Sergio Massa, el "bombero" que quiere ser Presidente

¿Cómo montará su campaña el ministro de Economía frente a las demandas socioeconómicas?

Sergio Massa y Osvaldo Jaldo. FOTO TOMADA DE TWITTER Sergio Massa y Osvaldo Jaldo. FOTO TOMADA DE TWITTER

La economía del segundo semestre está signada por el ajuste. Y ese no es el escenario propicio para salir a pedir el voto a los argentinos. Una inflación que no baja del 7% mensual. Un dólar que sube y baja con más tendencia a estancarse en la imagen del yaguaraté de $ 500 por unidad. El consumo está en baja, mientras los precios se reacomodan progresivamente. 

Mes a mes, las pizarras de los surtidores se reajustan a una velocidad crucero del 4%; la clase media padece la quita de los subsidios y, por ende, las facturas de los servicios son más abultadas que siempre. El Banco Central muestra que las reservas netas están en niveles mínimos históricos y eso potencia las dudas del mercado acerca de la capacidad de pago de la Argentina de los compromisos asumidos con el FMI. Según un informe de Ecolatina, esas reservas netas (excluyendo Derechos Especiales de Giro –DEG-)  son negativas en cerca de U$S 2.200 millones. 

En este escenario, el Gobierno debía cancelar, esta semana, vencimientos con el FMI por U$S 2.700 millones. Sin embargo, se decidió postergar esos pagos para fines de mes (un movimiento permitido dentro del reglamento del FMI) a la espera del desembolso que correspondería al cumplimiento de las metas del primer trimestre. Otra vez, el Palacio de Hacienda vuelve a jugar al filo de la navaja. La entidad monetaria mira hacia China para usar su moneda en sus intervenciones en el mercado cambiario. En ese terreno se desenvolverá la campaña del precandidato presidencial Sergio Massa

En un país que vive en crisis, ese escenario se naturalizaría. Pero Massa no es cualquier funcionario; se trata del ministro de Economía que debe encarrilar la macroeconomía para que la micro deje de sentir todo el peso de los desequilibrios históricos de un país que gasta más de lo que recauda y que acumula déficit fiscal que se paga con más emisión monetaria.

A estas alturas del juego electoral, no se sabe bien si es que Cristina Fernández de Kirchner avaló a propósito la postulación presidencial del tigrense o si no tenía más remedio que atender los planteos de los gobernadores que vienen de ganar elecciones en sus respectivos distritos. De una u otra forma, la vicepresidente de la Nación intentará salir airosa para no pagar los costos políticos de los errores propios. No hay que perder de vista que su voto fue decisivo en 2019 para nominar a Alberto Fernández como candidato de unidad dentro de lo que fue el Frente de Todos.

Los índices socioeconómicos tampoco le dan tregua a la gestión del presidente Alberto Fernández. Con una inflación cercana al 130% interanual, es lógico que la pobreza afecte a cuatro de cada 10 argentinos, con tendencia al alza, y que haya más empleados en negro y ocupados que buscan otro empleo para llegar a fines de mes. Los futuros del dólar muestran el nivel de desconfianza que exhibe el mercado ante la puja electoral. 

En lo que resta del mes y tal vez en la primera semana de julio habrá una mayor demanda de dólares, porque el asalariado, lo poco que ahorra, trata de pintar su capital de verde, más allá de que la divisa estadounidense esté cara. 

¿Cómo montará su campaña Massa frente a estas demandas socioeconómicas? Ni Roberto Lavagna como tampoco Domingo Felipe Cavallo han logrado su objetivo, el mismo que busca más siendo titular del Palacio de Hacienda. Cruzarse al edificio del frente, sentarse en la oficina más custodiada del primer piso de la Casa Rosada y gobernar el país desde Balcarce 50. 

Pensar que Massa puede convertirse en un Fernando Henrique Cardoso parece utópico si se tiene en cuenta que el brasileño se convirtió en presidente de su país porque mostró un “Plan Real” de gestión, algo que actualmente en la Argentina brilla por su ausencia. De otro modo, la inflación hubiese mostrado signos más evidentes de desaceleración y los argentinos no estarían apostando, cada mes, cuánto será la tasa de incremento sostenido de los precios. 

Mantener contenida a la brecha cambiaria es parte esencial del “plan Massa” y un desafío transversal al “Frente de los Dólares”, el “frente de los Pesos” y el “frente de los Precios”: actualmente, un salto en los dólares paralelos se filtra con mayor facilidad la inflación (como ya vimos en los números de abril) y aumenta las expectativas de devaluación, reduciendo aún más la oferta neta de divisas, puntualiza Ecolatina.

La carrera hasta el 11 de agosto, dos días antes de las PASO, será muy dura para Massa y sus aspiraciones presidencialistas. Los casi 50 días que le quedan para hacer campaña serán decisivos para cambiar el humor social que, en la actualidad, está signado por la incertidumbre. El FMI no ahogará a la Argentina sencillamente porque necesita que el país genere la capacidad de pago de una abultada deuda. 

Las restricciones cambiarias continuarán porque Massa requerirá de esos torniquetes al dólar para evitar una corrida propia de los períodos previos a las elecciones.

Políticamente, Massa logró su objetivo: ser el candidato de la unidad justicialista. Cristina lo hizo posible y no por un rol altruista, sino de supervivencia de su núcleo duro y para que, en el futuro, la derrota tenga más un padre que una madre. Es la bala de plata que se reserva la presidente del Senado, que quiere seguir en el recinto de la Cámara Alta, con un rol menos protagónico, pero sí con cobertura jurídica o fueros.

El mismo destino tendrían Eduardo “Wado” de Pedro que dejará el Ministerio del Interior para pugnar por una banca en el Senado. ¿Juan Manzur hará lo mismo? Es probable si es que el actual gobernador tucumano le pide la banca a Pablo Yedlin, electo legislador y candidato en primer término a diputado nacional por el Frente de Todos. El pediatra tiene tantos reaseguros políticos e institucionales que cualquier dirigente provincial le gustaría ocupar. Puertas adentro del PJ tucumano hay reproches por tanta acumulación de cargos. Y los reproches, generalmente, llegan con voz de militancia.

Habrá que esperar hasta este lunes para saber cómo reacciona el mercado ante las candidaturas ya consolidadas rumbo a las internas del 13 de agosto. Ese será el primer test para las fórmulas que se presentarán en las distintas coaliciones. Pero también para la gestión de Massa, que llegará con una evaluación más minuciosa en la que la oposición ya le puso condimento. 

En el primer round, la chicana llegó de parte de la precandidata presidencial, Patricia Bullrich, que, en su cuenta en Twitter, ironizó: “el incendiario se postula como bombero”. Si quiere seguir en carrera, Massa tendrá que evitar que le pisen la manguera y apagar, de a poco, un incendio para no seguir sumando desequilibrios a la macroeconomía y para que, en definitiva, la sociedad cambie de humor antes de llegar a las urnas.

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