Adiós a Rafael Nofal, un emblema del teatro

El director, dramaturgo y docente falleció a los 73 años. Una extensa trayectoria en el Teatro Estable de la Provincia y en el sector independiente. Despedidas.

RECONOCIMIENTO EN AGOSTO. El Instituto Nacional de Teatro bautizó a la última Fiesta Provincial en honor a Rafael Nofal, por su extensa trayectoria. RECONOCIMIENTO EN AGOSTO. El Instituto Nacional de Teatro bautizó a la última Fiesta Provincial en honor a Rafael Nofal, por su extensa trayectoria.

Cuando un teléfono suena a la madrugada, nada bueno puede esperarse. Había muerto Rafael Nofal, y la noticia circulaba apenas pasada la primera hora de ayer en llamadas dolientes, mientras en paralelo las incrédulas despedidas empezaban a aparecer en las redes sociales. El estupor inicial, lentamente, dejaba paso a los recuerdos y a las anécdotas de quienes compartieron con él aulas, ensayos, estrenos y eternos cafés, sin que nadie pudiese salir del asombro.

“Le dio un infarto”, fue la explicación médica que cierculó y hubo una lógica que se apoderó del diagnóstico: Rafael fue un apasionado del teatro en todo sentido; escribía desde las entrañas, enseñaba desde la convicción, dirigía sin descanso alguno, hablaba con quien se cruzase de lo que significaba hacer arte... Que el corazón le fallase cuando todavía tenía tanto para dar no debería sorprender, porque todo lo hacía desde él.

Es un nuevo zarpazo que conmueve a una comunidad teatral sacudida por la pérdida de maestros de distintas generaciones (sin contar con varios colegas de escenario que también partieron, con el dolor que aún perdura): sólo en el último año y medio se fueron Juan Tríbulo, Jorge Alves y ahora Nofal. Muchas despedidas demasiado seguidas. La horfandad empuja a una forzosa renovación, pero la transición no será automática: el lugar ganado por quienes son considerados referentes no se hereda, sino que se construye con el tiempo, la coherencia y la constancia.

Y todo ello desplegó Nofal en su extensa trayectoria, reconocida tanto por la Asociación Argentina de Actores en los premios Artea (en la noche, fue la encargada de asumir “la ingrata tarea de comunicar que ha fallecido el maestro Rafael Nofal, que nos deja de una manera inesperada para toda la comunidad teatral de Tucumán y más allá. Nos invade la tristeza”), como por la representación Tucumán del Instituto Nacional de Teatro (INT) en agosto, al bautizar la Fiesta Provincial en su honor. “¡Se nos fue de gira, que los dioses del teatro lo tengan en su gloria! ¡Hasta siempre maestro!”, lo despidió el delegado del INT Roberto Toledo.

La formalidad dirá que había nacido en 1950 en Santiago del Estero, pero todos sabemos que era biprovincial con Tucumán, aunque su territorio era mucho más amplio y su nombre resonaba en todo el país. Se afincó en suelo tucumano en los 60 y durante la secundaria lo llamó el teatro. Fue alumno en el efímero Conservatorio de Arte Dramático a principios de los 70 y, con la vuelta de la democracia y la apertura de la Licenciatura en Teatro en la Facultad de Artes de la UNT, docente en dos cátedras en esa carrera (Práctica de Actuación y Dirección), hasta su jubilación. En paralelo también enseñó en su Santiago natal, en Formosa y en las Universidades de Valencia, Barcelona y Las Palmas de la Gran Canaria, entre otras.

En julio, Roberto Espinosa lo entrevistó para LA GACETA; en la charla, describió su casi casual desembarco en la dirección antes que su paso por la actuación: “actué muy poco; al salir del Conservatorio formé un grupo con los otros cinco egresados y todos dijeron ‘dirigí vos’ no porque me vieran mayor capacidad, sino porque era el que organizaba los horarios de ensayo”. Pero confesó que su pasión de fondo era la dramaturgia. “Escribir estuvo siempre en mis planes desde que comencé a hacer teatro, lo hacía mientras daba clases o dirigía, pero era mi actividad más silenciosa. Hay temas que me movilizan como el poder y su ejercicio obsceno en cualquier ámbito, desde el social hasta el íntimo de la pareja; también me preocupa la naturalización de la violencia que se instaló en nuestra cotidianidad. Todo esto puede verse en mis textos o en las obras que elijo para dirigir”, aseveró.

