Con gran tristeza y nostalgia, hemos tenido los argentinos un 25 de Mayo sin desfile militar, sin izamiento de bandera, sin marcha de San Lorenzo, para homenajear a los próceres de Mayo. Hemos presenciado sin embargo, un acto político en la histórica plaza. De la pobreza, la inflación, la pésima educación, la deplorable salud, la inseguridad, el narcotráfico, no se habla. Tampoco de los magros sueldos de maestros, médicos, enfermeras, policías y jubilados. Como los argentinos conocemos muy bien el diagnóstico, ahora el único e impostergable objetivo es lograr poner en marcha las soluciones para salir de esta catástrofe. La competencia por los cargos es válida y genuina, pero sumarse al ganador es una obligación moral, frente a la profunda decadencia a que nos han llevado. Queda poco tiempo; los ciudadanos queremos hechos concretos, sin egoísmos, con grandeza y patriotismo. Los políticos deben dar respuestas a la gente, decir qué van a hacer y cómo lo van a hacer. El cambio no sólo es una expresión, sino un proyecto de vida para bienestar de todos. Los empresarios, profesionales, empleados, obreros, estudiantes, debemos tener patriotismo, no podemos ser espectadores, ver la decadencia por TV, sino participar y ayudar como cada uno pueda, y desde el lugar en que se desenvuelve, para apoyar y controlar a los que deban gobernar, y así ser partícipes activos para recuperar una gran Nación. Patriotismo es tener muy en cuenta a los pobres que necesitan ayuda para vivir, para educarse y capacitarse, para conseguir trabajo, para ser libres y decidir sin condicionamientos. El futuro depende de la convicción y de la decisión de todos, para poner a nuestra querida Patria en los lugares destacados del mundo que supimos tener hace muchas décadas.
José Manuel García González
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