De la mano de un reajuste mensual de un 10% en alimentos, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de Tucumán pegó un fuerte salto y, en marzo, cerró en un 7,53%, de acuerdo con los datos informados esta tarde por la Dirección de Estadística de la Provincia.
Incluso superó el 6,7% que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) midió para el Gran Buenos Aires y que se toma como referencia federal.
El dato de marzo prenuncia, además, un fuerte reajuste en el valor de la Canasta Básica Total y también en la Alimentaria, que marcan el límite de ingresos para no ser considerado pobre ni indigente, respectivamente. Los dos dígitos de la medición en el rubro Alimentos constituyen también un duro golpe al poder adquisitivo de los tucumanos, en medio de una puja distributiva para que los salarios no cedan ante la inflación.
La serie histórica del Índice de Precios al Consumidor en Tucumán no registra una tasa tan elevada como la observada en marzo. Para remontarse a un resultado similar hay que comparar con lo que fue el período de la crisis de fines de 2001 y principios de 2002. En septiembre de 2018, la Dirección de Estadísticas de la Provincia midió una inflación del 6,7%, como la que el Indec registró en marzo pasado.
Tucumán había dejado de difundir su inflación en 2008 durante la gestión de la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Sin embargo, el ex gobernador José Alperovich contaba con esa herramienta para tomar decisiones, pero, por una decisión política, no podía darla a conocer porque las estadísticas se centralizaron en el Indec.
De esa manera, indicadores como los de pobreza y los de indigencia estaban bajo control y la Argentina no registraba las escandalosas cifras que hoy siguen en pie, como el de la pobreza que afecta a cuatro de cada 10 habitantes del país. En consecuencia, la serie histórica que se puede observar en el sitio web de Estadística arranca en julio de 2018, cuando la tasa de inflación fue del 3,9%. Desde ese momento hasta la actualidad, el índice más bajo de la serie se registró en mayo de 2020, en plena pandemia de la covid-19, cuando la inflación fue del 1,05%, debido a la escasa actividad económica que reinaba entonces por efecto del aislamiento obligatorio.
Transcurrido los tres primeros meses de 2022, el Índice de Precios al Consumidor acumula un alza del 15,8%, pero con un reajuste de precios de los alimentos que supera el 20% entre enero y marzo pasado, un dato que marcará el deterioro socioeconómico en la provincia si las autoridades no lograr ingeniárselas para tomar medidas que impliquen una mejora coyuntural del poder adquisitivo de los trabajadores.