Las reacciones

La incredulidad sobre el deceso era un lugar común, y muchos evocaron el último encuentro: el sábado por la noche, fue al teatro municipal Rosita Ávila para la inauguración del Festival de Cine Europeo y, asimismo, la despedida de Beatriz Morán como directora de esa sala por el recambio municipal, quien mostró su dolor y valoró “el último abrazo”.

Como es propio de estos tiempos, las redes sociales fueron el espacio del luto colectivo. “No puedo creerlo. Qué tristeza”, sintetizó Rolo Andrada en nombre propio, con palabras que podrían ser adoptadas por muchos entre las expresiones de un profundo dolor. Fue “una noticia desvastadora” para Ricardo Salim. “Estoy de cama; me sorprendió, me golpeó, me tumbó el fallecimiento del Negro, siempre tan activo”, admitió Raúl Reyes.

“Se acaba de ir al Cielo de los Artistas el más grande, mi padre del teatro. Siempre te voy a recordar, en cada minuto, en cada ‘pará la pelota’. Abrazo inmenso a mis hermanos del corazón Mariana Nofal, Diego Nofal y Zaira Nofal”, publicó Silvina Schliserman. Desde Aguilares, Elda Cuello (Compañía Teatral Independiente Sesma) aseveró -sin margen de refutación- que “el teatro tucumano está de luto”.

Gipsy Domínguez Reynoso lo recordó como “mi primer director en el Teatro (Estable) de la Provincia”. “No encuentro las palabras para expresar tanto dolor. Vuela alto”, expresó Liliana Sánchez, mientras que la actriz Cyntia Mabel Bulva planteó que su deceso causó “una gran pérdida para la cultura, nos deja un dolor y vacío enorme”. “Se sentirá la ausencia de este grande aunque nos quede su impronta”, puntualizó Ricardo Gómez Madrid.

Su presencia académica fue recordada por Lía Chambeaud, que lo mencionó como “un compañero de la Facultad de Artes y amigo de tiempos largos y duros”; y por el plástico Marcos Figueroa: “fuiste un docente comprometido. Te recordaré con tu voz grave hablando de temas siempre interesantes, con tu ginebra y cigarrillo en mano”. “Maestro, colega, amigo, hasta la próxima ginebra después de la función”, escribió Fernando Godoy, director de la Licenciatura. El poeta Marx Bauzá aportó que su deceso es “una gran pérdida para la cultura”.

“El teatro es un oficio que se construye con otros y es muy satisfactorio cuando una se encuentra con gente como Rafael, que como docente dejó lindos recuerdos acompañados de cariño y respeto”, señaló Huerto Bravo Yñigo. Tuly López, a su vez, publicó “gracias por confiar en mí, por compartir alegrías y tristezas, por alentarme a seguir adelante”, una síntesis del sentir de quienes lo conocieron como Ignacio Hael (“fue mi profesor, director, consejero, guía, compañero de noches de vino y empanadas, un ser imposible de sustituir, tu legado se conocerá por muchas generaciones”) y Federico Cerisola (“se van apagando los faros, cada vez quedan menos. Pero quedan por siempre sus obras, sus enseñanzas, sus recuerdos”).

Verónica Pérez Luna sostuvo: “me quedan todas las buenas cosas, los asados compartidos, los silencios, las sobradas, el sabernos tan diferentes y ser amigos, me hiciste de garante en el peor de mis momentos, escribimos un libro juntos, nos sacamos mutuamente el cuero bien de frente por el teatro que hacemos”.

Esa frontalidad era otro de los méritos que se le reconocían a Rafael, algo que no es tan habitual en las lides artísticas. Es que Nofal era alguien con quien se podía discutir y disentir, sabedor de que en el teatro lo que importa de fondo es lo que elige el público, y lo tuvo fielmente a su lado en memorables puestas en escena como “Galileo Galilei”, “Sacco y Vanzetti”, “Ñaque! (de piojos y actores)”, “Rey Lear”, “El organito”, “La visita de la anciana dama”, “Hacha y quebracho” y muchas más en sus 70 puestas; y en sus propios textos como “El tiempo de las mandarinas”, “Mariposas después de la lluvia”, “La tailandesa”, “Y un día su olor cambió”, “La Gracia y el toro” y “Hasta el fin de los días”, por la cual fue nominado a los Artea del año pasado en dirección, puesta en escena y dramaturgia.

“Calculo que mi último día me encontrará haciendo teatro, como siempre”, le dijo a Espinosa hace tres meses. Fue el resumen más contundente de su vida.

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