La eliminación del Banco Central terminará con la inflación para siempre. Ese era el enunciado de una de las reformas económicas propuestas durante la campaña por La Libertad Avanza. Claro está que esta plataforma de lanzamiento de Javier Milei tenía previsto que Emilio Ocampo, otrora propuesto como presidente de la entidad monetaria nacional hasta su disolución, permitiera que los argentinos puedan comerciar en la moneda que prefieran, como otro paso para combatir la creciente inflación. La dolarización diseñada por el mismo Ocampo tendrá que esperar.
Los anuncios de Milei fueron guardados hasta nuevo aviso desde el momento en que se conoció que Luis “Toto” Caputo, un hombre relacionado con el ex presidente Mauricio Macri, se hará cargo del Ministerio de Economía, y que Demian Reidel, que ocupó la vicepresidencia del BCRA en la gestión de Federico Sturzenegger, puede llegar a ser la opción para conducir esa entidad a partir del 10 de diciembre.
“Los mercados reaccionaron bien ante el triunfo de Milei porque es una alternativa al kirchnerismo. Claramente, el fin del proceso electoral, una elección contundente, un modelo distinto y los nombres que se empezaron a barajar en términos del equipo económico, empezaron a debilitar la idea de una dolarización como principio del programa económico”, planteó Javier Timerman, Managing Partner de Adcap Grupo Financiero. “Milei dice que ante todo va a sanear la economía y que la dolarización queda para una segunda etapa, eso es lo que interpretó el mercado, y por eso subió”, explicó el analista.
“Si hay un rediseño de la idea de la dolarización esto no tiene que ver sólo con cuestiones técnicas y con la falta de reservas para rescatar los pesos. También por el hecho que la composición del Congreso, tal como quedó configurado para el 10 de diciembre en adelante, augura un filtro complejo. Habrá reformas que difícilmente pasen. Hay que tener en cuenta que se fortalece el rol de los gobernadores, que siempre están atentos a la posibilidad de lograr que se les coparticipe el impuesto inflacionario”, puntualizó, por su parte, el economista del Ieral Jorge Vasconcelos.
Caputo no sólo tendrá la misión de reconstituir las escuálidas reservas internacionales brutas del Banco Central, que terminaron en U$S 21.554 millones, sino desactivar la bomba de las Letras de Liquidez (Leliq).
Al presidente electo lo desvela la posibilidad de que la Argentina termine el año con una hiperinflación que no podrá luego desactivar. Pero también la idea de sanear las cuentas del Banco Central, en el que las Leliq constituyen el principal escollo. En ese aspecto, el economista libertario no observa que deba recurrir a una licuación de deudas, mucho menos a un Plan Bonex, algo que durante la campaña agitó el actual ministro de Economía, Sergio Massa, como una forma de reactivar los fantasmas económicos del pasado. Con aquel sistema, hubo un canje obligatorio de los plazos fijos por un bono durante el arranque de la presidencia de Carlos Menem, hace más de tres décadas. Con un dólar libre caro, los argentinos trataron de refugiarse en el plazo fijo ante la volatilidad que impuso el año electoral y el cerrado epílogo que terminó con Milei venciendo en la segunda vuelta electoral. Para el rescate de las Leliq, por parte del mercado, se necesita mucho más que credibilidad y confianza. Todo indica que el líder de La Libertad Avanza encarará este fin de semana una misión por los Estados Unidos para captar la mayor cantidad de dólares posibles. Si hay apoyos externos, podría constituirse en el principio del fin de los desequilibrios macroeconómicos argentinos. Mientras tanto, la sociedad tendrá que seguir manejándose con pesos y rezar para que la inflación no siga en los dos dígitos mensuales.