El “fantasma” de cemento

El estadio mundialista de Mar del Plata donde jugó ayer San Martín sufre serios deterioros

SE QUEDÓ EN EL TIEMPO. Durante años, al “José María Minella” no le hicieron un buen mantenimiento y eso se le nota.  SE QUEDÓ EN EL TIEMPO. Durante años, al “José María Minella” no le hicieron un buen mantenimiento y eso se le nota. Diego Izquierdo - Especial para La Gaceta

Es algo así como un mito urbano: en las escuelas de periodismo de Mar del Plata se corre la voz de que el estadio “Malvinas Argentinas” de Mendoza es antisalitre y el “José María Minella” es antisísmico. Es decir, el mundo del revés.

Según esta versión popular de larga data, los responsables de la construcción de ambos estadios en la previa del Mundial 78 -bajo la mano férrea de los militares que gobernaban por entonces el país-, habrían confundido necesidades y geografías…

Fuera de la leyenda, según aseguraron distintas fuentes a LG Deportiva, es verdad que cuando se construyó el estadio marplatense escenario ayer de la derrota de San Martín ante Alvarado no se tuvo debidamente en cuenta que el empleo de ciertos materiales, como los caños que sostienen el techo, es desaconsejado en áreas marítimas debido a la erosión que causa el salitre en el aire.

Ese “detalle”, sumado a un deficiente mantenimiento en general, ha provocado la clausura de la platea techada del coliseo ubicado en el parque Panamericano de la ciudad balnearia.

Por caso, apenas un puñado de periodistas, aquellos que transmiten en vivo para la TV y la radio, tuvieron permitido ayer el acceso a la zona de cabinas. El resto de la prensa es enviada a la platea descubierta, con el sol vespertino de frente y sin comodidades básicas para hacer su trabajo como son el pupitre y el wifi.

Proyectos

La medida dispuesta en septiembre tras la inspección de bomberos y de la Aprevide (Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte) tuvo su disparador en cinco proyectos de ordenanza en relación al Minella presentados en el Consejo Deliberante.

El primero de ellos, apuntaba a institucionalizar el fútbol del verano -ya no hubo torneo estival en la temporada de verano 2020, en la pre- pandemia, y a poner en valor el emblemático estadio. “Es un estadio municipal, patrimonio de la ciudad, no sólo del fútbol, sino un patrimonio que se paga con nuestros impuestos. Y es una imagen emblemática para el país y para el mundo a través de las televisaciones”, argumentó Vito Amalfitano, edil del Frente de Todos y autor de los proyectos.

Diagnóstico costoso

¿Cuál es el estado de situación? El primer paso es la realización de un informe técnico que determine el deterioro real que tiene y los pasos a seguir.

El Ejecutivo encabezado por el intendente Guillermo Montenegro (Juntos por el Cambio) pidió a la Universidad Nacional de Mar del Plata que le pasara un presupuesto para el informe: se necesitan 20 millones de pesos. O al menos 13, para que se “diagnostique” al menos el sector de la platea techada.

Según dijo Amalfitano a LG Deportiva, ese dinero no está incluido en el presupuesto que se votará a fines de marzo.

Éramos pocos y parió... la abuela, dice el refranero popular con perspicacia. La frase aplica para lo sucedido en el Minella con el robo de cables de cobres de una de las torres de iluminación, lo cual derivó en el adelantamiento de dos horas en el inicio del partido de San Martín para que pudiera disputarse íntegramente con luz diurna.

El peor, lejos

No hay dudas: de aquellos tres estadios casi “gemelos” del Mundial 78 (con tribunas bajas, casi al ras de cancha), el de Mar del Plata es el único que se quedó en el tiempo (y la edad se le nota).

El de Mendoza, habitualmente utilizado por Godoy Cruz, luce bastante mejor, y el de Córdoba, se sabe: el “Mario Alberto Kempes” fue remozado para ser sede de la Copa América 2010, y está entre los tres mejores estadios de Argentina.

El Minella pierde por goleada en la comparación. Y habrá que poner bastante dinero, y una férrea decisión política que incluya una unidad de gestión a nivel municipio, provincia y nación, para intentar levantarla.

Salvemos al estadio donde Diego Maradona consiguió su último título (Copa Artemio Franchi, con la Selección ante Dinamarca, en 1993) podría ser el leit motiv.

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