Rolando Tolaba es uno de los vecinos del club y la “Tragedia de San Guillermo” es parte de su historia familiar: su padre José Rolando Tolaba fue uno de los sobrevivientes del accidente. “El río lo arrastró como 500 metros y lo dejó apretado entre la arena y las piedras. Estaba desnudo”, dijo.

El hombre no había cumplido un año al momento del accidente, aunque recopiló diferentes datos en charlas con su padre, que falleció algunos años atrás. El club, según cuentan, durante los días de lluvia acostumbraba a trasladarse a las canchas de los valles en camiones. “Era más seguro que ir a caballo. También todos querían volver lo más temprano posible porque esa noche eran las fiestas”, expresó.

Tolaba dice que el accidente se produjo por una conjunción de diferentes factores: la lluvia hizo que los caminos de tierra estuvieran intransitables, el camión dejó de funcionar a mitad del badén, y la gente iba dentro del acople que tenía una carpa y no tuvieron el tiempo de bajar del vehículo. “A mi papá lo trasladaron al hospital, pero él no sabía que les había pasado a sus compañeros”, contó.

José, además de ser jugador de San Guillermo, aprovechaba los partidos para vender comida. “Rolo” asegura que ese día su papá llevaba un recipiente con sánguches de milanesa y empanadas para venderle a los hinchas del club de Casas Viejas.

Hoy, Tolaba considera que el 24 de diciembre es una fecha para recordar y reflexionar sobre ese hecho. “Antes de ir a la misa, voy al cementerio a prenderles una ‘velita’ a los 16 fallecidos”, cerró.