Atlético Tucumán: el resultado fue lo de menos

Un grupo de alumnos de la escuela rural “El Puestito”, de Burruyacu, visitó por primera vez El Monumental; hubo emoción y alegría

FELICIDAD. Un grupo de niños llegaron desde Burruyacú para alentar a Atlético acompañados por algunos padres y maestros. Disfrutaron de los 90 minutos. FELICIDAD. Un grupo de niños llegaron desde Burruyacú para alentar a Atlético acompañados por algunos padres y maestros. Disfrutaron de los 90 minutos. La Gaceta / foto de Diego Aráoz

Además de las polémicas y la locura que se vivió el sábado en el Monumental, hubo un partido de fútbol y también algunas historias que emocionaron a más de uno. El “José Fierro” le abrió las puertas a la escuela rural “El Puestito”, de Burruyacu y con eso le dio la posibilidad a una treintena de niños de pisar por primera vez el estadio que –en el mejor de los casos- suelen ver por televisión.

Alrededor de las 19.30, cuando ingresaron al sector 3 del Fierro, lo hicieron con cánticos, aplausos y sobre todo, emoción. Recorrieron las plateas de punta a punta, se pegaron al acrílico e intentaron gritar a lo lejos a los jugadores “decanos” que realizaban el calentamiento sobre el arco de calle Chile.

Si bien algunos chicos fueron al estadio por segunda vez, otros vivían la experiencia de pisar un campo de juego por primera vez en su vida, como el caso de Héctor Fabián Díaz, que a sus 50 años conoció el estadio del “decano” -según sus palabras- gracias a sus hijos.

“Jamás pise una cancha. Soy simpatizante de Atlético y hoy acompañaré con todo al equipo”, aseguró Díaz con los ojos vidriosos de la emoción. “Me quede sorprendido con el estado de la cancha, es una hermosura. Es muy emocionante todo lo que está pasando. Mis hermanas me pedían una foto con el estadio de fondo”, agregó Héctor que acompañaba a sus hijos a disfrutar de la experiencia.

A su vez, ya ubicado en la zona de plateas y esperando por el inicio del partido, estaba Jonathan, uno de sus cuatro pequeños. “Me parece divertido ver a mi equipo. Me gusta venir a cantar, es una alegría”, sostuvo el alumno del “Puestito”, que llevaba con orgullo una campera blanca, con el escudo de Atlético. “Cuando la gente canta, me dan ganas de llorar. Don Sebastián (referente de la escuela y que los acompañó en el viaje) me hizo hincha”, afirmó “Joni” que contó que su jugador favorito es el “Polaco” Menéndez, y que le gustaría una foto y una camiseta de él.

Sebastián Acuña, referente de la escuela y estuvo a cargo de la delegación, agradeció al club por la posibilidad y comentó que alquilaron un transporte por medio de la escuela. “Venimos con toda la ilusión. Hicimos casi 87 kilómetros con los chicos muy ilusionados, no siempre tenemos la oportunidad de ver espectáculos como estos. Desde allá, salimos a las 16 para venir tranquilos, con mucha precaución. Haciéndolos conocer un poco de paisajes”, remarcó.

Acuña, mientras ordenaba a los chicos que estaban cumpliendo su sueño, contó los orígenes de estos niños de entre 8 y 10 años. “Donde estamos nosotros, es un pueblo que está alejado y olvidado. Ellos no tienen otra cosa que ir a la escuela. El Puestito queda a más de siete kilómetros y ahí lo único que tenemos es una plaza”, comentó, a su vez que dejó en claro que además de la escuela, los pequeños se divierten en un potrero. “La mayoría de los varones van a una escuelita de fútbol y las mujeres a una de folclore. Por eso ahora estaban desesperados por esta experiencia, vinieron con muchas ganas de sacarse fotos”, aclaró Acuña, que también dijo que la delegación debería haber sido más numerosa, pero que algunos padres prefirieron no mandar a los chicos por el horario de vuelta.

Claro, cuando comenzó el partido, los chicos no dejaron pasar nada por alto. “Ha visto que se hace el malo el referí”, dijo Luciano Tomas de nueve años, ante una discusión de Fernando Espinoza cerca del córner dónde estaban ubicados. Paula Martina Lobo de ocho años, por su parte, dijo estar ansiosa por el regreso a casa. “Cuando le cuente a mi mamá se pondrá muy contenta”, dijo entre risas. En tanto que Juan Tapia (nueve años) prometió guardar por siempre este recuerdo. “Es la primera vez que vengo, me gustó todo de la cancha, me hace feliz venir con mis amigos”, dijo y esa frase seguro resuma el pensamiento y sentimiento de casi todos.

Sí, a pesar de todo lo malo, todo lo que se habló en relación al partido, hubo un trasfondo positivo. Al menos los alumnos de El Puestito volvieron a casa contentos, para ellos el resultado será anecdótico. Ellos, en su inocencia vivieron el fútbol que muchos de nosotros extrañamos.

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