El pánico escénico peronista

Alperovich enfrenta un juicio; Manzur se mantiene en las sombras y Jaldo trata de sostenerse en la turbulencia que impone Milei. Los líderes del PJ atraviesan situaciones difíciles. Gerardo Zamora, otra vez, sube la vara.

El pánico escénico peronista

No ha sido la mejor semana para los líderes que compartieron poder en las últimas dos décadas en Tucumán. José Alperovich pasó una docena de años ostentando ese poder como gobernador y mañana enfrentará un juicio oral por presunto abuso sexual. Los nervios lo carcomen. Ni siquiera su ex abogado hoy convertido en ministro de Justicia de la gestión del presidente Javier Milei, Mariano Cúneo Libarona, le puede asegurar un final favorable en el juicio. Alperovich está alejado de la actividad pública, pero se mantiene al tanto de lo que pasa en la provincia. Hay lazos comunicantes en todos los poderes que ha tejido a lo largo de todos los años de política.

Juan Manzur sigue alejado del ruido político. Lo hace de una manera estratégica. Aparecer en estos momentos de puja institucional le puede restar más votos de los que pudo cosechar en su paso por la Casa Rosada. Sin embargo, el ex gobernador de Tucumán durante ocho años se dio cuenta de que muchos de los que se denominaron aliados hoy le dan la espalda. Eduardo “Wado” de Pedro es uno de los pocos dirigentes nacionales, de extracción kirchnerista, que sigue en contacto permanente con el médico sanitarista. El ex ministro del Interior fue a la conferencia de prensa en la que el bloque de senadores de Unión por la Patria despotricó contra la Ley Bases y la decisión de la vicepresidenta Victoria Villarruel de no darle curso a la sesión especial, en la que el peronismo quería voltear el mega DNU. Manzur hizo una prueba de tensión; no asistió a esa conferencia, pese a que fue uno de los que firmó el pedido realizado por la bancada opositora. Lo mismo había hecho días antes cuando sus amigos de la Confederación General del Trabajo (CGT) realizaron el primer paro nacional de la era Milei. El actual senador nacional por Tucumán también pegó el “faltazo”. Algunos dirigentes sindicales lanzaron la pregunta al aire: ¿qué le pasa a Juan? El ex mandatario provincial volverá a escena una vez que la tormenta parlamentaria pase. Aún más, hay quienes sostienen que está esperando que lo vayan a buscar en la dura tarea que significará la reconstrucción del Partido Justicialista.

Osvaldo Jaldo tampoco tuvo una semana tranquila. Pasó, sin escalas, del tren fantasma a la tranquilidad de su Trancas natal. La aprobación en general de la Ley Bases significó un alivio para el actual gobernador tucumano. Las idas y vueltas de la iniciativa enviada al Congreso por la Casa Rosada lo puso nervioso, aunque el ministro del Interior, Guillermo Francos, le había dado las garantías necesarias de respetar los acuerdos preestablecidos para favorecer a las dos producciones madre de la provincia, además de recuperar parte de las transferencias coparticipables hasta tanto prosperen en el Parlamento los cambios para volver a contar con los fondos del impuesto a las Ganancias. “Estuve del lado que debía estar”, afirma. Los tres votos del bloque Independencia contribuyeron a que el paquete de medidas de Milei avance en el Congreso, aunque aún debe superar la discusión en particular, artículo por artículo.

“Mi prioridad es gobernar”, les comunicó a sus colaboradores apenas llegó desde Buenos Aires, mientras se esperaba la resolución en el recinto del futuro del paquete de medidas que Milei reclama para enderezar el rumbo del país. Jaldo insiste en que no dejará de ser peronista, lo que no implica convertirse en un opositor dialoguista y amigable con la Rosada, en tanto esto signifique beneficios para la provincia. El kirchnerismo le sigue sacando facturas al tranqueño que, a su vez, responde que nada le debe a esa fuerza interna del peronismo. “Siempre me miraron de reojo y hasta me ofrecieron migajas cuando fui electo gobernador. Ahora vienen a tratarme de traidor”, comenta el mandatario.

Jaldo explica que su liderazgo está directamente relacionado con la solidez que le pueda dar a su gestión de gobierno. La presidencia del distrito Tucumán del PJ pasó para un segundo plano. Este mes deberían renovarse las autoridades. Si bien lo natural sería que el gobernador presida el partido, Jaldo está dispuesto a resignar ese rol en tanto y en cuanto tenga el acompañamiento institucional que demanda en estos tiempos de crisis. El mandatario sabe que su relación con Buenos Aires no sólo le trae problemas políticos internos, sino también celos por fuera de su partido. “Hoy, como está la situación, es imposible que me muestre como un belicoso, pero sí como un opositor dialoguista”, repite como un mantra el titular del Poder Ejecutivo. No obstante, Jaldo no está dispuesto a resignar la centralidad del poder en su territorio. Más allá de que se afincó en Suipacha 140 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sede de la Representación Oficial de Tucumán, Jaldo estuvo pendiente de las llamadas telefónicas. Por ejemplo, uno de esos contactos fue con el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Daniel Leiva, para garantizarle que le brindaba toda la seguridad que requiere el Poder Judicial para que los fiscales investiguen y los jueces definan, mediante sentencias, las condenas que se definan sin importar las presiones. La referencia es clara: el gobernador no quiere suspensión alguna del caso Miguel “Miguelón” Figueroa, acusado de tres homicidios y que amenazó a los fiscales a través de las redes sociales. El juicio arranca mañana.

