Diego Armando Maradona murió el 25 de noviembre del 2020 y fue a consecuencia de una “insuficiencia cardíaca aguda que le generó un edema agudo de pulmón, ya que padecía una miocardiopatía dilatada”. Así fue el informe de los médicos forenses que practicaron su autopsia. ¿De qué se trata esta enfermedad? Es la incapacidad del corazón para ejercer su función de bomba cardíaca en forma eficiente, ya sea por dilatación del miocardio o bien por rigidez del mismo. La insuficiencia cardíaca constituye una enfermedad incapacitante y en países desarrollados se calcula que la padecen el 2% de las personas, porcentaje que sube hasta el 8 o 10% después de los 65 años. Sus principales síntomas son: la disnea (falta de aire), la fatiga, el dolor precordial y la hinchazón de pies y tobillos. Otros pueden ser las palpitaciones, mareos o síncope con la consiguiente pérdida de conocimiento. Sus causas son múltiples y la mayoría de ellas pueden prevenirse: entre las más determinantes están la enfermedad de las arterias coronarias y la hipertensión arterial. Las miocardiopatías de variado origen: valvulares, congénitas, chagásicas, víricas, tóxicas, por drogas y la diabetes con su silenciosa microangiopatía. Todas habrán de conducir a la expresión clínica referida, y si no se toman las medidas adecuadas, ya sean quirúrgicas, farmacológicas y/o higiénico-dietética, inexorablemente nos llevarán a la incapacidad, a la internación o bien al desenlace fatal. El Dr. Jorge Thierer, referente argentino en la materia, dice de ella: “Es la más clínica de las enfermedades con la que nos toca lidiar”, y creo que no se equivoca, ya que solo bastarán un examen clínico, un electrocardiograma, una radiografía de los pulmones y/o un ecocardiograma para orientarnos inicialmente, detectar sus anomalías, y arribar a un diagnóstico correcto del fallo cardíaco. La consigna por parte de los médicos y organismos de salud será siempre la misma: realizarse controles periódicos clínico-cardiológicos. El tratamiento dependerá de la causa y seguramente incluirá cambios en el estilo de vida y medicamentos específicos, y hasta la cirugía podrá ser útil incluyendo la del By Pass aortocoronario o valvular si el paciente así lo requiriese, utilización de dispositivos como el CDI (Cardiodesfibrilador implantable), el DAV (Dispositivo de Asistencia Ventricular), resincronizador miocárdico y también para la insuficiencia grave terminal la posibilidad del trasplante cardíaco, con todo lo que ello implica, el rechazo y la escasez de donantes. Hace poco, el 7 de enero del 2022, el Dr. Griffith, cirujano de trasplante cardíaco de la Universidad de Maryland, EEUU, realizó el primer trasplante de corazón de un cerdo a un ser humano en un hombre con IC terminal y fue toda una novedad. El cerdo libre de patógenos con su perfil genético modificado para evitar el rechazo; el paciente solo vivió 60 días. Fue un xenotrasplante y el mismo habrá de ser un desafío, ya que con mucha prudencia y cautela habrá que investigar si se convierte en una alternativa para los pacientes terminales, habida cuenta de la escasez de donantes a nivel universal, ya que en líneas generales solo el 10% de los pacientes en lista de espera tendrán la oportunidad de trasplantarse.
Juan L. Marcotullio