“La campaña 2013-2014, en lo que respeta a la vitivinicultura tucumana, empezó con la poda que realizamos en todas nuestras vides en el invierno pasado, buscando darle la mejor ‘canopia’ a las plantas para que produzcan de la mejor manera”, dijo el presidente de la Cámara de Bodegas y Viñedos de Tucumán, Alberto Guardia.

Desgraciadamente, todo lo que estimábamos al finalizar esta importante labor “se dio una fuerte helada tardía en noviembre, que impactó en la floración de nuestros cultivos, afectándolos en diferentes porcentajes”. Las temperaturas que se registraron van desde los - 7°C a los - 12ºC (temperatura bajo cero), lo que “dañó en un 30% las flores, lo que se traduce en un 30% menos de producción”. La variedad “Malbec, en valores de un 50% de pérdidas, fue la más afectada, mientras que Torrontés y Cabernet Sauvignon aguantaron un poco más las bajas temperaturas, llegando estas hasta el 30% de pérdida”. Este fenómeno climático se dio en todo el Valle Calchaquí, por lo que se vieron afectados los viñedos, no sólo de Tucumán, sino también de Salta y Catamarca.

De igual manera, el frío se extendió a las zonas productoras de La Rioja, San Juan y Mendoza, pero con menos incidencia que en nuestra región. “Esta afectación, en la producción del NOA y de Cuyo, hará que exista un reposicionamiento de los precios”, advirtió.

“Este año producimos 750.000 litros de vino efectivo y llegamos a una capacidad de vasija de 1,2 millón de litros, por el buen trabajo realizado por los productores a pesar del clima adverso”.

Hacia el exterior

Por otro lado, “la variable cambiaria que se modificó a principios de año, hace que los productores de vino empiecen a pensar en la exportación, que fue casi discontinuada en muchos casos, y otras sufrieron grandes caídas”.

Por suerte, este año, “las grandes bodegas están trabajando en la exportación de sus vinos, lo que hará que también disminuyan los stocks para el mercado interno, y que los precios en el mercado nacional también se tonifiquen”.

Para nosotros, como sector, “este fue un año más que importante, ya que se incorporaron nuevos miembros a la Cámara”, que están con nuevas expectativas reforzando la actividad; “se incorporó una bodega de Salta, con la producción de champagne con el método tradicional”, algo muy importante porque en el Valle no hay champagneros. “Se incorporó también una nueva tecnología con los ‘ovoides binarios’, que hacen vinos de alta calidad para algunos nichos comerciales, y se incorporaron productores cooperativistas, como la Cooperativa de Los Zazos”.

Esta nueva incorporación de productores y de tecnología indica, a las claras, que “el sector está en la tendencia de seguir creciendo, formándose un grupo asociativo que trabaja en conjunto y en una linea en común”.

Se está instalando con fuerza la ‘marca Tucumán’ en la parte vitivinícola. “Este crecimiento no sólo se percibe en el mercado nacional, sino también en el exterior. Esto se percibió claramente en las muestras de Brasil y EEUU donde estuvimos presentes, ya que no solo se percibe el conocimiento de los vinos del Valle Calchaquí, sino la presencia de nuestra provincia en esta producción vitivinícola.

Esto está generando nuevas expectativas para invertir en el Valle en lo que se refiere a nuestra provincia, ya que el trabajo en conjunto entre la Cámara, el IDEP y el Ente Turismo logró potenciar esta producción y que se encuentre ya incorporada en los consumidores.

Esto se da no solo en la vitivinicultura, sino también en el ‘esoterismo’, lo que hace que las inversiones que se dan, y que en el futura continuarán, serán en la producción de vinos y en las obras para insertar con fuerza el turismo.

Gran potencial

Creo que “las condiciones están dadas para que el Valle tucumano resurja de su letargo, y que se esté pensando en solucionar aspectos graves que no permitían el crecimiento, como la tenencia de la tierra y los accesos, aspectos donde, seguramente en la segunda mitad del año, tendremos novedades”.

Hoy, un habitante de Colalao del Valle no tiene un terreno donde sus hijos hagan su casa, no hay terrenos para hacer un barrio ni un centro de acción comunitaria. “La tenencia de la tierra es un problema a tratar, para lograr atraer inversiones que hacen a la vitivinicultura y a su crecimiento, y sus actores deben consensuar posiciones para que esto se solucione. Por suerte, este problema es tratado de forma más clara por las autoridades, lo que genera optimismo”. “Estamos sentando las bases de un desarrollo integral del Valle. La vitivinicultura es uno de los jalones, donde se necesitan buenas inversiones en turismo y hotelería, que sí se ven en el Valle de Salta y algo en Catamarca, respetando la cultura y la idiosincracia de la zona y sus pobladores”.