El decreto que no fue

El ministro de Economía, Daniel Abad, también tiene línea abierta no sólo con la Rosada, sino con el Palacio de Hacienda. Pertenecer tiene sus privilegios, decía un eslogan de una tarjeta de crédito que era muy cotizada hasta hace algunos años. La frase se renueva por el trato que recibe Tucumán, no sólo en lo político, sino también en lo financiero. La Provincia pudo pasar el primer mes sin grandes sofocones fiscales, pero le espera un febrero cargado de demandas de mejoras salariales. Antes de que se abra la discusión con los gremios, el Poder Ejecutivo dio una muestra de que está dispuesto a reconocer que los sueldos siguen perdiendo frente a la inflación. Otorgó un bono extra de $ 40.000 por agente, el mismo que concedió en los últimos meses del año pasado. El esfuerzo fiscal es cercano a los $ 6.000 millones. La planilla salarial del sector público tucumano roza los $ 80.000 millones mensuales. Prácticamente se consume el 60% del total de erogaciones previstas para el Presupuesto de este año.

Las fuentes de financiamiento no son muchas. Por eso, el Gobierno apeló a los impuestos, con una actualización trimestral en el caso de los patrimoniales, que golpea con más fuerza a la clase media que, a su vez, sentirá el reajuste de las tarifas.

Abad revisa diariamente la disponibilidad de fondos. Por ahora, todo está equilibrado, aunque -otra vez- el gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, volvió a subir la vara. Anunció un incremento salarial del 100% en el sueldo básico, a partir de este mes, para todos los trabajadores de la administración pública de su provincia. El acuerdo que arribó con los gremios estatales incluye el pago de un bono extraordinario de $ 110.000 que se abonará el próximo viernes por única vez y sin descuentos. Una aclaración: la vecina provincia tiene casi un tercio de la población de agentes con que cuenta, por ejemplo, Tucumán; y los salarios vienen atrasados respecto de los distritos de la región. De todas maneras, el anuncio ha causado conmoción entre los sindicalistas tucumanos que esta semana volverán a sentarse con los funcionarios a tratar de arribar a un acuerdo salarial. Entre los ministros, ninguno quiere hablar de paritarias todavía.

La Agremiación Tucumana de Educadores Provinciales (ATEP) ha encendido una luz de alerta. El gremio que conduce Hugo Brito ha dicho que el único anuncio que ha formulado Jaldo fue el pago del bono de $ 40.000 y, ante ese escenario, “queremos dejar claro que el regreso de los docentes a la actividad se vuelve imposible de concretar en las condiciones actuales”, comunicó. Ese es uno de los focos de tensión que afrontará el Gobierno. La semana que pasó la filial Tucumán de la Uocra le transmitió al gobernador que es probable que mañana se paralice la emblemática obra de la cárcel de Benjamín Paz. Y que, si no aparecen los fondos nacionales, puede llegar a retirarse toda la maquinaria que se usa. Jaldo prende velas para que la Nación active el financiamiento. La Cámara Argentina de la Construcción había comunicado que hay más de 3.000 obras paralizadas en todo el país. Y advirtió que el futuro de 1.400 empresas y 200.000 empleos está en riesgo. En Tucumán, el temor es el mismo, por lo que está por declararse el estado de emergencia de la actividad.

“No hay plata” es la frase que impuso Milei en estos tiempos de achique del gasto público. Jaldo está dispuesto a aplicar la misma receta y eso se ha observado con el Acuerdo Fiscal Municipal, que han suscripto 16 intendentes del interior provincial. Sólo habrá fondos para pagar sueldos, pero no para el plan de trabajos públicos que contemplaba el viejo Pacto Social. El achique llegó a los institutos de integración pública-privada. Por ejemplo, el Instituto de Desarrollo Productivo achicó su estructura y reformuló la línea de conducción. Economía ha designado al radical Juan Casañas como vicepresidente de esa entidad, y a Maximiliano Martínez Márquez como director ejecutivo, según el decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) firmado recientemente por Jaldo.

Las cosas se complicaron cuando el ministro Abad dictó el decreto de conformación de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc). Ese organismo será presidido en esta oportunidad por un industrial del citrus, Roberto Sánchez Loria, en reemplazo del azucarero Juan José Budeguer. Lo que más llamó la atención es que ese decreto sufrió una demora y fue frenado. ¿La razón? El cambio de un miembro del directorio. Hubo objeciones en el Gobierno respecto de la designación de José Ignacio Lobo Viaña, un ex presidente de la Sociedad Rural. Las casualidades no existen. El actual conductor ruralista y fundador de CREO, Sebastián Murga, fustigó con dureza a Jaldo que, a su vez, es socio de la Rural. Murga deja la presidencia en marzo, pero todo parece indicar que el recelo de la Casa de Gobierno con esa institución continuará a lo largo del año.

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