Fue gloria de Sportivo, jugó en San Martín, en Atlético, en la selección Argentina, y hoy vende diarios

El otrora volante, que fue dirigido por Menotti y Ángel Tulio Zof decidió alejarse del fútbol para poder sostener a su familia

ORGULLOSO. Farias en su casa mostrando la medalla que ganó en los Juegos Panamericanos de México 1975. ORGULLOSO. Farias en su casa mostrando la medalla que ganó en los Juegos Panamericanos de México 1975. LA GACETA / DANIEL ALFREDO CORONEL

“Google lo sabe todo”, suelen repetir los millennials acostumbrados a la tecnología y a que un simple “clic” les resuelva la vida. Google se transformó en una fuente inagotable de conocimiento, pero ¿que lo sabe todo? Ni cerca. Eso salta a la luz cuando se le consulta sobre Pedro Evaristo Farías, aquel volante de “oro” que supo brillar en Sportivo Guzmán.

Hay poca información; casi nada. Sólo un par de links con pocos datos del talentoso ex futbolista que además del “juliano” jugó en San Martín, en Atlético y en Ledesma de Jujuy. Sin embargo no aparece, por ejemplo, su subcampeonato en la Federación Tucumana en 1972, apenas un año después de su debut en la primera de Sportivo Guzmán.

A casi 40 años de su retiro, Farías recibe a LA GACETA en su casa ubicada en Álvarez Condarco, a metros del “Humberto Rizza”, el estadio “juliano”. Mientras su esposa Andrea Helguero prepara las milanesas del almuerzo, “Chueco” abre el baúl de los recuerdos y brinda datos de su carrera, como para que Google se actualice. “Me crié en Sportivo, vivía en el club. Jugué en Sexta y en Primera”, recuerda e inmediatamente lanza una advertencia: “En el fútbol de hoy, habría llegado a Europa. Nací la época equivocada, porque en esos tiempos había muchísimos jugadores talentosos. Ver jugar a la Quinta o a la Sexta era un lujo, pero la carrera del futbolista era diferente a la de ahora. Ni mejor ni peor, diferente. Una calidad que ahora no se ve, es impresionante”, cuenta con cierta nostalgia.

El único lazo que une actualmente con el fútbol al otrora volante por derecha es la TV. “Tengo 72 años y decidí desconectarme. No voy a la cancha ni quiero trabajar en algo relacionado a este deporte. Mi tiempo ya pasó, todos en el barrio me reconocen y me saludan; me ofrecieron ser asesor deportivo de Sportivo, pero no quiero saber más nada. Del fútbol me quedaron los grandes amigos como Victor Hugo Safe, Marcelo Coria y Carlitos Suárez, por nombrar algunos”, dice.

Si de algo se lamenta es de haber nacido en “la época equivocada” y haber llegado al “santo” tan joven. “Tenía 17 años, estaba haciendo el servicio militar y jugué pocos partidos. En ese momento era rebelde, no me gustaba ser suplente. Luego fui madurando y cambié, ahora lo veo a la distancia y me arrepiento. Pocos se dieron el gusto de haber podido vestir la camiseta de San Martín y de Atlético”, afirma. “Lo más lindo que me pasó fue jugar en la Selección”, sentencia.

SELECCIÓN ARGENTINA. Foto de la formación y medalla de los  Juegos Panamericanos de México 1975. SELECCIÓN ARGENTINA. Foto de la formación y medalla de los Juegos Panamericanos de México 1975. LA GACETA / DANIEL ALFREDO CORONEL

Parece un cliché, pero Farías sonríe como un nene cuando dice esas palabras. Sus ojos brillan y parece viajar mentalmente en el tiempo. “Esta medalla es lo mejor que tengo, el mejor recuerdo que me dejó el fútbol”, dice mientras muestra orgulloso el bronce que consiguió en los Juegos Panamericanos de México 1975.

