Faltan 33 días para que arranque el ciclo lectivo y en las escuelas públicas se aceleran las tareas de alistamiento de la infraestructura. En medio de ese proceso, la ministra de Educación, Susana Montaldo, se debate entre las cuestiones atinentes a la reorganización del personal docente y del debate por las cuotas, con el fin de evitar lo que ella cree que puede ser una migración de alumnos desde colegios privados a escuelas estatales por efecto de la actualización de precios. Aún así, la funcionaria no abandona la idea de que se puede mejorar el contacto del estudiante con su maestra o profesor, dejando de lado la cuestión mecánica. “Hoy y siempre en educación un elemento fundamental es la creatividad”, define en la entrevista concedida a LA GACETA.
-¿Cuáles son los objetivos que se fijaron para este ciclo lectivo que arranca el 1 de marzo?
-El objetivo fundamental es mejorar la calidad educativa, la alfabetización, partiendo de la base de las cuatro áreas fundamentales: Lengua, Matemáticas, Ciencias Sociales y Ciencias Naturales. También afianzar el área de comunicación informativa y tener un alerta temprana de los chicos que, durante el primer trimestre, tengan un alto índice de ausentismo. En este proceso no debe perderse el acompañamiento de los sectores más vulnerables, más allá de la condicionalidad para cobrar la Asignación Universal por Hijo. Estamos convencidos que los chicos tienen que aprender y que algunos necesitan más tiempos que otros en el acompañamiento.
-¿Eso requerirá una mayor dedicación y capacitación docente?
-Estamos afianzando la Subdirección de Formación Continua de Docentes para que, de forma permanente, haya cursos de capacitación pero que no sean de dos o tres días, sino que al menos duren tres, seis meses o un año, según el grado de complejidad. Hay que ir probando nuevas apuestas didácticas. Hoy y siempre, un elemento fundamental en la educación es la creatividad. Es decir que no sólo se adopten métodos mecánicos, sino una puesta en escena en cada clase, de manera de captar la atención de los chicos. ¿Cómo inducirlos directamente que lean a Federico García Lorca y captar esa atención? Creo que el método puede ser hablando un mismo idioma. Por ejemplo, hablarle de las letras del rapero que escuchan, si está de acuerdo con eso y contarles que había tal o cual poeta que escribía de una manera similar. Eso es inducirlo, por ejemplo, a la literatura.
-¿Cómo afianzar en el aula la creatividad?
-En una reciente visita a una escuela de Madrid, un niño de 10 años relataba que un profesor le estaba enseñando cultura romana. Junto con otros cuatro compañeros, empezaron un proyecto y dividieron roles en el grupo mediante el juego. Y así fueron asumiendo la cultura, relacionando la temática con cada rol que ocupaba. Mirando Got Talent, uno puede preguntarse cuántos chicos tienen potencial y no le damos la oportunidad de desarrollar sus aptitudes y actitudes en las escuelas. Entonces surge la idea que queremos plasmar en el Consejo Federal de Educación para que haya materias optativas, con talleres artísticos, deportivos o de otras disciplinas que faciliten el proceso creativo. Creo que el docente debe llegar al alumno y la experiencia enseña que ese proceso contribuye a desarrollarse en la vida, donde ese maestro o maestra ayuda a descubrir un talento. Además, te construye autoestima. En eso estamos trabajando en la subdirección de formación continua.
-Pero el día a día puede ser un condicionante para ese proceso...
-Por eso hay que cambiar el Secundario, que es donde está el mayor problema. Creo que lo primero, a modo de ejemplo, es que no haya que dictar una docena de materias en un año. A lo mejor seis son suficientes, según los casos, de tal manera que el profesor pueda enseñar en una sola escuela, conocer y seguir de cerca a sus alumnos. Eso también contribuirá para que los profesores intercambien ideas en las salas del establecimiento y, de esas charlas, pueden surgir mecanismos para trabajar, a su vez, con los padres de los alumnos cuando se necesite un mayor apoyo educativo.
