Un ejemplo de vecinos digno de elogiar y de imitar

31 Enero 2024

A grandes problemas, grandes soluciones, y ante pequeños inconvenientes, trabajo mancomunado en pequeña escala. La frase surge a partir de dos situaciones que se produjeron en la provincia y que están relacionadas con las obras públicas, grandes y chicas. Por un lado, los empresarios de la construcción que reclaman que se declare la emergencia en el sector para que el Estado pueda financiar trabajos cuya continuidad está siendo afectada por la crisis económica. Por el otro aparece un grupo de vecinos de El Mollar que trabajaron mancomunadamente para resolver un problema puntual que les complicaba la vida cada vez que llovía, pues un camino en especial quedaba intransitable ya que se convertía en un verdadero cauce de río.

La necesidad de la obra en gran escala, donde la inversión es millonaria en recursos, hace necesaria la participación del Estado, que maneja la planificación, los dineros públicos, y determina las grandes prioridades. En efecto, a partir de esta demanda, el Gobierno provincial decidió que se atiendan en primer término las refacciones en los establecimientos escolares -dado que se aproxima el inicio del ciclo lectivo- y la prosecución de trabajos en la nueva cárcel y en alcaidías, en materia de seguridad. Son políticas de Estado.

Lo otro son políticas vecinales en menor proporción y de pequeño impacto, como la de los pobladores de El Mollar, y que merecen ser destacadas porque son acciones que hablan de colaboración, solidaridad, desprendimiento y marginación de toda especulación política detrás del esfuerzo conjunto. La actitud de los vecinos merece ser elogiada, pero bien podría ser imitada en un tiempo que está exigiendo más diálogo, consenso y entendimiento entre los que gobiernan.

Si los ejemplos no vienen de quienes tienen responsabilidades de gestión y que tienen capacidades de decisión para modificar la realidad en gran escala y asegurar el bienestar general, sean bienvenidas entonces aquellas acciones vecinales para mejorar la realidad de la comunidad. ¿Qué hicieron estos habitantes? Más o menos una docena de pobladores aunó esfuerzos para jerarquizar la calidad de vida a partir de enfrentar los efectos de las precipitaciones que destrozaron el pasaje Adán Cruz, nombrado así en homenaje a un lugareño que forma parte de la historia de esa villa veraniega.

“La calle era un canal casi natural para toda el agua que viene desde las montañas, es tal el torrente que circula por este pasaje que produce grietas que en algunos casos llegan hasta la cintura de una persona. Nos causaba un gran problema”, según contaron los residentes en esa zona. Y resolvieron acometer una solución entre todos, solicitando también la colaboración de la comuna. Se trataba de arreglar un trayecto de unos cien metros del camino, para lo que hicieron una inversión conjunta y adquirieron cemento, arena y piedras, mientras que la delegación comunal aportó la maquinaria y la mano de obra.

Los propios vecinos destacaron al respecto que cuando la sociedad se organiza y el Gobierno acompaña se pueden lograr adelantos beneficiosos en uno de los lugares más lindos de los Valles. La efectividad del trabajo realizado se puso en evidencia luego, con las lluvias estivales, ya que no hubo inconvenientes en lo que va del año en esa arteria, convertida ahora en una calle-canal que permite que se escurra el agua sin dañar el suelo. Una excelente iniciativa comunitaria, digna de ser imitada y que puede servir de ejemplo para otros vecinos de barrios o pueblos, en tiempos donde la crisis económica pone un serio freno a la concreción de obras.

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