La colectiva preocupación sobre un país inflacionario

23 Abril 2022

El incremento sostenido de precios es un fenómeno que se ha convertido en una práctica habitual en la Argentina a partir de la falta de confianza de los agentes económicos en la moneda y frente a una gestión gubernamental que aún no mostró un plan económico integral que sirva de guía para saber cómo se atacarán los grandes problemas que embargan a los argentinos. Una reciente encuentra realizada por la consultora Escenarios, ha dado cuenta que ocho de cada 10 personas que participaron del sondeo han respondido que la inflación es la principal cuestión que hay que atacar con acciones que tiendan a corregir este flagelo. Este porcentaje “revela una preocupación más estructural y colectiva donde la Argentina inflacionaria impacta sobre toda la trama económica, desde la producción hasta el consumo”, advierten los analistas que elaboraron el sondeo.

El Gobierno nacional ha decidido esta semana combatir, en parte, la inflación con medidas que tiendan a mejorar el poder adquisitivo a los sectores socioeconómicos más vulnerables. El mercado ha reaccionado ante estos anuncios de un “ refuerzo de ingresos”, cuyo costo fiscal será cercano a los $ 200.000 millones, con más incertidumbre. Así, por caso, el dólar volvió esta semana al centro de la escena como un mecanismo de cobertura de ahorros, independientemente de los valores que se pidan en las distintas cotizaciones de la divisa estadounidense. Los analistas bursátiles consideran que, mientras se negocia la vigencia de un resistido impuesto a la Renta Inesperada, el Estado apelará nuevamente a la emisión monetaria para hacer frente a esa obligación, con las consecuencias naturales que ese proceso causa en el tejido económico.

Si bien hay un componente externo, la inflación en la Argentina viene precedida con un incremento interanual que ronda el 50%. Esto se ha evidenciado en los últimos días con la difusión de los datos de las Canastas Básicas Total y Alimentaria que marcan el límite de ingresos para que una familia no caiga en niveles de pobreza y de indigencia, respectivamente. En el caso de Tucumán, sólo durante el primer trimestre del año, la canasta que contiene alimentos y servicios esenciales para vivir mensualmente ha crecido un 27%, más de 10 puntos porcentuales respecto del Índice de Precios al Consumidor (IPC). Con menor velocidad en los reajustes se ha desenvuelto en ese período la canasta alimentaria.

Frente a este panorama, de no mediar acciones que tiendan a disminuir las expectativas inflacionarias, la Argentina se enfrenta nuevamente a un posible incremento de los niveles de pobreza y de indigencia en la primera mitad de este año.

El país requiere no sólo de medidas coyunturales (controles de precios, acuerdos transitorios para sostener el valor de los alimentos o canastas de productos económicos), sino también estructurales, que capten la atención de los inversores. Sólo así podrá pensarse en el mediano plazo en un crecimiento sostenido de la economía, con inclusión social, en el que la generación de empleo genuino sea permanente y, por ende, mejore el ingreso familiar.

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