, por ejemplo, la manera en la que se definirán los candidatos a gobernador. La integración de las comisiones viene siendo lenta.

El ala del armado que sigue movida es la radical. Se suceden las reuniones y las especulaciones respecto de cómo será la elección de autoridades para normalizar el partido. El cronograma que elaboró la Junta Electoral marca que el 4 de abril se deberán presentar las listas de candidatos ¿Habrá internas? Es probable, pero incierto. Se espera un mes de mucho movimiento y de acuerdos o desacuerdos.

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