-Se dan casos de que una maestra o un profesor termine sus horas en una escuela y debe partir hacia otra por una cuestión de mejora de sus ingresos...
-Debe cambiarse de raíz el sistema laboral docente. No puede ser por horas cátedras, que si el máximo sea de 36 horas, se pueda tener 18 en una escuela y 18 en otra. Por lo menos seis o 10 de esas horas sean para trabajar en las escuelas y no solo para dar clases. Lo ideal es evitar que el chico se quede de curso y tenga que repetir el curso, sino que se detecte el problema y darle el apoyo que se requiere en el momento oportuno con un sistema de horarios para que estudien en la misma escuela.
-¿Cómo se conjuga el aspecto educativo con el alimentario, en escuelas donde asisten chicos vulnerables socialmente?
-Junto con el Ministerio de Desarrollo Social, este verano estamos trabajando en llevarle comida a esa comunidad. Debemos recrear un sistema de trabajo con municipios y comunas rurales para que la comunidad de esas jurisdicciones se involucre. Tal vez haya madres que quieran colaborar con la cocina para resguardar la alimentación de sus chicos. En este sentido, la tarea del Estado, con la colaboración de la comunidad, no debe agotarse sólo en las horas para comer, sino también por ejemplo para hacer los deberes en el mismo establecimiento y contribuir con la escolaridad.
-¿Cómo se revierten las malas notas que la educación se sacó en las evaluaciones de aprendizaje?
-Eso es todo un tema. Hay que trabajar con los docentes y con la motivación. Hay maestras y profesores que, de por sí, tienen el desafío de sacar a los chicos adelante y se les plantea una variedad de situaciones. Queremos inyectar de nuevo el entusiasmo en la docencia, trabajando con los padres. No puede ser que no haya objetivos comunes porque ellos son los primeros educadores y, con la docencia, llegar a que se conviertan esos chicos en ciudadanos, articulando acciones. No es sencillo, pero pueden reorientarse las condiciones pedagógicas y la contribución de los padres.
-La crisis ha causado un incremento en el valor de las cuotas en los colegios privados. ¿Temen una éxodo hacia el sector público?
-Tengo mis temores acerca de una explosión de matrículas. Estamos trabajando con el sector privado. Sabemos que hay dificultades para acordar los montos de las cuotas. Estamos trabajando para aplicar una fórmula que defina la cuota, cuidando, por un lado, que ese colegio tenga que sobrevivir con sus costos, pero además que los padres puedan pagar esa cuota. Para cualquier chico no resulta fácil cambiar de colegio y tener nuevos compañeros por el hecho de que no tenga la posibilidad económica de quedarse donde fue siempre. Con la Dirección de Educación Privada estamos analizando la relación los aportes que el Estado brinda a los colegios, de tal manera de establecer franjas de cuotas, según esos apoyos económicos del Estado. No será fácil para la Provincia sostener el sistema público si la migración de alumnos es masiva. Por eso venimos hablando con los propietarios de instituciones privadas. Todos tenemos que hacer un esfuerzo por los chicos en este contexto de crisis en el país. Cada uno debe aportar su granito de arena para hacer factible la educación en esos tiempos.
-¿Sigue el proceso de revisión de las adscripciones docentes?
-Ya hemos avanzado con 1.600 casos que volvieron a sus lugares de origen. Estamos analizando más situaciones y creo que en febrero vamos a terminar con ese proceso. Se está analizando cuál debería ser la planta funcional del Ministerio. Junto con el Ministerio de Economía venimos trabajando en ese proceso. Se nos viene planteando un problema de inequidades en el sistema educativo. ¿Cómo es posible que haya docentes que estén cumpliendo tareas administrativas? Es necesario eliminar esas distorsiones que se vienen reflejando en los últimos tiempos. Hay un pedido expreso del gobernador para que no haya docentes en las oficinas del Estado, ya que deben trabajar en las aulas.