"Todo lo que querés saber sobre la ley que va a mejorar las condiciones en las que se hace música en la Argentina". Esa consigna se difundió, a través de las redes sociales, para invitar a dos charlas informativas que trajeron al músico Diego Boris a Tucumán. "La Ley de la música (parte I) crea por primera vez en Argentina un órgano de fomento específico, el Instituto Nacional de la Música (INM) así como tienen el teatro con el INT, el cine, con el Incaa o las artes plásticas con el FNA", explicó a LA GACETA.
- ¿Por qué parte I?
- Porque es la la primera parte de la ley la que fue aprobaba en octubre de 2012 en Diputados y en noviembre en el Senado. Parte uno porque primero va apuntar a mejorar la actividad musical, y una vez logrado esto, la idea es que la parte II trabaje en mejorar las condiciones laborales de los músicos. Primero se apunta a mejorar las condiciones generales en que se hace música, y luego a generar el estatuto del ejecutante musical.
- ¿Qué aspectos regula?
- No es una norma de regulación sino de fomento. Viene a sumar. Sólo regula en dos aspectos: cuando viene un artista extranjero tiene que haber un telonero nacional. Y el 0,5 % de la programación de RTA (Radio y Televisión Argentina) va a estar a disposición del INM para difundir las actividades, sobre todo los circuitos estables de música en vivo.
- ¿Cómo se estructura el INM?
- Nace en forma federal, con seis sedes, una en cada región cultural: NOA, NEA, Cuyo, Centrolitoral, Metropolitana y Patagonia. La idea es que al poco tiempo -porque lo prevé la ley- pueda tener una sede en cada provincia. El INM apunta a fomentar diversas áreas: subsidios y créditos, difusión, circulación de música en vivo, creación de un circuito cultural social que llegue a los sectores más postergados y formación integral.
- ¿De qué manera apuntará a los músicos?
- Desde su formación, para que un músico no sólo reciba formación académica sino también para que antes de obtener un beneficio pueda acceder a la información que le permita conocer los derechos intelectuales, de autor, de intérprete, de productor fonográfico. De manera tal que si el día de mañana tiene que firmar un contrato no firme acuerdos que lo perjudiquen o que, por lo menos, tenga la posibilidad de elegir qué es lo que quiere firmar. Nosotros sostenemos que nadie va a perder la inspiración por conocer la regamentación en la cual se desarrollan los distintos aspectos legales de la música.
- Es decir, ¿para que los músicos puedan vivir de la música?
- El INM crea herramientas para facilitar procesos productivos, para tocar en vivo, etc. Por supuesto que la elección de un arte como forma de comunicarnos o de vida lleva implícito cierto riesgo. Es muy difícil -o imposible- que todos los que se dedican a la música puedan vivir de ella. Pero la idea es construir un camino para quienes se dedican a ella con un compromiso fuerte y para quienes desarrrollan una actividad en forma constante dispongan de herramientas que les permitan ir complementando sus ingresos y hasta, en algún caso, vivir de la música.
- ¿Cúal será el eje de los criterios de selección para el fomento?
- El INM va a fomentar todos los tipos de música, sin distinciones. Es más, en una instancia de herramientas para producción, para fabricar discos, para imprimir láminas, etcétera, la idea es que allí no haya ningún tipo de jurado. Como el INM también tiene que fomentar lo nuevo, lo que a lo mejor no dialoga bien estéticamente con los lenguajes anteriores, no está bien que una generación juzgue a la otra. Imaginemos un jurado en tiempos de música clásica, cuando nacía el tango. El tango no hubiese sido elegido, y a su vez este no hubiese elegido el rock ni el punk. Creemos que no tiene que haber una valoración estética, precisamente porque lo más vivo del arte radica en la incertidumbre, en lo nuevo, en lo que rompe con lo anterior.