Ni

Por Carlos Duguech para LA GACETA.

Ni
24 Abril 2022

El blanco opaco de los huesos;

ni la mirada quieta de los muertos;

ni el marrón sin esperanzas

de toda sangre

ya vencida y humillada;

ni el ruido de los fierros artilleros;

ni el silbido insolente de las balas;

ni el discurso de los vencedores;

ni los ayes persistentes de los otros;

ni los trapos erigidos en banderas

de una blanca y doliente rendición;

ni la firma ostentosa de los que firman como dioses

las actas de capitulación de los que pierden,

pierden siempre;

ni las páginas de los diarios que se esmeran

en títulos de vanas pleitesías

a los que ganan

mientras arrinconan, impudicia del oficio,

a los que pierden, siempre pierden;

ni las medallas de oro o plata

o de bronce o de burda orfebrería

que prenden en los pechos heroicos de batallas;

ni los nuevos grados que se suman y se suman

muerte a muerte;

ni las plegarias que ningún dios atiende

ocupados como están por ser tan dioses;

ni siquiera el arrepentimiento,

ni los traumas de conciencia

del veterano de tanta muerte,

de tanda trinchera sórdida y humeante,

de tanta carne corrompida de metralla.

Nada de todo eso, nada,

absolutamente nada,

servirá a la hora en que preguntes

la razón de toda guerra.

© LA GACETA

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