Doce mil árboles de especies nativas fueron plantados el domingo pasado en San Javier, en una jornada en la que un millar de voluntarios apostaron a crear un nuevo bosque en Tucumán, en área llamada Loma Escuela, dentro del Parque Sierra de San Javier de la Universidad Nacional de Tucumán.
En ese mismo predio el año pasado el mismo grupo había reforestado 3,5 hectáreas con 2.800 ejemplares. Pero este año se amplió el programa ambiental Conscientes, impulsado por la empresa Maderplak y apoyado por una treintena de firmas y organizaciones tucumanas. Además de la plantación manual de los 12.000 árboles, la tarea continuará con la dispersión de 640.000 cápsulas de iSeeds (semillas modificadas con biotecnología) para sembrar 44.000 árboles, incluso en zonas de difícil acceso, con la ayuda de drones. En total, se reforestarán 40 hectáreas del Parque Sierra San Javier. Y será la primera vez en el país que se utilice la tecnología al servicio del ambiente.
Los voluntarios sembraron plantines de tipa, lapacho y jacarandá, entre otras especies autóctonas. Pronto será un gran predio con tres bosques separados. “Hay que tomar conciencia de que necesitamos urgentemente revertir la situación que hemos producido: necesitamos más frescura, más árboles, más vida”, dijo una de las participantes. En el equipo se encuentra ReForest Latam, una startup tucumana de soluciones climáticas que busca restaurar ecosistemas para mitigar el cambio climático, y que es la encargada de dispersar las semillas inteligentes. “Es la primera vez que en Latinoamérica se hace algo así; hay pruebas en Suecia y en Suiza –advirtió un representante de la empresa Efficatia, que prestará los drones para la tarea-; nosotros ya hemos hecho algunas pruebas en la provincia. Con un dron de imágenes relevás el terreno, identificás dónde faltan árboles, de qué especies son, y vas tirando con el dron las semillas (en este caso las iSeeds). Con esto cubrís mayor extensión en menos tiempo y de forma más completa”.
Esta iniciativa, al igual que la que se está llevando a cabo al sur de la provincia, en Santa Ana, donde la escuela agrotécnica, junto a la Fundación Forestar, está en la tarea de reforestar la reserva provincial con especies autóctonas y exóticas, tienden a atenuar los impactos del desmonte y el deterioro en la selva de yungas, que es la que ayuda al equilibrio ambiental y protege la biodiversidad. Allí van a sembrar ejemplares de mora turca, nogales, cedro, lapacho, algarrobo blanco, tala, arrayanes y alcanfor y prevén intervenir en unas 200 hectáreas que habían sido usurpadas y desmontadas y que la comuna de la zona pudo recuperar. Un experto señaló que se necesita logística para cuidar la reserva provincial. “Tiene apenas dos guardaparques que se movilizan en vehículos deteriorados. Y son miles de hectáreas para cuidar”, dijo.
Se trata de actitudes positivas de cuidado ambiental que desembocan en acciones concretas de considerable magnitud, como ha sido la convocatoria del domingo pasado en San Javier y como será la siembra a través de drones. Y por otro lado, la advertencia para que se comprenda la necesidad de estimular en las autoridades más acciones de cuidado. Bien dijo el Papa hace pocos días: “Por más que se pretenda negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes. Nadie puede ignorar que en los últimos años hemos sido testigos de fenómenos extremos, períodos frecuentes de calor inusual, sequía y otros quejidos de la tierra”.