Mientras la Organización Mundial de la Salud investiga su desconocido origen, la hepatitis aguda infantil avanza en el mundo y lo tiene en vilo. En Argentina, se sumaron ocho casos sospechosos. El primero es un niño de 8 años, de Rosario (Santa Fe), que está internado a causa de la enfermedad.
Si bien los síntomas de la hepatitis aguda infantil son ya conocidos como también las formas de prevenirla, científicos estudian sus orígenes. Por ahora, todas son hipótesis, entre ellas su posible vinculación con la COVID-19. Por otro lado, Jorge Geffner, doctor de Bioquímica, profesor de Inmunología e investigador del Conicet, explica que “no hay una relación de causalidad establecida como para confirmar que los cuadros de hepatitis aguda grave estén asociados a los adenovirus". "Por el momento es solo una sospecha”, suma.
Según informa Clarín, uno de los adenovirus que está en la mira es el F41, que genera síntomas gastrointestinales y se observó en varios de los casos analizados. “Se aisló el F41 en algunas muestras y habiendo 50 especies llama la atención la coincidencia”, advierte el investigador del Conicet, quien insiste en que faltan estudios para contar con certezas.
En este sentido, el especialista explica que en Argentina, hay circulación de adenovirus. "Incluso se incrementa con el frío porque es la época en la que no ventilamos bien los ambientes y, además, porque con bajas temperaturas este virus tiene más chances de ingresar y colonizar las mucosas”. Finalmente, respecto a la llegada de enfermedad a Argentina, Geffner detalla que "si se trata de una mutación específica, lo más probable es que haya venido de afuera porque es raro que se hayan generado las mismas mutaciones en simultáneo en dos lugares”, afirma.