Por Marcelo Aguaysol
21 Abril 2022
COSTO DE VIDA. Ir al supermercado se ha vuelto cada vez más caro. foto de archivo
La inflación que ha dejado marzo será otro duro golpe para el bolsillo de la sociedad. Particularmente, de aquellos que viven con lo justo y que tienen que buscar otra ocupación para poder llegar a fines de mes.
El mes pasado, para el caso de Tucumán, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) ha dejado una variación del 7,5% en el nivel general respecto de febrero. Pero lo más llamativo del diagnóstico oficial es que el valor de los alimentos estuvo por encima del 10%.
Si a eso se lo traslada al costo de la Canasta Básica Alimentaria (CBA), la que mide los ingresos que se requieren mensualmente para no caer en la indigencia, podríamos inferir que un matrimonio con dos hijos habrá necesitado no menos de $ 38.000 sólo para alimentarse en el mes o, en otros términos, requirió $ 1.226 al día sólo para comer.
La indigencia golpea al 7,9% de la población urbana del aglomerado del Gran Tucumán-Tafí Viejo con datos al cierre de 2021. Son 18.316 familias que viven en esas condiciones, abarcando a una población que supera las 72.000 personas, de acuerdo con el relevamiento del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). El reajuste en el tercer mes del año se ha dado en productos considerados imprescindibles en la composición de la canasta básica, como la carne, el pollo, los lácteos, los huevos y el pan y sus derivados, entre otros.
La Dirección de Estadística de la Provincia difundirá esta tarde también el dato de la Canasta Básica Total (CBT) de marzo, con la que se calcula los ingresos mínimos para costear la alimentación y los servicios esenciales que requiere una familia tipo tucumana.
En este caso, el costo del mes pasado puede rondar los $ 85.000 si se toma en cuenta que también se reajustaron algunos servicios vinculados con el mantenimiento del hogar y, estacionalmente, por los gastos extraordinarios en útiles escolares e indumentaria ante el inicio del ciclo lectivo. Si se hace la cuenta, podrá decirse que un matrimonio con dos hijos menores precisó $ 2.742 diarios para no ser considerados pobres. El último dato oficial para el principal aglomerado provincial da cuenta que, en el segundo semestre del año pasado, 388.160 personas que residen en la zona metropolitana local están bajo la línea de pobreza, en 89.180 hogares.
La brecha de la pobreza de los hogares se ubicó en 36,9%, es decir, ese porcentaje es lo que le falta de ingresos para poder abandonar ese escalón de la pirámide socioeconómica.
El ingreso total familiar promedio de los hogares pobres en el promedio nacional fue de $ 46.712, mientras la CBT promedio del mismo grupo de hogares alcanzó $ 74.059. Aquella brecha evidenció una disminución a fines del año pasado, porque hubo más personas que pudieron insertarse en el mercado laboral, tras la pandemia de la covid-19, aunque en la mayoría de los casos lo hizo en el mercado informal, que paga menos salarios que los registrados.
En el acumulado de los últimos cinco años, el poder adquisitivo de los salarios promedio de la economía argentina (público, privado formal y privado informal) cayó 18,5%. Los más afectados fueron los trabajadores del sector privado no registrado, donde la pérdida acumulada de poder adquisitivo fue de 28,3%, de acuerdo con un diagnóstico de la Fundación Libertad y Progreso.
Le siguen en términos de caída los empleados del sector público, con una baja en su poder adquisitivo de 20,4% y los que se desempeñan en el sector privado formal, una reducción del 13,7%. A esto hay que sumarle las barreras al desarrollo del trabajo privado formal que, en comparación a enero de 2017, se redujo en 210.000 personas; mientras que los monotributistas aumentaron en 254.000. Este proceso ha contribuido a que cada vez más trabajadores estén por debajo de la línea de la pobreza. En total, se estima que alrededor de 30% de esa franja de empleados son pobres, indica el reporte privado.
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