El periodista Hugo Alconada Mon presentará hoy en Tucumán su segunda novela, “La Cacería de Hierro” en el ciclo de charlas de LA GACETA y Planeta, que se desarrollará desde las 19 horas, en el auditorio del Campus Unsta, en la avenida Perón al 2000 en Yerba Buena. El autor, abogado, prosecretario de Redacción en “La Nación”, miembro de la Academia Nacional de Periodismo, columnista de “The Washington Post”, es un referente del periodismo de investigación argentino. Después del éxito editorial de “La ciudad de las ranas”, su primera novela, publicada en septiembre de 2022 y presentada el año pasado en nuestra provincia, hablará sobre esta ficción en la que se desarrolla una trama policial vinculada con la historia argentina.
- Esta es una novela que, como “La ciudad de las ranas” tiene un tinte histórico. Tomás personajes de la historia y desarrollás una trama de ficción...
- Así es, porque abordo un doble crimen que ocurrió y que a su vez, ese crimen tal como se resolvió, marcó un punto de inflexión para la criminalística moderna. Dicho de otro modo: fue la primera vez en que se aplicaron las huellas dactilares para resolver un crimen y eso fue un punto de partida para el desarrollo de lo que se llama la Policía Científica, con un inmigrante que llegó a la Argentina con lo puesto, Juan Vucetich, que desde entonces marca un parangón. A mí me gustó la idea de contarlo como una novela policial porque en definitiva fue eso, una historia criminal.
-¿Cómo es tomar una persona que existió, que tuvo su historia, sus sentimientos, sus ideas, su pasado y crear ficción alrededor de él? Al venir del periodismo, donde los hechos mandan y los datos son la norma, debe ser difícil administrar en una ficción; debe presentar algún tipo de desafío...
-Es tal cual. Cuando abordo personajes reales trato de ser lo más preciso y lo más fiel a la historia y cuando trabajo con personajes ficticios me permito jugar. Para Juan Vucetich en particular reconstruí su biografía. Hablé incluso con sus descendientes, incluida la única nieta viva que queda. Es una mujer de 90 años, divina; me invitó a su casa, tomamos un té y me terminó contando vivencias familiares, anécdotas familiares; me mostró cartas de Juan Vucetich y hasta me terminó contando que Vucetich, así como utilizó las huellas dactilares para determinar si se podía identificar a las personas, coleccionaba en su investigación orejas humanas… para tratar de evaluar si con las orejas se podría identificar a las personas con la misma precisión que con las huellas dactilares.
-Suena lógico por lo menos el razonamiento… Entonces, el oficio periodístico te da herramientas para trabajar sobre la ficción.
-Sin duda; y de hecho muchas de las técnicas de investigación periodística que he desarrollado durante los últimos 20 -25 años son algunas de las que he aplicado tanto para escribir la novela en sí y para investigar todo el proceso histórico, pero también para darle carnadura a alguno de esos personajes. Hay un momento en el cual hago que uno de los personajes, un veterano, le diga a un discípulo básicamente: “vos no estuviste acá; pisá donde yo piso”. Bueno, esa frase me la dijo a mí un comisario cuando estábamos a punto de entrar a una de las escenas criminales más sensibles de los últimos 25 años de la Argentina.
-El género de la novela policial es un clásico que tiene subgéneros. ¿En cuál encuadrarías “La cacería de Hierro”?
-La novela negra: Phillip Marlowe o Henning Mankell; o Niklas Natt och Dag, o Maj Sjöwall… me gustan mucho los policiales escandinavos; también los franceses, como Pierre Lemaitre. Va por esa senda. Lo que he intentado es escribir una novela que sea atractiva, que te atrape, y que de hecho sea muy ágil. Uno de los más lindos elogios que he recibido una y otra vez es que es de esas novelas que te agarran del cogote y no te sueltan hasta el final.
-Eso es importante, ¿no? Entonces si la devolución va por ahí quiere decir que de algún modo ese objetivo se cumplió.
Hugo Alconada Mon: “Juan Vucetich vivió resistencias internas y externas”-Así es. Además yo escribo esto como una oportunidad de disfrute, para enriquecerme, para aprender… de historia, de literatura; entonces para mí es un recorrido como para muchos es tocar la guitarra, o tocar el piano, o jugar al tenis, o jugar al fútbol o cocinar… Cada uno tiene sus 15 minutos de desconexión cerebral. Para mí mi forma de descarga es esta.
Alconada Mon recibió la plaqueta “Paul Groussac”-Hace muchos años viniste a darnos una charla acá a la Redacción de LA GACETA y contabas que te habías iniciado en el periodismo de investigación porque sentías que vos todos los días haciendo periodismo político -haciendo analogía con la gastronomía- era como que vendías hamburguesas y que cada tanto te gustaba cocinar un pollo con papas y que eso era la analogía con una investigación periodística ¿no? Entonces, si de las hamburguesas pasaste al pollo con papas y se volvió tu especialidad el periodismo de investigación, ¿cómo calificas dentro de tu evolución como intelectual a la literatura y cómo llegaste espiritualmente a ese lugar?
-Yo diría que para mí, como esto es un disfrute, es como para cuando llegamos a la etapa del postre, un mousse de chocolate. Pero sobre todo diría: a mí me gusta mucho y me apasiona el periodismo de investigación, lo sigo haciendo. Así es como he investigado todos los gobiernos desde Menem en adelante y todos o reclamaron al diario o directamente pidieron mi cabeza al diario. Pero al mismo tiempo hay mucha tensión, mucha carga, como rendir un examen permanente y este es el momento de disfrute. Como cuando alguien toca la guitarra… tocás para vos mismo 15 minutos. Lo de las novelas es realmente que escribo para mí y mi idea era escribir y después darle una copia a mi mujer y tirarla a la estufa y se enteró un amigo y terminó siendo bestseller. No fue algo buscado; es como cuando vos tocás la guitarra con tus amigos un viernes a la noche o un sábado y de repente ocurre que una de las canciones termina siendo un hit. Uno dice esto no era lo que yo buscaba, yo trabajo de periodista. Bueno, para mí es mi momento de disfrute.