César Luis Menotti lo había convocado cuando militaba en Atlético Ledesma. En la Selección, compartió equipo con el Américo “Tolo” Gallego, Luis Galván, Carlos Suárez, Carlos Salinas y César Silva. Argentina terminó la segunda fase de su zona con el mismo puntaje que Brasil, aunque con menor cantidad de goles a favor. Por ese motivo la “verdeamarela” disputó el oro con México (el partido iba 1-1, se cortó la luz en el Estadio Azteca y la organización decidió entregar dos medallas de oro), mientras que la selección de Menotti jugó contra Costa Rica por la medalla de bronce (ganó Argentina 2-0). “Menotti era un adelantado, era impresionante. Hacía jugar a los equipos como ahora lo hace Guardiola en Manchester City. Siempre buscaba jugadores de buen pie, le interesaba la tenencia. No tenía mucha preocupación por la recuperación de la pelota como otros entrenadores. Esa experiencia me dejó grandes enseñanzas”, recuerda.

Más allá de haber pasado por las manos de Menotti, Farías asegura que el técnico que lo marcó fue Ángel Tulio Zof. “Yo era volante por derecha, pero me costaba el ida y vuelta, y él me dijo ‘vos tenés que ser enganche’. Jugué seis años bajo su mando, y me pedía siempre que aproveche mi inteligencia. Ahí pude explotar como jugador”, cuenta “Chueco”.

Farías compartió cancha con Maradona, Bochini y otros cracks

En la década del 70, Atlético Ledesma era sensación. Así jugó dos Nacionales, uno ganándole la clasificación a Atlético y el otro a San Martín de San Juan. En uno de esos torneos, Farías se enfrentó a Diego Maradona, que recién estaba dando sus primeros pasos en el fútbol. “En Ledesma le ganamos 3-2 a Argentinos. Recuerdo que también jugaban Jorge López y ‘Chacho’ Lizondo”, remarca y agrega: “Diego ya era diferente; un chico que hacía de todo en la cancha”, relata.

Del partido de vuelta tiene muchos recuerdos, pero el más pintoresco es el que protagonizó Rubén Bedogni y Tulio Zof. “Me acuerdo que minutos antes del partido cuando don Ángel estaba dando la charla, Bedogni le dijo ‘déjeme, a ese pibe que me lo como’… y Maradona le dio un baile… Esa tarde hizo tres goles, fue increíble”, dice entre risas.

FAMILIA. Farías, el volante de Sportivo Guzmán y su nieto Gabriel. FAMILIA. Farías, el volante de Sportivo Guzmán y su nieto Gabriel. LA GACETA / DANIEL ALFREDO CORONEL

Más allá de jugar contra Maradona y de compartir cancha en la selección con grandes jugadores, Farías recuerda enfrentamientos con grandes próceres del fútbol argentino. “Jugué contra (Ricardo) Bochini, contra (Omar) Potente, y cuando jugaba en San Martín enfrenté al Racing campeón del Mundo en el que estaban (Alfio) Basile y (Roberto) Perfumo. Esa tarde nos golearon y cuando terminó el partido Perfumo me dio la mano y me felicitó. ‘Jugás muy bien’, me dijo.

Una vez que colgó los botines, Farías fue ayudante de campo de Luis Sosa en Cruz Alta y en Atlético Tucumán, pero la precariedad de la profesión de aquel entonces lo hizo cambiar de parecer. “No había plata y no se ganaba nada. Sin cobrar no podías vivir, entonces debía trabajar de otra cosa para sostener a mi familia. Un amigo me invitaba para que vaya a jugar unos años a Estados Unidos, pero finalmente me quedé acá”, explica quien ahora es jubilado y los viernes y sábados se transforma en canillita. “Vendo diarios en el puesto de mi hermana en Santiago y Balcarce”, finaliza mientras toma un sorbo de gaseosa y se prepara para degustar las milanesas de Andrea, quien ya había desparramado en la mesa muchas fotos y recortes de diarios, que retratan la carrera de “Chueco”, ese que supo desparramar clase en los campos de juego. 

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