Durante la campaña de maíz pasada el aumento poblacional de dalbulus maidis puso en vilo la producción de maíz en diferentes zonas productoras de este cereal en el país. Principalmente en zonas con climas tropicales y subtropicales, provocó daños de diferentes magnitudes, debido al achaparramiento que ocasiona en el maíz.

A poco de que se inicie una nueva campaña gruesa, en la cual el maíz es uno de los principales cultivos, productores -en especial, del NOA y del NEA- se encuentran sumamente preocupados. Así lo demuestran aquellos consultados para las notas en esta edición de LA GACETA Rural.

Esta situación por la cual se atravesó durante la campaña pasada movilizó a todos los actores de esta cadena, que llevaron a cabo conferencias, congresos, convenios y conformaron equipos de trabajo para tener un análisis de situación real y ver la forma de proceder ante esta peligrosa plaga.

Hoy todos hablan y discuten qué se debe y qué no se debe hacer al respecto; pero quedó en claro que en las regiones como las señaladas lo importante es acatar las recomendaciones que se dieron, y trabajar fundamentalmente en reducir las poblaciones del vector, en realizar el control de las pérdidas de cosecha de maíz y el control de maíces, y en hacer el manejo de especies vegetales donde se refugia el vector. También resulta vital concentrar las fechas de siembra, monitorear las poblaciones del vector y, por supuesto, hacer el vacío sanitario; todo esto acompañado de un plan de comunicación veraz y concreta.

El Gobierno nacional y las diferentes organizaciones e instituciones de investigación y de productores trabajaron para llevar adelante la Red Nacional de Trampas de Monitoreo de la chicharrita del maíz. El objetivo principal de esta es obtener información real de las variaciones poblacionales del insecto en las diferentes áreas productivas del país.

Esta red difundió los resultados del tercer informe, que abarca el período comprendido entre el 18 de agosto y el 3 de septiembre. Durante ese lapso se registró una disminución de los valores de captura de adultos de chicharritas con trampas cromáticas adhesivas en la mayoría de las localidades relevadas. El informe indica que el retroceso de la plaga se dio con una magnitud mayor en las regiones del NOA y Centro Norte.

Este período de relevamiento se caracterizó por una marcada oscilación térmica, con intervalos de altas y de bajas temperaturas.

El informe indica que esta amplitud térmica podría ser un factor influyente en la sobrevivencia de los adultos de dalbulus maidis, entendiendo que estos cambios bruscos de temperaturas pueden aumentar el estrés térmico y reducir la sobrevivencia de aquellos individuos que logran soportar las condiciones térmicas de este último invierno.

Pero cabe advertir que se dio una disminución, no la eliminación total de los insectos causantes de esta enfermedad. Los especialistas entomólogos indican que la chicharrita tiene gran capacidad reproductiva, un aspecto que se debe tener en cuenta.

Todos saben que se trata de un insecto difícil de controlar, que cuenta con ciertas particularidades, tales como su longevidad (de 45 a 70 días) y la posibilidad en invierno de refugiarse en cualquier otro cultivo e, incluso, de permanecer varias semanas sin alimentarse. Precisamente debido a este último rasgo la chicharrita aún está presente, pese a que el invierno tuvo días muy fríos.

A raíz de ello, si todavía quedan individuos adultos vivos, estos podrán multiplicarse y comenzar un nuevo ciclo de infección.

Es importante destacar, como lo hacen los especialistas, que este insecto y las enfermedades que transmite requieren estrategias integradas de manejo a nivel regional, considerando que las prácticas habituales no están siendo una solución efectiva para el control de la plaga.

En este escenario, en el ámbito nacional está en riesgo la producción de maíz, cultivo necesario para la sustentabilidad del sistema. Para enfrentar esta batalla todos los integrantes de la cadena de producción deben seguir trabajando en conjunto, como lo vienen haciendo hasta ahora, ya que resulta fundamental mantener la población de la plaga en el nivel más bajo posible. Y más aun ahora, cuando están llegando las estaciones más cálidas, y podría darse lo que sucedió en la campaña pasada, con problemas similares o posiblemente más graves.