Apesadumbrados y preocupados. Analizando qué alternativas quedan por encarar y delineando cuáles son los mejores caminos para minimizar los daños agronómicos, financieros y societarios. Así transitan estas horas cruciales para sus cultivos los integrantes de la Cooperativa Unión y Programa de La Ramada de Abajo, en el departamento Burruyacu, ubicada en el noreste de Tucumán.
Al igual que sucedió en las campañas de granos (gruesos) de verano en 2011-2012 y 2012-2013, los productores “sojeros” y “maiceros” miran al cielo y cuentan, una por una, las nubes que aparecen y esperan que se conviertan en lluvias, en lluvias importantes que descarguen agua suficiente como para encarar la última etapa de la siembra de maíz y de soja.
LA GACETA Rural dialogó con Osvaldo Martínez (presidente) y con José Luis Porcel (secretario), de la entidad cooperativista, café de por medio, en un bar del microcentro tucumano.
- ¿Cuál es el panorama actual en la siembra de maíz?
- (Martínez) La verdad es que todo está muy complicado. Algo de maíz se puso sembrar, entre un 30% y un 35% de lo previsto. Aún queda mucho por hacer. Pero la mayoría ya se inclinó por hacer soja. La verdad es que estamos resistiendo, cada uno como puede.
- (Porcel) La última lluvia buena fue el 21 de diciembre, y después nada. Hubo algo de agua localizada, pero fueron las restantes precipitaciones, pero muy irregulares.
- ¿Las plantas de maíz lograron nacer? ¿Cómo están?
- (Martínez) El maíz (la planta) nació, pero necesita más agua, y con urgencia. Está resistiendo las altas temperaturas, pero los plazos se están acortando.
- (Porcel) Sembramos los híbridos de maíz más utilizamos por los agricultores, los más populares, que son los “colorados duros”.
- ¿Cuáles son los plazos para terminar de sembrar maíz?
- (Martínez) Estamos estimando que se podrá sembrar hasta el 25 de enero, pero todo depende si aparecen lluvias. Las plagas y malezas están controladas con la aplicación de losa productos adecuados, así que eso no es una preocupación. Y en cuanto a la producción, la mayor parte de lo que se cosecha es para “maíz grano”, o sea para consumo interno.
- Sin agua, es imposible.
- (Martínez) Así es. Todos los agricultores que en estos momentos esperamos poder terminar de sembrar, tanto maíz como soja, y en cuanto a la oleaginosa evitar que se pierda lo ya hecho, nuestras expectativas están centradas en apostar a que lleguen las lluvias.
- ¿Cómo terminó el año 2013 en materia hídrica?
- (Porcel) En noviembre 2013, tuvimos más lluvias, buenas lluvias; mejoró el perfil del suelo y las temperaturas no eran tan altas. Eso fue un aliciente para prepararnos para sembrar. Es que todos los agricultores pensamos que esas precipitaciones serían, posiblemente, una constante o, al menos, tenían una buena proyección para el verano actual.
Pero desde fines de diciembre pasado tenemos mucho calor y nada de lluvias importantes que posibiliten que se recarguen los perfiles y podamos encarar, con una mejor proyección futura, la siembra, desarrollo y posterior cosecha de los granos.
- Un contexto preocupante.
- (Martínez) La verdad es que nos preocupa la falta de agua; tuvimos escasas tormentas. Las precipitaciones registradas fueron muy localizadas, más distribuidas, muy poco para las necesidades que tienen el maíz y la soja. Un productor recibe agua, y otro, su vecino, no.
Si no cambia este contexto, será un verano muy duro, otro verano duro, el tercero seguido.
Las campañas de granos gruesos 2011-2012 y 2012-2013 fueron complicadas. Y este 2014 no pinta para nada mejor.
- ¿Son pesimistas?
- (Porcel) La verdad es que todo está muy complicado. La situación es aún peor cuando nos acercamos a la zona de influencia de Santiago del Estero, la zona que linda con el este de Tucumán.
- (Martínez) No existen lluvias generalizadas. Sólo tuvimos lluvias localizadas, puntuales, que no alcanzan. Necesitamos precipitaciones que abarcan una amplia zona. Entonces los beneficios serán para todos los agricultores que integran nuestra Cooperativa.
No es que seamos pesimistas. La realidad es que acabamos de describir. Es una dura realidad. Y tomando en cuenta el contexto anterior sobre el cual nos movemos, en el que las dos campañas de granos gruesos anteriores pasaron por agudas sequías, esto nos hace computar el presente y proyectar el futuro respecto del contexto agroclimático en el que nos desenvolvemos. Si no aparecen las lluvias, las lluvias buenas, insisto, el panorama se pondrá negro.