Claro que es bueno que desde el Estado, en este caso el Ministerio de Cultura, se estimule la creación literaria condensada en libros. En el caso que citamos, el género poético es el elegido.
El artículo 2 de las bases, bastante detalladas, nos instala en un mundo onírico o fantasmal: un condicionante sorprende, previendo –suponemos- que se pudieran presentar libros escritos por poetas-robots.
“Artículo 2: Postulantes. para postularse a los premios de poesía “Storni” 2022 del Centro Cultural del Bicentenario “Presidente Dr. Néstor Carlos Kirchner” es condición indispensable ser persona humana, mayor de dieciocho (18) años y poseer domicilio real en el país.
Sí, eso exige: ser “persona humana”. Máquinas, abstenerse.
El concurso que ocupa nuestra atención tiene una denominación algo extraña: el título de la hermosa obra musical “Alfonsina y el mar”, con versos de Félix Luna y musicalizada por Ariel Ramírez consagra el nombre Alfonsina sin necesidad de acoplar el Storni de su apellido. El Premio de poesía “Storni” prescinde, extrañamente del nombre tan ligado a la vida y obra de la poeta y consagra sólo el apellido. Alguna razón que no conocemos, habrá. Probablemente no poética.
En todos los certámenes literarios a los que estamos acostumbrados, el jurado es la máxima autoridad. No sólo en lo concerniente a su metier, juzgar y acordar los premios y recomendaciones honoríficas, sino en resolver cuestiones no previstas en las bases, tal y como suele escribirse en ellas.
En los puntos “f” y “g” de las bases pueden observarse innovaciones que sorprenden. Veamos la primera. Es una manifestación de desconfianza en el jurado. Cuasi un agravio:“f) Durante las sesiones del Jurado, deberá estar presente un/a representante designado/a por la Autoridad de Gestión y Aplicación, a efectos de corroborar el correcto cumplimiento del régimen”.
Si no está un “gendarme” del sistema de la administración oficial y el Centro Cultural del Bicentenario “Presidente Dr. Néstor Carlos Kirchner” puede el jurado incumplir sus funciones. ¡Un representante designado por “la Autoridad” será la cuarta persona junto a las otras tres que conforman el jurado! Y ¡mientras éste delibera! Nunca antes tuve noticias de semejante exigencia en un concurso de vigilar al jurado mientras hace su trabajo (“En las publicaciones de los resultados de los premios se omitirán sus fundamentos”).
Y para rematar: “Todo caso no previsto en las presentes Bases y Condiciones será resuelto por la autoridad competente”. ¿Cuál es la autoridad competente?
En la anterior convocatoria del premio (2020) solicité explicaciones y cuestioné lo que aquí refiero sobre el jurado y el controlador del jurado, por correo electrónico. Me dieron explicaciones burocráticas de escape. Decidí no participar y se los hice saber por el correo destinado a las comunicaciones con los que decidían participar.
Es lamentable la manipulación que puede sobrevenir, muy bien disimulada con unas bases extensas y exigentes hasta en lo impositivo, etc.
En suma, no es un concurso confiable.
Los tentadores premios por los libros galardonados son de cierta importancia. El primero $ 250.000 y el segundo y tercero $100.000 cada uno.
© LA GACETA
Carlos Duguech – Escritor y periodista.