Rosendo Fraga
Director del Centro de Estudios Nueva Mayoría
En el último cuarto de siglo, ha tenido lugar un predominio inédito de la política porteña en el ámbito nacional.
Fernando de la Rúa fue electo Jefe de Gobierno porteño en 1996 y presidente de la Nación en 1999. Mauricio Macri fue elegido en 2007 y, tras dos mandatos consecutivos al frente de la Capital Federal, llegó a la Presidencia de la Nación. Hoy, Horacio Rodríguez Larreta, quien lo sustituyó a partir de 2015 en la Jefatura de Gobierno porteña, es el candidato mejor posicionado para la elección presidencial de 2023. El peronismo ganó la elección presidencial de 2019 y el elegido fue un peronista porteño: Alberto Fernández.
En 1999, los dos integrantes de la fórmula presidencial (De la Rúa y Álvarez) eran del distrito porteño. Lo mismo sucedió en 2015 con la fórmula ganadora de Cambiemos (Macri y Gabriela Michetti).
Este fenómeno inédito en el país -desde la Revolución de Mayo, la Ciudad de Buenos Aires nunca tuvo una influencia tan importante en la política nacional- responde en mi opinión a dos factores.
El primero es la reforma constitucional de 1994, que estableció el voto directo para elegir al Jefe de Gobierno porteño. Desde 1880 hasta 1996, el intendente de la Ciudad de Buenos Aires fue designado por el presidente de la Nación. La Ciudad elegía un Concejo Deliberante con funciones puramente municipales. Eso explica por qué, durante más de un siglo, la Ciudad de Buenos Aires no proyectaba liderazgos políticos nacionales. Cuando esto cambió con la mencionada reforma constitucional de 1994, el Jefe de Gobierno electo pasó a ser un líder político con proyección nacional.
El otro factor es la concentración de los medios y las comunicaciones en la Ciudad de Buenos Aires. Hoy la información se ha nacionalizado. Se leen, escuchan y ven los mismos medios en todo el país, desde la Quiaca hasta Tierra del Fuego. Los contenidos se producen en la Ciudad de Buenos Aires y adquieren difusión nacional. Hoy un habitante de La Matanza ve más veces en su pantalla al Jefe de Gobierno porteño que al gobernador bonaerense.
Las redes sociales, que se han desarrollado y extendido en este mismo período, han contribuido a nacionalizar la circulación de la información. Es así como un distrito que tiene el 8% del electorado nacional, proyecta su influencia política al plano nacional como no se ha dado durante más de medio siglo.
La política porteña se ha visto así favorecida desde mediados de la década del noventa, tanto por el cambio político-institucional de la reforma constitucional de 1994, como por la concentración de medios y comunicaciones en la Ciudad de Buenos Aires.