Banegas-Dening, la conexión para la victoria de San Martín en Floresta

El equipo salió a buscar el partido en el segundo tiempo y encontró el gol en el momento justo para sumar tres puntos fundamentales.

FÓRMULA DEL GOL. Dening se abraza con Banegas, que armó la jugada. FÓRMULA DEL GOL. Dening se abraza con Banegas, que armó la jugada.

La guapeada de Nahuel Banegas, quien ganó con todo el cuerpo una pelota dividida en mitad de cancha y comandó el contragolpe letal que definió Emanuel Dening, fue oro en polvo para San Martín en su excursión al estadio “Islas Malvinas”.

El tanto del goleador “santo” en la temporada, a los 22 minutos del complemento, fue el golpe de gracia para un All Boys inmerso en miles de problemas, que ya colmaron la paciencia de sus hinchas. Además, el festejo del correntino llegó para destrabar un partido al que San Martín no había podido encontrarle la vuelta, más allá de su ambición.

Al “santo” le costaba encontrar fluidez en el juego de mitad de cancha hacia adelante. Probablemente, por la carga que implicaba la necesidad de volver a sumar de a tres puntos, luego del empate en casa contra Estudiantes de Río Cuarto; y por la oportunidad de volver al segundo lugar de la zona A por los tropiezos en la previa del líder Agropecuario, de Defensores Unidos de Zárate y de San Martín de San Juan.

Antes del minuto de juego, Brian Andrada sorprendió ingresando por izquierda con un remate seco que besó el palo de Lisandro Mitre. A esa altura daba la sensación de que la visita iba a ser un torbellino de fútbol y energía. Sin embargo, eso fue prácticamente lo único que hizo durante el primer tiempo.

Con Gervasio Núñez peleado con la pelota y Agustín Colazo demasiado errático en cada incursión ofensiva, Dening quedó muy aislado. Leandro Ciccolini y Andrada intentaban en el uno contra uno, pero no lograban desequilibrar a una defensa de All Boys que mostraba debilidades; sobre todo en el retroceso.

Con sus limitaciones a cuestas, el dueño de casa fue al frente pero sin demasiadas luces. El primer tiempo solamente dejó dos polémicas, una por bando: una supuesta mano de Juan Orellana y un agarrón de Jonathan Ferrari a Dening que Julio Barraza (dirigió desde muy lejos) dejó pasar con gestos ampulosos.

La definición

Frontini leyó bien el partido. El ingreso de Iván Molinas y de Mauro Verón en reemplazo del irresoluto Núñez y del cansado Ciccolini le dieron otro aire a San Martín. Colazo, incansable en el segundo tiempo para colaborar en la marca, pasó a jugar por derecha en el medio campo.

Eso sí, más allá de que el “santo” comenzó a llegar más seguido al arco del “albo”, tampoco lograba ser demasiado claro. Sólo tuvo una chance inmejorable en la que Colazo le erró inexplicablemente al arco tras una cesión de Andrada en el final de una contra.

BUENAS INTENCIONES. Brian Andrada supera a Francisco Gatti. El 10 de San Martín intentó generar desequilibrio por las bandas, pero no siempre lo consiguió. Fotos de Matias Nápoli Escalero - Especial para La Gaceta BUENAS INTENCIONES. Brian Andrada supera a Francisco Gatti. El 10 de San Martín intentó generar desequilibrio por las bandas, pero no siempre lo consiguió. Fotos de Matias Nápoli Escalero - Especial para La Gaceta

Por eso la corajeada de Banegas y el oportunismo de Dening (San Martín lo extrañará las próximas dos fechas porque anoche llegó a las 10 amarillas) fueron tan decisivas en el barrio Monte Castro.

A partir de ahí, y con un rival desorientado y asfixiado a causa del mal momento, el “santo” contó con varias oportunidades para sentenciar la historia. Pero falló demasiado en los últimos metros, Dening, Molinas y el ingresado Enzo Martínez se apresuraron cuando la situación ameritaba calma.

No pudo marcar el segundo San Martín, pero hubo una jugada que valió tanto como un gol: cuando al juego le quedaban seis minutos, Thomas Amilivia tuvo el empate luego de un rebote. Al delantero le vayó la pelota casi en el borde del área chica, se acomodó para la zurda y un “gigante” Darío Sand, pleno de reflejos y rápido de piernas, le ahogó el grito.

Y así, con algunos errores en la gestación (algo que deberá seguir puliendo el entrenador) pero con ganas, con astucia y sobre todo con eficacia, San Martín ganó un partido clave. Lo hizo cuando debía, cuando estaba obligado a no dejar pasar una nueva oportunidad.

El “santo” no falló, mostró carácter y volvió a prenderse en la lucha por la cima; esa que Frontini ya avisó que su equipo va a alcanzar en cualquier momento. Anoche mostró que tiene ímpetu para lograrlo.

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