Confinada en Shanghai: una modelo argentina contó cómo vive la nueva ola de Covid-19

Desde principios de abril, Micaela Tosi se encuentra aislada en un departamento en China.

Confinada en Shanghai: una modelo argentina contó cómo vive la nueva ola de Covid-19
13 Abril 2022

Como si fuera una ficción, Micaela Tosi abre su ventana y sigue observando calles desoladas y la suspensión de todas las actividades comerciales. Si porque el confinamiento en una ciudad como Shanghai (la principal usina comercial de China) sigue siendo altamente estricto. 

Micaela Tosi es una modelo de alta costura nacida en Mendoza hace 21 años. Desde hace trece días, vive un aislamiento, caracterizado como indefinido, por el brote de coronavirus. Todo esto es producto de las políticas “Cero Covid” que utiliza el régimen chino para contener a la enfermedad.

Confinada en Shanghai: una modelo argentina contó cómo vive la nueva ola de Covid-19

La modelo arribó por primera vez a Shanghai el 8 de noviembre con un contrato por tres meses. Al finalizar dicho acuerdo, le ofrecieron quedarse un mes más, propuesta a la que aceptó y debió aplicar para renovación del visado. Por esta razón, se trasladó a Shenzhen, ciudad que se presume que fue la vía de acceso de la variante Omicrón. Cuando quiso volver a recuperar su pasaporte, el centro de visado había cerrado por prevención sanitaria.

De Shanghai se mudo a Hangzhou con el fin de evitar las políticas de confinamiento. Aunque al llegar se enteró que el gobierno local de aquella ciudad, había dictaminado que quien hubiera estado en Shanghai debía someterse al aislamiento por catorce días. Con ese panorama, quiso volver a Shanghai pero no pudo porque su edificio estaba cerrado por un caso positivo. “No tenía dónde quedarme pero tampoco podía volver”, dijo.

Confinada en Shanghai: una modelo argentina contó cómo vive la nueva ola de Covid-19

El 28 de marzo pudo retornar a su departamento, pero el gobierno chino había advertido que en tres días comenzaría un periodo de aislamiento. “Esos días fueron un auténtico caos. La gente se levantaba tempranísimo para hacer compras y aprovisionamiento de víveres. Las góndolas estaban vacías. La gente, a diferencia de los argentinos que se llenaban de papel higiénico, llevaban aceites. Rarísimo”, relato.

Era un escenario apocalíptico. Como si fuese una cosa de vida o muerte, era agarrar lo que se pudiera

Micaela tenía previsto volver el 5 de abril en un avión de Air France con escala en Francia el martes 5 de abril. Dos días antes, le notificaron que el vuelo se había cancelado porque las ciudades europeas suspendieron los vuelos a Shanghai por razones sanitarias. Recurrió al consulado argentino, sin obtener soluciones. Y, viendo que posee la nacionalidad italiana, se acercó a la embajada. Allí le dijeron que le podían proporcionar todo para su subsistencia que era alimento y transporte.

“Me sorprendió la solidaridad de la gente”, enfatizó a raíz de sus experiencias con sus vecinos. Ya que en más de una ocasión fue asistida por los mismos, acercandole diversos productos alimenticios.

Micaela vivió la pandemia en distintas partes del mundo, pero ninguna fue tan estricta como la de la ciudad china. Asimismo, entre esos días de confinamiento, se asustó con lo que pasaba fuera del departamento. Gritos y alaridos de varias personas. Según los relatos de los chinos, se tratan de manifestaciones individuales, descargas de una psiquis cargada y afligida por el encierro. A pesar de este episodio, ella encontró la manera de sobrellevar el confinamiento: estudiando gestión de moda en la Universidad Siglo 21.

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