El papel de la investigación agropecuaria

La Asociación de la Cadena de Soja de Argentina reconoció a instituciones tucumanas. Premió a un programa interinstitucional que promueve la elaboración de alimentos saludables a partir de harina de soja desactivada sin el uso de solventes.

El papel de la investigación agropecuaria

Todo el sector productivo, tanto nacional como regional, sabe y conoce la importancia que tiene la producción de soja por el trabajo y las divisas que genera para el país.

La situación económica y social que estamos viviendo es de una crisis profunda y las necesidades básicas, como la alimentación, están insatisfechas para millones de argentinos. Es algo que todavía no se entiende en un país que produce alimentos para más de 400 millones de habitantes.

Lo interesante de esta situación es destacar que la Asociación de la Cadena de Soja de Argentina (Acsoja) reconoció a instituciones tucumanas por el desarrollo de alimentos saludables a base de soja, en el marco del Seminario Acsoja 2023 realizado el 21 de septiembre pasado en la ciudad de Rosario, al otorgar el Primer Premio del Concurso “Usos y Aplicaciones de la Soja” en la categoría Impacto Social Favorable, a un Programa Interinstitucional liderado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).

Este programa novedoso es un trabajo mancomunado en la que también colaboran la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) y la Universidad Nacional de Santiago del Estero (Uuse), y promueve la elaboración de alimentos saludables a partir de harina de soja desactivada, sin el uso de solventes.

El proyecto, titulado “Programa Interinstitucional para la Producción de Alimentos Saludables con Soja Destinados a Poblaciones Vulnerables y al Público en General”, no sólo busca crear alimentos más saludables, sino también revalorizar el desarrollo sostenible en la región del noroeste argentino (NOA), añadiendo valor en origen a la agroindustria de la soja y promoviendo prácticas de producción sostenible desde un punto de vista económico, ambiental y social.

Este programa se originó en el seno del Consejo Directivo del CCT Conicet NOA Sur, a partir de la iniciativa de Mario Devani, Adriana Pérez Chaia y Atilio Castagnaro, quienes en ese momento dirigían el Instituto de Tecnología Agroindustrial del Noroeste Argentino (Itanoa), el Centro de Referencia para Lactobacilos (Cerela) y el CCT Conicet NOA Sur, respectivamente. La tecnología desarrollada fue protegida mediante una solicitud de patente que incluía a 19 coinventores de las instituciones involucradas: el Conicet, la UNT, la Eeaoc y la Unse. Un aspecto destacado de esta tecnología es su compromiso con la sustentabilidad, ya que no emplea solventes de origen fósil en su proceso de elaboración.

Esta iniciativa fue posible gracias a una colaboración efectiva entre diversos actores, incluyendo instituciones científicas, el sector público (gobiernos de Tucumán y Santiago del Estero) y el sector privado, representado por el Centro de Industriales Panaderos de Tucumán. El Ministerio de Educación del Gobierno de Tucumán brindó recursos económicos y apoyo para el desarrollo del programa; mientras que la financiación específica provino del Conicet, del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación y de la Agencia Nacional de Promoción de la Ciencia, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación.

Durante el acto estuvieron presentes los diferentes representantes de esas organizaciones de investigación, entre ellos Marcelo Ruiz, director del Área Industrial de la Eeaoc, y Dirk Trotteyn, responsable de proyectos del CCT Conicet NOA Sur, junto con Atilio Castagnaro, director del Itanoa. Estos resaltaron la importancia de la colaboración público-privada y la innovación en el proceso de extrusado para obtener harina de soja apta para consumo humano sin el uso de solventes.

El programa se propone beneficiar a 272.000 niños y niñas en 1.074 comedores escolares de Tucumán, contribuyendo así a la soberanía alimentaria y demostrando cómo la ciencia, la tecnología y la innovación pueden brindar soluciones concretas a la comunidad.

No podemos dejar de lado lo que dijo el director técnico de la Eeaoc, Daniel Ploper, quien se refirió a la importancia de este suceso. Afirmó que el reconocimiento de Acsoja marcó la relevancia de la Eeaoc y su participación activa en proyectos que han impactado positivamente en la sociedad y en la industria agroindustrial de Argentina. La colaboración interinstitucional y el enfoque en la sostenibilidad son elementos clave para el éxito de este programa, que demuestra el poder transformador de la investigación científica y la innovación en la mejora de la calidad de vida de las poblaciones vulnerables y la promoción de prácticas agrícolas responsables.

Sin duda, este reconocimiento servirá para fortalecer este tipo de programa en beneficio de toda la población y para demostrar que las organizaciones dedicadas a la investigación agropecuaria tienen un rol fundamental en el desarrollo productivo nacional y regional.

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