Cada 25 de febrero, la Iglesia Católica recuerda a varios santos y beatos que han dejado una huella en la historia del cristianismo a través de su fe y sacrificio. Entre los más destacados se encuentran:
San Cesáreo de Nazianzo
Obispo y mártir, San Cesáreo de Nazianzo fue hermano de San Gregorio Nacianceno y se destacó tanto por su sabiduría como por su servicio a la Iglesia. Su vida estuvo marcada por la defensa de la fe y el compromiso con los más necesitados.
San Tarasio de Constantinopla
Fue Patriarca de Constantinopla en el siglo VIII y jugó un papel crucial en la restauración del culto a las imágenes sagradas durante la crisis iconoclasta. Su liderazgo y firmeza le valieron el reconocimiento como un defensor de la ortodoxia.
San Valerio de Astorga
Obispo en la actual España, San Valerio vivió en tiempos de la dominación romana y es venerado por su labor evangelizadora y por la consolidación del cristianismo en la península ibérica.
Beato Sebastián Aparicio
De origen español, el Beato Sebastián Aparicio fue un misionero franciscano que llevó el mensaje cristiano a América en el siglo XVI. Se destacó por su labor en México, donde ayudó en la construcción de caminos y promovió el bienestar de los indígenas.
Otros santos y beatos conmemorados
San Donato de Esciaco, abad.
Beato Domingo Lentini, presbítero.
Beata María Ludovica De Angelis, religiosa y misionera en Argentina.
El santoral del 25 de febrero nos recuerda la importancia de la fe y la entrega de quienes, a lo largo de la historia, han dedicado su vida al servicio de los demás y a la defensa de sus creencias.