¿Preparar la maleta o el estómago?: cuando la comida ocupa un rol relevante en los viajes

En los últimos años, algunas agencias de turismo aseguran que aumentó el número de tucumanos que realizan viajes rápidos o de corta duración para comer en negocios gastronómicos específicos.

¿Preparar la maleta o el estómago?: cuando la comida ocupa un rol relevante en los viajes

Aunque los paisajes naturales y el componente histórico son importantes, existen muchísimos turistas que prefieren aprovechar sus vacaciones o escapadas de fin de semana para vivir nuevas experiencias gastronómicas.

Al margen de la estrecha relación que hay entre la comida y los viajes (¿quién no aprovecha para darle rienda suelta a sus antojos?) esto llevó a que el turismo culinario creciera año a año. Ahora las ansias de probar nuevos sabores también se ven reflejadas en una nueva modalidad foodie que se volvió tendencia.

“Dentro del turismo gastronómico convencional, el centro de las vivencias pasa por probar platos típicos de la región o el país al que vamos. Sin embargo, el local o negocio específico en el cual lo hacemos es algo secundario; a menos que la construcción se destaque a nivel histórico, arquitectónico o social”, introduce la consultora turística Teresa Agüero Tapia.

Como parte de esta oferta, las administradoras y agencias suelen ofrecer en sus catálogos degustaciones de productos locales, catas de vino, clases de cocina, etcétera.

¿Preparar la maleta o el estómago?: cuando la comida ocupa un rol relevante en los viajes

“La novedad es que ahora bastantes turistas tienen una fijación por los establecimientos en los cuales quieren comer. Ese es el punto de partida para viajar (un feriado o en vacaciones) y el resto del recorrido o paseo se diagrama a partir de la cafetería, bar, restaurante o mercado que desean conocer”, comenta.

Estrategias

En general, los negocios suelen elegirse por su atractivo estético, concepto general o la temática del menú. Además, en comparación a otras propuestas turísticas, los consumidores están dispuestos a gastar más dinero para no quedarse con las ganas de ningún platillo.

“Lo que destaca a esta tendencia es que no existe interés en el intercambio cultural y el factor patrimonial; a los visitantes tampoco los mueve las ganas de conectar con los pobladores ni aprender sobre cultivos o su trabajo. Incluso, los negocios que suelen elegirse se caracterizan por haber abierto hace poco o ser bastante contemporáneos. La satisfacción pasa por estar ahí y comer en persona lo que vimos, escuchamos o anhelamos”, agrega Agüero Tapia.

Causas

Este estilo de turismo foodie se potenció en los últimos años gracias a los videos que circulan en las redes sociales; especialmente en TikTok, Instagram y YouTube. En las plataformas resulta frecuente ver publicaciones con reseñas de locales gastronómicos, inauguraciones y recomendaciones de sitios “escondidos” en alguna ciudad, con ambientaciones llamativas o famosos por sus chefs.

¿Preparar la maleta o el estómago?: cuando la comida ocupa un rol relevante en los viajes

El rango etario de quienes escogen esta modalidad para sus escapadas es bastante definido: se trata de gente joven, desde los 19 hasta los 33 en promedio. “En cuanto al perfil de los turistas, corresponde a visitantes que tienen buenos estándares gastronómicos y sienten gratificación al degustar la comida en un lugar especial, conversar sobre ella y sacarle fotos para luego subirlas a sus perfiles. En estas conductas prima la ostentación, la moda y la valoración social de decir yo comí acá”, destaca la licenciada en Turismo Paola Salas.

Otro justificativo para entender este auge pasa por la autonomía y autogestión que da a los viajantes. Para cumplir el objetivo no se necesita de intermediarios ni paquetes prearmados por agencias, basta con chequear online los horarios y hacer una reserva en el restó o café que buscamos.

“En Tucumán hay un porcentaje relevante de grupos de amigos y parejas que se suman a la tendencia. En las agencias eso se nota en los comentarios o las especificaciones que realizan los viajeros. Por ejemplo, al elegir alojamiento suelen pedir que esté cerca de polos gastronómicos o en un barrio específico”, agrega Salas.

Lo mismo pasa con algunas comodidades, ellos prefieren no invertir en hoteles con desayuno buffet o que tengan las comidas aseguradas; algo en lo que sí piensan las familias o los mayores de 60.

¡Me voy a comer!

En 2016, Marina (27) y Laura Llanos (28) visitaron Buenos Aires para asistir al casamiento de una prima. Unos días antes de la boda ambas decidieron sumarse -junto a otros miembros de la familia- al maratón Muzza 5K. La propuesta consistía en recorrer negocios emblemáticos de la avenida Corrientes para probar distintas pizzas al corte.

¿Preparar la maleta o el estómago?: cuando la comida ocupa un rol relevante en los viajes

“La pasamos bien, pero todas las porciones sabían igual. A partir de ahí, decidimos hacer un desafío propio y comer distintas variedades de pizzas hasta encontrar la combinación perfecta. Esto se volvió una costumbre y aprovechamos algunos viajes a Italia, Inglaterra, México y Brasil para animarnos a probar combinaciones raras (con calamares, frutas, papas, chocolate)”, relatan las hermanas.

Cuando en Tucumán abrieron varios negocios que ofrecían pizza al estilo Nueva York, una nueva puerta (o menú) se abrió. “Después de ver un documental sobre las pizzerías de Estados Unidos nos obsesionamos con un negocio llamado Bleeker Street Pizza, el lugar había ganado el premio a la mejor pizza de Nueva York por tres años seguidos y era recomendado por The New York Times y varios influencers”, añaden.

¿Y si vamos a comer ahí? fue la pregunta que desató la aventura. “Tuvimos que ahorrar bastante, pero finalmente logramos ir a Manhattan y comer ahí. Durante cinco días, aprovechamos para probar todas sus variedades y recorrer la Séptima Avenida. Fue una linda locura que quedó registrada en nuestra memoria y panza”, afirman.

Curiosidades: un museo virtual dedicado a nuestra gastronomía

Impulsado por el Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación (en unión con otras entidades estatales) desde hace años Argentina cuenta con un proyecto dedicado exclusivamente a fomentar el turismo gastronómico y recuperar nuestra identidad culinaria. Conocido como plan CocinAR esta propuesta sirvió de nexo para que la plataforma Google Arts & Culture creara en 2021 un museo virtual con las recetas y los platos más famosos de la gastronomía local. El recorrido “Argentina a la mesa” cuenta con 5.000 fotos, 70 videos y diversas ilustraciones, mapas y entrevistas para tentar a cualquier sibarita o foodie. La recopilación aún puede leerse o “visitarse” a través de la página principal de Google.

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